El caso de la cocaína adulterada en Puerta 8 y la presunción de que lo mismo sucedió en Rosario, deja a las claras que el narcotráfico es despiadado y que no perdona ni distingue a la hora de hacer dinero.
Los Gobierno pasan y no pueden –o no quieren- detener tal flagelo. Hay quienes se enojan con quien informa solo por mencionar que no hay grieta en el negocio de los narcóticos. Kirchneristas, macristas, libertarios… los partidos políticos se relacionan sin solución de continuidad.
Es que en realidad nadie dio la pelea real que debe darse a la hora de terminar con el tráfico de estupefacientes, ni siquiera la DEA que, se supone, se encarga de terminar con este delito a lo ancho y largo de todo el mundo. Pero no, a duras penas lo organiza.
Entonces, si el más grande organismo del mundo creado para terminar con el narcotráfico se encuentra íntimamente relacionado con el negocio, ¿quién va a poder realmente terminar con ello?
Lo antedicho viene a cuento de un proyecto de ley de autoría de Ana Carlina Gaillard –y que fue acompañado con la firma de otros diputados del Frente de Todos- que busca despenalizar el consumo de marihuana.
Es decir, en otras palabras, si se perdió una lucha que no se dio lo mejor es ceder. Ese sería el concepto básico de esta iniciativa que al fin y al cabo terminará beneficiando a los mismos de siempre si llega a ser aprobada.
En el paper se hace hincapié en la utilización medicinal de la droga, el problema es que no así su venta. ¿Cuántos de los consumidores de marihuana utilizan la planta para tal fin?
Otra curiosidad, la parte de la planta utilizada para fines medicinales no posee tetrahidrocannabinol (THC), que resulta ser el cannabinoide encargado de generar el efecto psicoactivo.
Hay quienes aseguran que es necesario que se despenalice el consumo con el propósito de quitarles el negocio a los narcotraficantes siendo el Estado quien regularice su venta y distribución. ¿Cómo explicar que eso solo beneficiará a aquellos políticos que tienen el kiosco?
Los beneficiados en este caso serán los mismos de siempre: los Hugo Moyano, los Sergio Urribarri, los Mario Ishii, los Aníbal Fernández; solo por nombrar a algunos.
Mientras, se incitará al consumo, ello provocará que haya un crecimiento en la utilización de la marihuana y por ende generará problemas socioculturales graves.
Se puede ver lo que pasa, por ejemplo, en Costa Rica, donde la marihuana está despenalizada, creció el consumo, los niveles de violencia también aumentan sostenidamente y, como no puede ser de otra manera, se encuentran en el medio las peleas entre bandas narcos que se disputan el poder de un territorio determinado.
Pero hay algo que llama poderosamente la atención sobre aquel país caribeño, no solo crece el consumo de marihuana, sino también de otras sustancias incluso más dañinas como lo es la cocaína.
Entonces, se podrá observar la calidad de la política argentina, que piensa en despenalizar el uso de la marihuana pero no tiene idea –o si- de lo que realmente está haciendo. Así se llegará a tener un grupo cada vez más amplio de personas que necesitarán ayuda.
Algunos quizá comiencen a consumir para “pasarla bien”, pero la droga no perdona y con el tiempo la adicción va cegando al consumidor, hasta sentir arrepentimiento y vergüenza a cada gramo ingerido.
Quien puede dar fe de ello es el presidente de la Asociación Antidrogas de la Argentina Claudio Izaguirre. Alguna vez le mencionó a quien escribe estas líneas que el adicto es siempre adicto, aunque ya no consuma.
En 1995 el entonces ministro de Economía, Domingo Cavallo, dijo que Argentina podía ser Colombia, y al final, más de dos décadas y media después, se le puede dar la razón.
© Tribuna de Periodistas, todos los derechos reservados
George Söros AGRADECIDO.
VAMOS ANIBAL..!!!!..TE SALVASTE DE PEDO DE LOS LANATAS.....!!! DEUDA PENDIENTTE
¿A qué se refiere Lafinur? Tengo la impresión que la droga más común y más peligrosa porque es muy barata y muy sencilla de conseguir es el alcohol. Hay personas que con la comida se toman casi una botella de vino, o más. Pero eso está socialmente aceptado porque es con la comida, y no. es una barbaridad. Los jóvenes están desarrollando personalidades adictivas en especial por la tecnología. Y cualquier adicción trae consecuencias nocivas. Siempre pensé que la forma de terminar con el narcotráfico lo que deberían inventar es una sustancia, remedio, algo que cure la adicción. Que desenganche a la persona de esa conducta que lo domina. Porque ni siquiera se puede contar con la gente que ha perdido un hijo o hermano por la droga, tienen miedo, o vergüenza. No pueden o no quieren denunciar a los dealers. (en nuestro país hasta la policía los conoce, el nuestro es otro problema) Y he conocido a personas inteligentes, cultas, que no han podido ayudar a sus hijos, y resignados esperando lo peor. Es un drama. En algún momento leí que luego de las guerras del opio alguien dijo que de esa manera iban a dominar al mundo. ¿Tendrán conciencia los que producen pasta de cocaína en Perú, Bolivia, o Colombia, del enorme daño que hacen?