La semana que transcurrió tuvo un ritmo vertiginoso como nunca, con noticias, informaciones constantes, inmediatas, complicadas, difíciles y que se tapaban unas a otras.

Sin embargo, todo quedó atrás y se opacó ante los incendios desesperantes, en la provincia de Corrientes que sacude y moviliza al observar cómo el fuego fue destruyendo campos, plantaciones forestales, bosques nativos, esteros y humedales, animales que quedaban atrapados en el medio de las llamas y todo aquello que encuentra a su paso.

En concreto, se informó desde el gobierno correntino- que el fuego “ya arrasó con más de 785 mil hectáreas, el 9% de la provincia y se estima que las perdidas van a superar los 40 mil millones de pesos y donde nada se puede hacer ante el avance de las llamas y con temperaturas que superan los 40 grados y solo se esperan las lluvias para paliar”.

Frente a esta terrible situación, relucen los cruces mediáticos entre el gobernador correntino -Gustavo Valdez- y el ministro de Medio Ambiente -Juan Cabandié- que después de mucho andar- y volver de su viaje por Barbados y otras recorridos dentro de nuestro país-, sobrevoló las zonas y áreas afectadas de dicha provincia.

Una vez realizada la inspección ocular, -de las zonas afectadas- Cabandié ofreció una conferencia de prensa en la que aseguró: “que los recursos de ayudan estuvieron disponible desde un principio y que se ofrecieron antes de la que provincia los solicitara y por otro lado que el gobierno presentará una denuncia en la justicia Federal para que se investiguen los incendios intencionales”.

Mientras tanto, “las peleas, dimes y diretes continuaban con él me dijo, le dije” hasta el hartazgo de escuchar confrontaciones que no conducen a nada.

Es evidente, que estos señores- Cabandié y Valdez - excedidos en importancia, no son los que están en el escenario de los hechos, no son los que ponen el cuerpo y pelean para combatir el fuego.

Son los bomberos, los brigadistas y demás personas que se involucran, que enfrentan los incendios. Siguen adelante sin cuestionar, sin parar y sin lamentos.

Mientras tanto, los pedidos, voces de auxilio y ayuda continúan, avanzan y cada testimonio sacude, conmueve e indigna frente a los que deben prestar la colaboración y refuerzos para combatir el fuego sin mediar burocracia alguna.

En este caso, la ayuda es prestada por bomberos o cuerpos especiales de otras provincias que se solidarizan, colaborando a la par, combatiendo las llamas que avanzan sin tener piedad

Entonces, ¿hasta cuándo van a seguir las peleas, hipocresías, cinismos, individualismos y excesos de poder?

La respuesta a este interrogante es la misma, coincide y todo sigue igual, nada cambio.

Demuestran que en el medio de circunstancias graves, de emergencias, catástrofes existe un círculo vicioso, dado que salen a relucir las miserias humanas, los egoísmos, los pases de factura, las culpas ajenas que son moneda común.

Es decir, que estos funcionarios y políticos del partido que sean, siguen mirando la vida, y la realidad del pueblo a través de vidrios polarizados, cómodamente desde una oficina dando órdenes y sin involucrarse en nada, con un oportunismo y posibilidad de avanzar a costa de lo que sea.

Ahora, frente a la situación desesperante de Corrientes, en otro contexto, dando una nota de color, de alegría, está el presidente de la Nación que “atajaba penales en la playa” y salían los videos, fotos en las redes sociales.

Alberto Fernández, jugaba al fútbol en la costa bonaerense y era la figura de la cancha, canchero, distendido, con cara de póker, mientras que en Corrientes el fuego avanza y destruye.

Esta actitud, provocó repudió, enojo indignación de todos los espacios políticos y de la sociedad en general, que no puede entender como “este señor que es el presidente, el jefe de estado, en lugar de estar recorriendo la provincia, buscando soluciones, ayuda.

Se muestra en un escenario light, en contraposición con los bomberos y brigadistas que no pueden más del cansancio, el dolor estar haciendo frente al fuego, de la impotencia e injusticia que los traspasa y no se doblegan porque deben seguir ”.

Por eso, en lugar de continuar con la grieta, con los divismos, oportunismos entre el gobierno, la oposición, es esencial que razonen, que entiendan de una vez y para siempre, que no pueden olvidarse de este desastre que vive Corrientes.

Es urgente la necesidad de ayudar para subsanar, reconstruir, levantar a la provincia, a quienes perdieron sus tierras, animales, lugares de trabajo, casas, que sean solidarios, que tengan empatía y cumplan su función para eso fueron elegidos.

Que asuman las responsabilidades que correspondan y que el latiguillo, las transferencias de culpas del gobierno anterior “que no hizo nada”, es infantil, no es serio como argumento y no sirve más.

Debe estar presente y latente la prevención, la manera de solucionar las situaciones y adversidades de estos incendios que se están desparramando los focos a otras provincias y la situación se agrava.

Y en medio está el pueblo correntino que deberá renacer como el ave fénix en el medio de las cenizas.

“Merecer la vida no es callar. Y consentir tantas injusticias repetidas. Eso de durar y transcurrir no nos da derecho a presumir. Porque no es lo mismo que vivir honrar la vida…”. Eladia Blázquez.


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