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PAREIDOLIA: SEGUNDA PARTE

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LA LUNA Y MARTE: ENTRE ASTRÓNOMOS, UFÓLOGOS y FICCIÓN CIENTÍFICA
LA LUNA Y MARTE: ENTRE ASTRÓNOMOS, UFÓLOGOS y FICCIÓN CIENTÍFICA

    Nuestro satélite natural tiene un diámetro de 3.476 kilómetros -aproximadamente una cuarta parte del de la Tierra- y la órbita a una distancia media de 384.403 kilómetros y a una velocidad de aproximadamente 3.700 kilómetros por hora. Desde estas latitudes vemos siempre la misma cara.
    Los observadores de la antigüedad piensan que las regiones más oscuras de la superficie lunar son océanos  (los denominan mare, del latín: mar) y, las más brillantes, continentes. En el  Renacimiento, los primeros telescopios sólo muestran algunos detalles de la Luna  y se mejora la visión a partir de la tecnología del siglo XIX.
    Hay toda una cronología de fantaciencia sobre la presencia de vida humana en la Luna. En 1953, el cartógrafo lunar Hugh Percy Wilkins cree ver en la superficie selenita un puente metálico de fabricación humana. Aunque el lector británico Christopher Allan apunta que el primero en mencionar el puente es el escritor de asuntos científicos John O’Neil. 1
    Donald Keyhoe, en 1955, inventa en “La conspiración de los platillos volantes” que un análisis técnico determina de qué metal está hecho el puente. Mientras que, cuatro años después, Frank Edwards escribe sobre la estructura, en su obra “Más extraño que la ciencia”.
    Keyhoe se enfrenta con el astrónomo Donald Menzel, porque el científico no ve ningún puente. El fantasioso Menzel lo acusa de ser partícipe de una conspiración estatal destinada a ocultar la verdad sobre los ovnis. En 1962,  el libro “Satellites, Rockets and outer Space” [Satélites, cohetes y el espacio exterior], de Willy Ley, desmiente la existencia de la construcción. Al puente se suman, en 1966, unas fotografías en que los ufólogos “ven” unas agujas que pueden ser naves o balizas o “algo extraterrestre”.  Aún dos años después, las agujas dan que hablar. Esta vez, son los rusos quienes se ocupan del tema en la publicación “Tecnología y juventud”.
    En 1976, el astrónomo aficionado George Leonard, en su “Alguien más está en la Luna” explica que los cráteres están cortados por enormes máquinas. Menciona zonas mineras y pistas para vehículos de gran porte. Acusa al gobierno de ocultar información. En su paranoia cree que los extraterrestres planean aterrizar una vez que la humanidad se destruya a sí misma.
    Francis Graham, publica en 1984 “There are not aliens on the Moon” [No hay bases extraterrestres en la Luna], trabajo que critica los disparates de Leonard y los que aparecen en “We discovered alien bases on the Moon [Descubrimos bases extraterrestres en la Luna], de Fred Stockling, “Our Mysterius Spaceship Moon” [Nuestra misteriosa nave espacial Luna] y “Moongate” [La puerta lunar], de William Brian. Este último sostiene que el alunizaje de la Apolo es un engaño del Gobierno. Justamente, parte de la ilusión acaba cuando los astronautas de la misión Apolo 11 presentan nuevas fotografías: el “puente” y las “agujas” no son más que percepciones erradas creadas por las luces y las sombras causadas por la incidencia de la luz solar.
   
¿Y la cara de la Luna de queso de los cuentos de nuestra infancia? Explica el popular astrónomo Carl Sagan que “ a través de un telescopio, las facciones brillantes se revelan como antiguas tierras altas con cráteres que, ahora lo sabemos (por la datación radioactiva de muestras proporcionadas por los astronautas del Apolo), datan de casi 4500 millones de años. Las facciones oscuras son flujos algo más recientes de lava basáltica llamados maria (singular, mare, ambas de la palabra latina que significa mar, aunque según sabemos la Luna está seca como un hueso). Los maria brotaron en los primeros cientos de millones de años de historia lunar, inducida en parte por el impacto de alta velocidad de enormes asteroides y cometas. El ojo derecho es el ‘Mare Imbrium’, el bistec inclinado sobre el ojo izquierdo es la combinación del ‘Mare Serenitatis’ y el ‘Mare Tranquilitatis’ (donde aterrizó el Apolo 11) y la boca abierta descentrada es el ‘Mare Humorum’. (La visión humana ordinaria no puede distinguir los cráteres sin ayuda). El Hombre de la Luna [la cara de nuestra infancia] es en realidad un registro de antiguas catástrofes, la mayoría de las cuales ocurrieron antes de la existencia de los humanos, de los mamíferos, de los vertebrados, de los organismos multicelulares y, probablemente, incluso antes de que surgiera la vida en la Tierra. Es una presunción característica de nuestra especie darle una cara humana a la violencia cósmica aleatoria”. 2
   
Hoy, la ilusión continúa con la afirmación pseudocientífica que afirma que el  hombre no llegó a la Luna. Según un interesante sitio web “Una encuesta supuestamente demuestra que el 20% de la población norteamericana no cree que en realidad las misiones Apolo hayan llegado a la Luna, sino más bien que se trata de una elaborada mentira similar a la que se retrata en la película ‘Capricornio 1’". 3
   
De cualquier manera, el planeta preferido por los “especialistas” en ovnis es, sin lugar a dudas, Marte, que después de Venus, es el objeto que más brilla en el cielo nocturno.
    Si bien el astrónomo italiano Giovanni Schiaparelli es el primero en mencionar los canales (canali) del planeta, es el estadounidense Percival Lovell, quien los lleva a la fama. Este astrónomo no puede considerarse un falsario, pues estudia con ahínco y durante varios años la superficie del planeta. Presenta sus puntos de vista y teorías en tres libros: “Mars” (1895), “Mars and Its Canals” (1906) y “Mars As the Above of Life” (1908). Cree que está habitado por una raza muy antigua y sabia.
    Opina Sagan sobre los canales de Marte: “Observados por primera vez en 1877, al parecer fueron confirmados por una sucesión de astrónomos profesionales que miraban a través de grandes telescopios en todo el mundo. Se decía que existía una red de líneas rectas únicas y dobles que se entrecruzaban en la superficie de Marte con una regularidad geométrica tan misteriosa que sólo podía tener origen inteligente. Se sacaron conclusiones evocadoras sobre un planeta abrasado y moribundo poblado por una civilización técnica antigua y sabia dedicada a la conservación de los recursos de agua. Se plasmaron en mapas y se bautizaron cientos de canales. Pero, extrañamente, se evitaba mostrarlos en fotografías (...) Algunos astrónomos veían los canales. Otros muchos no (...) quizá  todo el asunto fuera una suerte de ilusión perceptiva.  4
    Asimismo, la idea de los canales marcianos tuvo una aceptación popular, “parte de su atractivo venía de que el siglo diecinueve fue una época de maravillas de la ingeniería, incluyendo la construcción de enormes canales: el canal de Suez, acabado en 1869; el canal de Corinto, en 1893; el canal de Panamá, 1914; y más cercanas a nosotros, las esclusas del Gran Lago, los canales para barcazas del norte del Estado de Nueva York y los canales de riego del Sureste de los Estados Unidos. Si los americanos y los europeos podían realizar tales hazañas, ¿por qué no los marcianos? ¿No podía llevar a cabo esfuerzos superiores una especie más antigua y más sabia, capaz de enfrentarse valientemente con la desecación cada vez mayor del planeta rojo?”. 5
   
Prestemos atención a las dos imágenes de Marte que siguen. La de la izquierda es la que observa Lowell con su elemental equipo tecnológico y al lado, una de 2004: (FIG. 1)

 

    En 1912, cuatro años después de que Lowell publica sus teorías sobre la vida en Marte, Edgar Rice Burroughs inicia una serie de novelas de ficción científica sobre los habitantes del planeta.
    Este prolífico escritor llega al estrellato por su máxima creación: Tarzán. En 1914, publica “Tarzán de los monos”, a la que siguen unos cuantos libros del mismo corte.
    El gran actor Orson Welles, en 1938,  toma la obra de ficción científica del escritor H. G. Wells “La guerra de los mundos”, escrita en 1897 y la recrea para la radio. Logra que millones de estadounidenses tomen en serio el texto y se aterroricen ante la invasión marciana.
    La Mariner 4 es la primera nave en llegar al planeta rojizo, en 1965. Lo sobrevuela a unos 10 mil kilómetros y transmite una veintena de fotografías de su suelo. Le siguieron otras naves, todas sin tripulación, con éxitos y fracasos.
El terreno ufológico tuvo su fermento con las Viking 1 y 2, en 1976. Ambas, enviaron unas 300 mil fotografías que exhiben diversos accidentes geológicos. Además, cumplen diversas misiones que permiten conocer mejor al planeta rojo. Las fotos se almacenan, sin gran novedad, en forma digital en el “National Space Science Data Center”, Greenbelt, Maryland, Estados Unidos de América.
    El 25 de octubre de 1977, un título del National Inquirer  convulsiona el mundo ufológico: “¿La  NASA [Administración Nacional de Aeronáutica y del Espacio] fotografió ruinas de una antigua ciudad de Marte?”. Dice el científico matemático Martin Gardner: “Una foto de una región cercana al polo sur de Marte muestra una serie de formaciones cuadradas llamada ‘Ciudad Inca’ porque tiene una cierta semejanza con un pueblo indio en ruinas. En 1977, el ingeniero electrónico Vincent Di Pietro dio casualmente con una fotografía tomada por el satélite Viking, que estuvo en órbita marciana en 1976. Al principio pensó que se trataba de un truco. La fotografía mostraba una cara de piedra de aspecto notablemente humano de alrededor de una milla de ancho. La NASA había autorizado la publicación de la foto poco después de que fuese tomada en 1976 y los científicos planetarios insistían en que era una formación natural. Di Pietro creía que no lo era. El experto en computadoras Gregory Molenaar usó ampliación de imágenes para explorar los detalles de la cara y en 1982 Di Pietro y Molenaar publicaron un libro de 77 páginas, Unusual Martian Surface Features (Características inusuales de la superficie marciana), en el que daban cuenta de sus resultados (...) Los autores aceptan que la cara podría haber sido producida por erosión, pero sospechan otra cosa. Afirman que la ampliación por computadora muestra un globo ocular en cavidad del ojo derecho de la cara, con una pupila cerca del centro y algo que parece una lágrima bajo el ojo.  «Si este objeto es una formación natural», escriben, «cantidad de detalles hace de la Naturaleza misma un ser muy inteligente». Al oeste de la cara de piedra, a la sombra de una formación piramidal, hay un patrón reticular que recuerda a una ciudad perdida con una avenida que lleva hacia la cara (...) Los escépticos han puntualizado que la llamada pirámide es mucho más imperfecta que montones de pirámides que se encuentran en Arizona y de las que se sabe que son formaciones naturales”. 6
    La foto del escándalo está catalogada como 35A72 y lleva como título: “Cabeza”. 7
   
El organismo oficial jamás oculta la foto y la da a conocer con este rótulo:
“NATIONAL AERONAUTICS AND SPACE ADMINISTRATION, VIKING NEWS CENTER, PASADENA, CALIFORNIA, (213) 354-6000
    Viking 1-61, P-17384 (35A72), July 31, 1976
    PHOTO CAPTION”  8

    Comenta Luis Noguez Ruiz que “la fotografía original de la ‘cara en Marte’ [ver imagen] está llena de puntos negros [que] corresponden a áreas que se perdieron durante la transmisión. [las] pérdidas de transmisión son un problema común en las comunicaciones espaciales. Si vemos con detenimiento las fotografías encontraremos que uno de esos puntos negros cae justo en donde esperaríamos encontrar uno de los orificios nasales. Esto hace que la foto se parezca más a una cara. Esto no les importó a Di Pietro ni a Molenaar y concluyeron que ese punto en realidad era la fosa nasal. Además dijeron que en el ojo derecho se podía ver una pupila y debajo de él una lágrima. Incluso afirmaron que cerca de la ‘cara’ se encontraban ciertas figuras piramidales que demostraban la tecnología marciana”. 9   (FIG. 2)

    El 20 de noviembre de 1984, la publicación sensacionalista Weeky World News enuncia: “Sorprendente declaración de científicos soviéticos: se encuentran templos en ruinas en Marte. La sonda espacial descubre restos de una civilización de 50.000 años de antigüedad”. La acreditación de la fuente es anónima y la nave espacial que habría avistado las “ruinas” no existe.
    Otra portada de la publicación: (FIG.3)

    A pesar de que desde un primer momento un “oficial del proyecto [desestima] la figura por considerarla un efecto de luces y sombras provocó la acusación posterior de que la NASA estaba encubriendo el descubrimiento del milenio. Unos cuantos ingenieros, especialistas informáticos y otros —algunos de ellos contratados por la NASA— trabajaron en su tiempo libre para mejorar digitalmente la imagen. Quizá esperaban revelaciones asombrosas (...) Algunos de ellos se mostraron bastante precavidos y merecen un elogio por haber avanzado en el tema. Otros se sentían menos limitados y no sólo dedujeron que «la Cara» era una escultura genuina monumental de un ser humano, sino que afirmaron haber encontrado una ciudad cercana con templos y fortificaciones.  A partir de argumentos falsos, un escritor anunció que los  monumentos tenían una orientación astronómica particular —aunque no ahora, sino hace medio millón de años— de la que se derivaba que las maravillas de Cidonia (el nombre antiguo de Candia, capital de la isla de Creta) [o Cydonia Mensae] fueron erigidas en aquella época remota. Pero, entonces, ¿cómo podían haber sido humanos los constructores? Hace medio millón de años, nuestros antepasados se afanaban por dominar las herramientas de piedra y el fuego. No tenían naves espaciales”. 10
    Gardner fustiga a los mismos científicos que lucran con el engaño: “El doctor Emil Gaverluck, de East Flat Rock, N.C., está dando conferencias por todo el país sobre la cara marciana. Un reportaje aparecido el 16 de febrero de 1985 en el periódico de Hendersonville, N.C., cuenta que el doctor Gaverluk habló en la First Baptist Church [Primera Iglesia Baptista] de «el significado de la cara gigantesca y de las pirámides y del láser de tremendo poder que han sido descubiertos en Marte». ¿Por qué están esas cosas en arte? Todo está explicado en la Biblia, le dijo el doctor Gaverluk al columnista del periódico que escribió acerca de él. A este doctor se lo presentaba corno a un experto en la ciencia de las comunicaciones y poseedor de un doctorado en tecnología educativa, quiera decir esto lo que quiera decir. Sus conferencias sobre ciencia y fe están patrocinadas por el School Assembly Service, de Chicago. El doctor Gaverluk ilustra sus charlas con dibujos hechos a tiza. Es miembro de la American Association for the Advancement of Science [Asociación Americana para el Progreso de la Ciencia] y de la Creation Research Society [Sociedad para la Investigación de la Creación]”. 11
   
Los trabajos de Di Pietro y Molenaar no son tomados en serio por la mayoría de la comunidad científica. En tanto que “Richard Hoagland (...) comenzó a investigar las imágenes y descubrió la presencia de un conjunto de objetos poliédricos, que más adelante se bautizó como ‘La Ciudad’.  (FIG. 4)

    Están ubicados en un orden rectilíneo y uno de los ejes importantes se dirige directamente hacia la cara. El eje de la simetría de la cara es perpendicular al eje principal de la ciudad. Hoagland mostró más adelante que un conjunto cuadrado de objetos en el centro de la ciudad, llamado el "recuadro de la ciudad", marca el punto medio exacto sobre el eje principal de la ciudad y podría haber servido como una excelente y ventajosa posición para la observación de la cara (...) En 1983, (...) organizó y condujo lo que se llamó ‘investigación independiente de Marte’ un esfuerzo cooperativo de especialistas para procesar las imágenes y estudiar estos objetos en mayor detalle por medio de métodos de geología, arquitectura y antropología. De esta investigación comenzó a emerger más información referente a la geometría y las alineaciones. DiPietro y Molenaar habían observado previamente la presencia de una pirámide masiva de casi 3 kilómetros de longitud y 1 kilómetro de altura al sur de la ciudad y de la cara (...) Hoagland, trabajando con una imagen de mayor calidad procesada por Stanford Research Institute, Inc., observó que el objeto era una pirámide bilateral simétrica de cinco lados, cuyo eje de simetría estaba dirigido directamente a la cara (...) también observó que un borde de la pirámide estaba alineado con el recuadro de la ciudad y que otro borde de la pirámide se alineaba con una colina de forma inusualmente redondeada ubicada al este de la ciudad, a la misma latitud que el recuadro, al que se bautizó ‘Tholus’. Hoagland bautizó la pirámide grande como ‘pirámide de D&M’, en honor al trabajo anterior de DiPietro y de Molenaar. (FIG. 5)

    El frente de la pirámide de D&M (el más cercano a la cara) está formado por dos ángulos congruentes, con dos ángulos congruentes mayores a los lados. Un quinto ángulo forma la sección posterior. La pirámide exhibe un levantamiento abovedado a su derecha y del mismo lado se observa lo que parece ser un cráter de impacto inusualmente profundo. La regularidad geométrica de la pirámide de D&M, junto con su alineación con otras formas enigmáticas del terreno, ha llevado a especular que el objeto podría ser de origen artificial (DiPietro y Molenaar, Hoagland, Pozos). Otros descartan esta especulación, apoyándose en la escasa probabilidad de que la vida se haya desarrollado en Marte más allá de la etapa microbiana y la poca probabilidad de que se haya dado una colonización de Marte por una civilización llegada de otra parte.” 12
    Sagan habla de la existencia de pirámides ...pero en la Antártida: “Marte es mucho más clemente que Venus, aunque las sondas de aterrizaje Viking no
proporcionaron ninguna prueba convincente de vida. Su terreno es extremadamente heterogéneo y variado. Con más de cien mil fotografías disponibles, no es sorprendente que a lo largo de los años se hayan observado fenómenos inusuales en Marte. Por ejemplo, hay una alegre «cara feliz» dentro de un cráter de impacto de Marte que tiene ocho kilómetros de lado a lado, con una serie de marcas radiales por fuera que hacen que parezca la representación convencional de un Sol sonriente. Pero nadie afirma que eso haya sido construido por una civilización avanzada (y excesivamente ingeniosa) de Marte, quizá para atraer nuestra atención. Reconocemos que cuando objetos de todos los tamaños caen del cielo, la superficie rebota, se desploma y vuelve a configurarse después de cada impacto, y cuando el agua antigua, los torrentes de barro y la arena moderna transportada por el viento esculpen la superficie, deben de generarse una gran variedad de paisajes. Si analizamos cien mil fotografías, no es raro que en ocasiones encontremos algo parecido a una cara. Considerando que tenemos el cerebro programado para eso desde la infancia, sería sorprendente que no encontráramos una de vez en cuando. En Marte hay algunas montañas pequeñas que parecen pirámides. En la alta meseta del Elisio hay un grupo de ellas —la más grande mide varios kilómetros en la base— todas orientadas en la misma dirección. Esas pirámides del desierto tienen algo fantasmagórico y me recuerdan de tal modo la meseta de Gizeh en Egipto que me encantaría examinarlas más de cerca. Sin embargo, ¿es razonable deducir la existencia de faraones marcianos? En la Tierra también se conocen características similares en miniatura, especialmente en la Antártida. Algunas llegan hasta la rodilla. Si no supiésemos nada más acerca de ellas, ¿sería razonable concluir que han sido fabricadas por egipcios enanos que vivían en las tierras yermas antárticas? (La hipótesis podría adaptarse vagamente a las observaciones, pero la mayoría de lo que sabemos sobre el entorno polar y la fisiología de los humanos habla en contra de ello.) En realidad, son generadas por erosión del viento: la salpicadura de partículas finas recogidas por vientos fuertes que soplan principalmente en la misma dirección y, a lo largo de los años, esculpen lo que anteriormente eran montecillos irregulares como pirámides perfectamente simétricas. Se llaman dreikanters, una palabra alemana que significa tres lados. Es el orden generado a partir del caos por procesos naturales, algo que vemos una y otra vez en todo el universo (en galaxias espirales en rotación, por ejemplo). Cada vez que ocurre, sentimos la tentación de deducir la intervención directa de un Hacedor. En Marte hay pruebas de vientos mucho más intensos que los que ha habido nunca en la Tierra, con velocidades que llegan a la mitad de la velocidad del sonido. Son comunes en todo el planeta las tormentas de polvo que arrastran finos granos de arena. Un golpeteo constante de partículas que se mueven mucho más de prisa que en los vendavales más feroces de la Tierra, a lo largo de las eras de tiempo geológico, debe de ejercer cambios profundos en las caras de las rocas y formas orográficas. No sería demasiado sorprendente que algunas figuras —incluso las más grandes— hubieran sido esculpidas por procesos eólicos en las formas piramidales que vemos”. 13   (FIG. 6)

    Cráter Galle, al este de Argyre Planitia fotografiada por primera por la Viking 1. 14
   
La misión de la nave Mars Observer fracasa en agosto de 1993. No consigue amartizar. Algunos acusaron a la NASA de promover un boicot para no investigar la “cara” y publicar nuevas imágenes.
    Poco después, el Weekly World News publica una “cara” que dicen es tomada por la Mars
Observer . Expresan que un “importante científico espacial” sostiene que los marcianos coparon la Tierra hace 200 mil años. Agregan que la información oficial se oculta para evitar el “pánico mundial”. De más está decir que la foto es falsa, al igual que las informaciones. Esta publicación continúa con sus fantasías. Tan es así, que mencionan la existencia de un satélite secreto de la NASA y artículos similares.
    En 2001, la NASA revela que la “cara de Marte”  es una meseta: “Cuando el Observador Global de Marte, Mars Global Surveyor (MGS) llegó al Planeta Rojo en septiembre de 1997, dieciocho largos años después que terminaran las misiones de los Vikingos. ‘Creímos que esto era importante para los contribuyentes’, explica Jim Garvin, Científico Jefe del Programa de Exploración de Marte de la NASA. ‘Tomamos fotografías de la Cara tan pronto como encontramos las condiciones apropiadas para ello’. De esta manera, en abril 5 de 1998, cuando el Observador voló sobre Cidonia por primera vez, Michael Malin y su grupo de la Cámara Orbital de Marte (Mars Orbiter Camera, MOC en inglés) tomaron una fotografía diez veces más clara que las tomadas por Vikingo. Miles de ansiosos exploradores de la Red Internet esperaban noticias cuando la primera imagen apareció en la Página del Laboratorio de Propulsión a Chorro, JPL,  revelando que.... la Cara sólo era una formación natural. Después de todo, no existía ningún monumento extraterrestre. 

    Arriba  (FIG. 7): En secuencia: Fotografía de Vikingo 1 de 1976, una imagen del Observador Global de Marte (MGS) de 1998 y la última imagen del Observador de 2001.
    Como era de esperarse, no todos quedaron satisfechos. La ‘Cara en Marte’ está localizada a los 41 grados de latitud norte marciana, donde era invierno en abril de 1998, una época nublada del año en el planeta rojo. La cámara a bordo del MGS tenía que observar a través de ténues nubes para ver la ‘Cara’. Quizás, dijeron los escépticos, las señales de extraterrestres estaban ocultas por la neblina.  Los controladores de la misión se prepararon para echar otra mirada... ‘Cidonia no es un blanco fácil’, dice Garvin. ‘Al contrario, es trabajo duro’. El Observador Global de Marte es una nave para cartografía que normalmente se enfoca en línea recta hacia el objeto y examina el planeta como una máquina de facsímil, en tiras delgadas de 2.5 km de ancho. ‘No sobrevolamos la Cara muy a menudo’, hace notar. Sin embargo, el 8 de abril de 2001 -- un día despejado de verano en Cidonia -- el Observador Global de Marte se acercó lo suficiente para echar una segunda mirada. ’Debimos girar la nave 25 grados para centrar el área en el campo de visión de la cámara’ dice Garvin. ‘El grupo de Malin capturó una fotografía extraordinaria utilizando la máxima resolución de la cámara’. Cada píxel en la imagen del año 2001 cubría 1.56 metros, en comparación con 43 metros por píxel en la mejor de las fotos tomadas por Vikingo.  ‘Por regla general, los objetos se pueden distinguir cuando la imagen digital es 3 veces el tamaño del píxel’, agregó.’Por consiguiente, si hubiera objetos en la fotografía tales como aviones sobre el terreno o pirámides semejante a las Egipcias, o aún casas pequeñas, ¡podríamos reconocerlas fácilmente!’. Lo que en realidad la fotografía muestra es el equivalente marciano de una colina o meseta -- formaciones comunes en el Oeste Americano. ‘Esto me recuerda una gran parte de Middle Butte en la cuenca del Río Serpiente en Idaho’, dice Garvin. ‘Aquello es un cono de lava que tiene la forma de una meseta aislada y más o menos de la misma altura que la Cara en Marte’. Cidonia está llena de mesetas semejantes a la ‘Cara’, pero las otras no se asemejan a una cara humana y han despertado muy poco interés popular. Garvin y otros miembros del grupo científico del MGS han estudiado cuidadosamente estas mesetas utilizando un altímetro láser llamado MOLA a bordo del Observador Global de Marte. MOLA puede medir la altura de objetos con una precisión vertical de 20 a 30 cm (su definición horizontal es de 150 m). ‘Tomamos cientos de medidas de altura de las formaciones semejantes a mesetas alrededor de Cidonia’, dice Garvin, ‘incluyendo la Cara. La altura de la Cara, su volumen e índice de forma -- en general todas sus dimensiones -- son similares a las de otras mesetas. No es diferente de las otras en ningún aspecto." La información obtenida por el sistema de altimetría láser es tal vez más convincente que las fotografías tomadas desde el Observador para comprobar que la ‘Cara’ es una formación natural. Mapas tridimensionales de elevación revelan los contornos de la formación desde cualquier ángulo, sin alteraciones a causa de luces y sombras. ¡En estos mapas no existen ojos, ni nariz, ni boca!’ 15   (FIG. 8)

    Abajo, vistas 3D de color artificial de la Cara con una distorsión vertical de aproximadamente 10:1.  16  (FIG. 9)

    Una mejor imagen es tomada el 22 de julio de 2006 por la Mars Express. (FIG. 10)

 

    En el juego de imágenes se  superpone la primigenia fotografía de 1976, con la tridimensional. 17
    Sintetiza Sagan : “En gran parte, la idea de que Marte albergaba vida, así como la prevalencia de los «marcianos» en la ficción popular, deriva de los canales. Yo (...) me empapé de pequeño de esta literatura, y cuando me encontré como experimentador en la misión del Mariner 9 a Marte —la primera nave espacial en órbita alrededor del planeta rojo— estaba muy interesado en ver, naturalmente, cuáles eran las circunstancias reales. Con el Mariner 9 y el Viking pudimos trazar el mapa del planeta de polo a polo, detectando características cientos de veces más pequeñas que las que mejor se podían ver desde la Tierra. No encontré ni rastro, aunque no me sorprendió, de los canales. Había unas cuantas características más o menos lineales que se habían discernido con el telescopio; por ejemplo, una falla de cinco mil kilómetros de largo que habría sido difícil no ver. Pero los cientos de canales «clásicos» que llevaban agua desde los casquetes polares a través de los desiertos áridos hasta las ciudades ecuatoriales abrasadas simplemente no existían. Eran una ilusión, una disfunción de la combinación humana mano-ojo-cerebro en el límite de resolución cuando miramos a través de una atmósfera inestable y turbulenta. Toda una sucesión de científicos profesionales —incluyendo astrónomos famosos que hicieron otros descubrimientos ahora confirmados y celebrados con justicia— pueden cometer errores graves, incluso persistentes, en el reconocimiento de formas. Especialmente, cuando las implicaciones de lo que creemos que estamos viendo parecen ser profundas, quizá no ejerzamos una autodisciplina y autocrítica adecuadas. El mito de los canales marcianos constituye una importante lección histórica”. 18

Néstor Genta


CITAS BIBLIOGRÁFICAS Y RECONOCIMIENTO DE AUTORES

1. Gardner Martin. La Nueva Era. Alianza Editorial. Madrid. 1990. p.110.

2. Sagan Carl. El mundo y sus demonios. La ciencia como una luz en la oscuridad. Editorial Planeta. Buenos Aires. 1997. p.63.

3. http://axxon.com.ar/axxon.htm. El hombre en la Luna: ¿Una mentira?

4. Sagan Carl. Op. Cit. p.63.

5. Sagan Carl.Cosmos.Editorial Planeta.España. 4ta. edic. 1982. p.109.

6. Gardner Martin. Op.Cit. p. 106.

7. http://www.pagina12.com.ar/diario/suplementos/futuro/index-2006-10-05.html Mariano Ribas. Caras y caretas. Sábado 30 de Septiembre de 2006.

8. http://www.anomalia.org/perspectivas/index.html  Ruiz Noguez Luis La Cara en Marte y otras

Ilusiones de Óptica.

9. Ibid.

10. Sagan Carl. El mundo y sus demonios. La ciencia como una luz en la oscuridad.  Editorial Planeta. Buenos Aires. 1997. p.72.

11. Gardner Martin. Op.Cit. p. 108.

12. http://axxon.com.ar/axxon.htm Cydonia: La Ciudad de Marte.

13. Sagan Carl. Op.Cit. p. 63.

14. http://elsofista.blogspot.com/

15. http://ciencia.nasa.gov/default.htm Desenmascarando la cara en Marte

16. Ibid.

17. http://www.pagina12.com.ar/diario/suplementos/futuro/index-2006-10-05.html.Mariano Ribas. Op.Cit.

18. Sagan Carl. Op.Cit. pp. 67/8.

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