La presente publicación tiene por objeto replicar o responder a lo que refiere o se puede llegar a inferir de la nota publicada en este medio, el día 17 de febrero de 2022, titulada “El enorme universo offshore detrás del presunto testaferro de Aníbal Fernández” realizada por el periodista Andrés Ballesteros.

Mi nombre es Vanina Natalia Lamandia y soy abogada recibida en el año 2000 y matriculada para el ejercicio de la profesión desde en el año 2001. La relación laboral con el señor Aníbal Fernández cesó en el año 2006. Desde ese momento al presente, mas de 16 años, no tuve contacto ni con el ni con su entorno y continué desarrollando mi profesión en forma independiente. Con lo señalado resulta evidente que no soy de su círculo de confianza como refiere la nota.

No tengo propiedades, salvo el cincuenta por ciento de la casa en la que vivo con mi familia y un auto Peugeot modelo 2015. No participo, ni tuve, ni tengo sociedades de ningún tipo en ningún lugar.

La mención de mi nombre, con una descripción cronología de mi desarrollo laboral, enlazada en la descripción de hechos que desconozco y que son totalmente ajenos a mi vida y que además no tienen relación con el título de la nota, puede dar lugar a inferencias que nada tienen que ver conmigo y pueden afectar mi buen nombre y honor, y causar un perjuicio indirecto a mis hijas menores.