Esta semana Starlink, la empresa de Elon Musk que ofrece servicios de conectividad satelital a nivel global, fue noticia por haberse registrado legalmente en Argentina como sociedad bajo la denominación Starlink Argentina S.R.L. Una noticia que despertó la ilusión de algunos.
Claro que esta ilusión duró hasta que se enteraron de los precios del servicio. Si bien todavía no se oficializó el costo que tendrá en Argentina, siendo que se trata de una red global, sirven de referencia los valores que tiene en otros mercados. Allí, el costo es de US$ 99 mensuales por un servicio que ofrece velocidades que oscilan entre los 100 y 200 Mbps. A esto se suma un costo inicial de US$ 499 por el equipamiento necesario en el domicilio del cliente. También hay disponible un servicio premium, cuyas velocidades van de los 150 a los 500 Mbps, mientras que el costo inicial es de US$ 2.500.
Si bien los costos de Starlink son competitivos frente a otras alternativas satelitales (que en general suelen ofrecer menores anchos de banda), resulta lógico pensar que no será un competidor de peso de las alternativas terrestres (sean cableadas o inalámbricas), especialmente en áreas urbanas. A modo de referencia, en CABA un acceso de fibra óptica de 150 Mbps tiene un costo de US$ 12 (utilizando la cotización del dólar solidario, que actualmente tiene una diferencia de alrededor del 5% con el blue). Un dato que, adicionalmente, demuestra que Argentina no tiene un problema de costos en el acceso a Internet sino de ingresos de la población.
En otras palabras, a pesar de la mejora en precios y prestaciones que ofrece Starlink frente a otras alternativas satelitales, sigue siendo una tecnología para quienes viven en áreas rurales o semi rurales, con nula o mala conectividad. Más allá de resultar interesante para usuarios residenciales de buenos ingresos, sin dudas serán atractivos para empresas operando en esas áreas, como por ejemplo explotaciones agropecuarias, así como de sus proveedores con operaciones en la zona.
En definitiva, la llegada de Starlink no cambiará significativamente la situación de quienes disponen únicamente de accesos de baja capacidad en sus zonas (sean cableados o inalámbricos), pero sí puede ser relevante para empresas y otras organizaciones operando en áreas de mala o nula cobertura. Un complemento que es bienvenido y que puede ser importante para mejorar la productividad y competitividad. Pero no una revolución en el mercado.
Una de las alternativas, orbith, sale el doble.
La misión de StarLink no es competir con otras empresas, es llegar a donde el internet no llegaba.
La demanda de las empresas, para las que el costo es totalmente accesible, en gran parte del país donde no hay posibilidad de tener un servicio de internet de calidad, es inmensa. Internet es un servicio imprescindible. Se va a vender como pan caliente.
Este rico lo único que va a traer a la Argentina es mayor explotación a los trabajadores, que es lo único que sabe hacer.- No sean boludos.-