La Coordinación Presupuestaria y Planificación del Desarrollo presentó un informe dónde se evaluó el impacto de la Tarjeta Alimentar sobre los ingresos de los beneficiarios. Según el documento, "los resultados del estudio permiten inferir que el programa que perciben 2,4 millones de titulares y alcanza a 4,1 millones de personas contribuyó a que a que cerca de 156 mil personas dejen de estar en situación de pobreza y que alrededor de 181 mil salgan de la indigencia".
Cobertura en cifras
Según los datos publicados, el monto de la tarjeta alimentaria cubre el 83% de la canasta básica alimentaria (CBA) de un adulto en el Gran Buenos Aires y representa una mayor cobertura de las canastas correspondientes a las regiones del Noroeste, Cuyo y Noreste argentino, donde cubre el 94%, 93% y 92%, precisamente las más afectadas en términos de pobreza y desigualdad. Además, en todas las regiones se logra superar ampliamente la cobertura de la CBA de los niños de hasta 6 años (entre 124% y 148%).
Uno de los resultados del programa, en base a cifras oficiales, es la reducción de los niveles de pobreza e indigencia. El índice de pobreza se redujo de 38,3% a 37,95%, un total de 156.184 personas han salido de esta situación. Por otra parte, el porcentaje de indigencia disminuyó de 8,7% al 8,3%, unas 181.483 personas han dejado de ser indigentes. Este estudio utilizó como fuente de información la base de microdatos de la Encuesta Permanente de Hogares (EPH) del INDEC correspondiente al cuarto trimestre de 2019.
Por otro lado, el informe indicó que la distribución de la prestación tiene un “fuerte sesgo progresivo”, ya que 75% del monto transferido a través de la Tarjeta Alimentar se concentra en el 60% más pobre de la población que lo recibe. Cabe destacar que si bien el importe percibido es acumulativo, los titulares deben realizar al menos un consumo en el mes.
El texto detalló, además, la condición laboral de los beneficiarios. Los hogares alcanzados por la prestación presentaron altos niveles de informalidad y precarización laboral. Por otra parte, se observaron niveles de desempleo oculto en la inactividad de personas que se dedican a tareas de cuidado, con predominio de las mujeres. Asimismo, el desempleo tiene una incidencia mayor en las personas más jóvenes y de género femenino.
¿Qué es la Tarjeta Alimentar?
Es una prestación que consiste en la entrega de tarjetas alimentarias para la compra de, -prácticamente- todas las categorías de productos alimenticios, a excepción de las bebidas alcohólicas. Su implementación está a cargo del Ministerio de Desarrollo Social de la Nación, en el marco del Plan Argentina contra el Hambre. La tarjeta sirve para ser usada en cualquier tipo de almacén, comercio o supermercado que cuente con un posnet.
El programa está destinado a personas que perciban la Asignación Universal por Hijo (AUH) con hijas e hijos de hasta 14 años inclusive; embarazadas a partir de los tres meses que cobren la Asignación Universal por Embarazo (AUE); hogares dónde haya personas con discapacidad que sean beneficiarios de la AUH, sin límite de edad; y madres con siete hijos o más que perciben Pensiones No Contributivas.
Los montos que se percibirán en la tarjeta, a partir de mayo, serán de $9.000 para padres con un hijo de 0 a 14 años inclusive; mujeres embarazadas (a partir del tercer mes) y familias con una persona con discapacidad a su cargo, sin límite de edad. Por su parte, las personas con dos hijos que cumplan con los criterios de focalización (A y/o C) de la Categoría 1, y mujeres embarazadas (a partir del tercer mes) con un hijo que alcancen un criterio de focalización (A o C) de la Categoría 1 recibirán $13.500. Las clasificaciones restantes correspondientes a padres con tres hijos que cubran con los criterios de focalización (A y/o C) de la Categoría 1, y mujeres embarazadas (a partir del tercer mes) con al menos dos hijos que obedezcan los parámetros de focalización (A y/o C) de la Categoría 1 dispondrán de $18.000.
Una joyita la publinota. Que haya una Coordinadora presupuestaria de la planificación del desarrollo, nos informa que el desarrollo se planifica y se crea con presupuesto y coordinación. El contenido no deja lugar a dudas del nivel de este delirio. La planificación del desarrollo consiste en repartir una limosna, y en un gobierno cuya única justificación moral es repartir esa limosna. Por lo demás, es muy fácil poner en evidencia que el impacto real de todo esto es muy negativo, para la gente y para el desarrollo. Un patrimonio cultural de los argentinos solía ser la calificación de hijodeputa. La aplicación y el uso confirmaba una profunda comprensión del hecho. Un individuo consentido aprende a manipular la culpa y la debilidad y se vuelve inmoral negligente y auto indulgente. La causa obvia de esa mala crianza es la culpa materna por su falta de cuidado y el desprestigio de su profesión lo que la lleva a sobreactuar una entrega incondicional. Acá está psando lo mismo a nivel ideología. Tenemos una secta de hdp dominada por otros tantos perfectos hdp que ahora se la dan de filántropos desde lo alto del poder que okuparon cagando gente y algún que otro país.
Los resultados son evidentes. Están privilegiando la pobreza. El pobre, el desvalido el incapaz el incompetente, es el privilegiado, objeto de todos los desvelos del Estado. Para mantener un 70% de la población en esa condición, es necesario expoliar al otro 30%, quitarle sus ganancias, quitarle su capacidad de ahorro, quitarle la posibilidad de transmitir sus bienes como herencia o lo que es lo mismo quitarles el derecho de propiedad a los herederos, en un porcentaje confiscatorio. De modo que estos genios de las seudo ciencias sociales, son muy hábiles para hablar de abstracciones como si fueran reales, pero cuando les toca simplemente observar la situación miran para otro lado. Y la situación evidente son las opciones que se presentan a cualquier joven del género que sea. En una opción, si estudia y aprende algo, mejor que se vaya del país. Porque si se queda, el destino que le espera es mantener a quienes ni se esfuerzan ni trabajan. El que trabaja tendrá que pagar impuestos hasta sobre su salario; con lo que le quede, si le queda, tendrá que alquilar o comprar su vivienda y pagar más impuestos por tener una vivienda propia. Su propio esfuerzo y responsabilidad lo llevará a no tener hijos que no pueda mantener dignamente pero no tendrá ninguna ayuda para criar a los pocos que tenga. Al momento de dejarles algo del magro resultado, el estado lo castigará quitando a sus herederos un tercio de lo que reciban, en una evidente doble imposición totalmente confiscatoria. Veamos ahora la segunda opción. Si se dedica a la vagancia y a sus variantes más rentables que son el narcotráfico y la militancia rentada, el éxito social y económico está asegurado. En el peor de los casos será pobre, eterno acreedor del Estado, ocupará un terreno ajeno o le darán una vivienda, pero eso no impedirá que tenga una familia numerosa a su servicio y como excusa para que el Estado lo mantenga. En el mejor de los casos, obviamente para el implicado y no para la sociedad, el tipo tendrá infinitas posibilidades de enriquecerse de manera ilícita e ilegal, pero también tendrá impunidad ya sea por su condición social o política. De modo que a nadie se le puede ocurrir esforzarse para mejorar o aprender algo, a menos que sea por pura hipocresía y se dedique a las seudo ciencias como las que se muestran en este informe. Pero en ese caso estará claramente en el segundo grupo. El resultado de un Estado que ama la pobreza no puede ser otra cosa que más pobreza. Hay que ser muy dogmático e ignorar todo sobre la naturaleza humana para no ver que si se otorga un regalo o un privilegio, la enorme mayoría dejará todo lo demás en pausa hasta haberlo recibido. El primer resultado del asistencialismo es una población mezquina y egoísta con gente obsesionada con no ser menos que nadie y no dejar de recibir nada que le hayan dado a otros. En lo económico y productivo, la existencia de una mayoría de familias que no son autosustentables distorsiona todo lo conocido. La civilización está basada en el principio de ganarse la vida y lograr primero y disfrutar después. Pongamos por caso el PBI o el nivel de actividad. Un PBI donde en el cual una gran parte es producto de la subvención al consumo no significa nada. Aun cuando haya un crecimiento en los valores, esa clase de crecimiento no implica la producción de valor y mucho menos la capacidad de capitalizar un sector productivo. La distribución de la riqueza, que no es repartir dinero sino cómo se distribuye la creación de riqueza, cada vez mostrará mayores desigualdades. Porque el subsidio hace crecer el consumo y la producción de bienes de consumo, centrada en pocas empresas, mientras que mantiene pobre a una por4ción cada vez mayor de la población que por la presión impositiva será incapaz de invertir para convertirse en generadores de riqueza. No hay ninguna duda que el subsidio del crecimiento demográfico conduce a la pauperización general por vía de la presión impositiva el conflicto social el déficit fiscal. El aumento obvio de la desigualdad, lejos de ser una advertencia de que las cosas se están haciendo al revés, será un incentivo para hacer más de lo mismo y acelerar la decadencia.