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Detrás del show “cascoteen a Guzmán”: ¿Hay otro plan o solo relato y mal presagio?

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El Instituto Patria no tiene otro nombre ni plan económico alternativo, a menos que alguien crea que defaultear la deuda con el FMI sea un plan de algo
El Instituto Patria no tiene otro nombre ni plan económico alternativo, a menos que alguien crea que defaultear la deuda con el FMI sea un plan de algo

Alberto Fernández le faltaban apenas días para asumir como presidente y una tarde con llovizna, peregrinó al departamento de su jefa en Recoleta. La vicepresidenta electa, Cristina Kirchner, lo recibió junto a su hijo, Máximo, para revisar la lista de ministros que les llevaba el presidente electo al coqueto departamento de Juncal y Uruguay para su bendición.

 

Alguna vez esa tarde gris de noviembre de 2019 pasará a la historia como el día en el que la Argentina se terminó de joder, parafraseando al escritor Mario Vargas Llosa en su novela Conversación en la Catedral. El peruano arrancaba preguntando ¿Cuándo fue que se jodió Perú?

 

De Martín Redrado a Martín Guzmán sin escalas

Para entender la trascendencia histórica de ese momento que desembocó en la actual inflación de más de 6 por ciento mensual y una pobreza del 40 por ciento hay que recordar que días antes, Fernández había explicado en una multitudinaria charla en el museo MALBA qué significaba para él el “cepo” al dólar. Antes de entregar el poder el expresidente Mauricio Macri no había tenido otro remedio que reponer límites a la compra de dólares, porque la desconfianza a lo que vendría era demasiado fuerte y se estaba llevando todas las reservas del Banco Central.

En ese debate, organizado por Grupo Clarín, el presidente electo explicó: “Para mí, el cepo es como ponerle una piedra a una puerta giratoria. No deja salir a nadie, pero tampoco nadie puede entrar”. No hay mejor descripción posible para el cepo al dólar que la que dio el presidente electo en el MALBA.

Ahí nomás la periodista Silvia Naishtat le preguntó casi afirmando: ¿su candidato para el ministerio de Economía es Martín Redrado, no?

Silencio y sonrisa cómplice de Alberto Fernández: el economista y expresidente del Banco Central del primer mandato de Cristina Kirchner estaba en esa lista que llevaría Fernández en pocas horas a Juncal y Uruguay, a pesar de que la relación de Martín Redrado con la expresidenta había terminado bastante mal.

El economista rubio tenía plan y equipos y hubiese sido garantía de cierta tranquilidad para los mercados, que estaban muy alterados por la vuelta del kirchnerismo.

Pero esa tarde gris madre e hijo aplicaron el lápiz rojo contra Redrado y así surgió el nombre del desconocido Martín Guzmán.

El actual ministro traía como mérito ser discípulo y amigo personal del controvertido premio Nobel Joseph Stiglitz, el más estatista, intervencionista y antimercado de todos los laureados con el premio de la academia sueca en su historia y único economista estadounidense admirado por la actual vicepresidenta.

Por eso aquí cabe la pregunta: ¿los misiles nucleares que les dispara ahora a Guzmán Andrés “El Cuervo” Larroque, el número dos de La Cámpora y ministro clave bonaerense, tienen como objetivo cambiar a Guzmán por alguien en particular que sea del paladar de la vicepresidenta para aplicar algún plan económico determinado?

La respuesta es simple: el Instituto Patria de Cristina y Máximo Kirchner no tiene otro nombre ni plan económico alternativo, a menos que alguien crea que defaultear la deuda con el FMI sea un plan de algo.

Los cascotes del kirchnerismo duro contra el ministro de Economía, que se fueron convirtiendo con los días en bombas, se intensificaron desde que el cristinismo decidió no votar en el Congreso un entendimiento para postergar la deuda con el Fondo.

De hecho, de lo único que vino ocupándose Guzmán en sus más de dos años de gestión fue de negociar la deuda en dólares: primero con los bonistas privados y ahora con el FMI. El gobierno prometió que “después de resolver el problema de la deuda” vendría el crecimiento con inclusión social como por arte de magia. La deuda en dólares se renegoció completa al punto de que casi no quedaron vencimientos hasta el fin del mandato de Alberto Fernández y Cristina Kirchner. Pero el crecimiento con inclusión nacional y popular nunca llegó.

 

Martín Guzmán, fiel aliado de Alberto Fernández

Martín Guzmán no tiene plan económico o por lo menos nunca reveló si estaría en condiciones de elaborarlo. Alberto Fernández, después de todo, avisó muy al inicio de su mandato que “a mí los planes económicos no me gustan”.

Quedó claro que Alberto Fernández se está dando el gusto a lo grande, porque realmente no hay ningún plan a la vista, y las previsiones de todos los economistas serios apuntan a que, de seguir así la gestión de la economía, el país puede terminar mucho peor aún de lo que ya está. Aunque no queden vencimientos importantes con el FMI ni con los bonistas hasta el fin del mandato kirchnerista, las previsiones para el futuro económico argentino no son buenas.

Pero cuando Larroque dice que al ministro Guzmán nadie lo votó -algo que es absolutamente cierto, porque solo se vota una fórmula presidencial- o cuando lo ataca afirmando que corresponde a los ministros de Economía elaborar planes de desarrollo para el país -lo que también es rigurosamente correcto-, ¿está proponiendo otro nombre para esa cartera o algún plan distinto para que ejecute el actual ministro?

El único economista argentino que goza del aprecio de la vicepresidenta y jefa política de Larroque es el actual gobernador bonaerense, Axel Kicillof. Su gestión como ministro de Economía de la presidencia de Cristina Kirchner fue el factor clave que llevó a la derrota del candidato Daniel Scioli frente a Mauricio Macri, así que su capacidad para lograr crecimiento, inclusión, soberanía, estado presente, década ganada y otros eslóganes ya fue desaprobada por el electorado.

En 2019, Cristina volvió gracias al fracaso de Macri -que tampoco quiso tener plan económico- y porque se parapetó detrás de Alberto Fernández como una opción más pragmática que ella para la “reconstrucción argentina”.

Completando la idea del “Cuervo” Larroque: nadie vota al ministro de Economía, pero el ministro de Economía en la Argentina es la clave para perder o ganar las elecciones.

¿Y si el Instituto Patria no tiene ni plan ni ministro alternativo -más allá de mandar al país al default y romper con el FMI- de qué sirve el plan “Cascotear a Guzmán”? ¿Cristina intuye que esto no termina bien y prefiere “borrarse” antes que colaborar proponiendo otro nombre y otro plan?

La respuesta la da la propia tradición del kirchnerismo: lo importante no es el plan, sino el “relato” que se instala para justificar el fracaso económico.

Ese relato siempre tiene que tergiversar la historia reciente, encontrar culpables del fracaso actual y enemigos que pusieron palos en la rueda o excusas de por qué hubo que tomar medidas económicas que solo lograron, hasta ahora, aumentar la pobreza.

 

Un show de cascotes

No sería raro imaginar a Alberto Fernández agachando la cabeza y aceptando a un ministro de Economía Axel Kicillof que deje la gobernación de la provincia para reemplazar a Guzmán. Pero ese plan es improbable. Tanto la vicepresidenta como su hijo ya saben cómo terminaría un nuevo mandato de Kicillof: probablemente peor aún que con Guzmán.

En ese marco, hay que entender el show de cascotes que se van convirtiendo en misiles contra el ministro de Economía: cuando en las elecciones presidenciales del año próximo el oficialismo llegue maltrecho y con sus chances electorales muy menguadas, el kirchnerismo duro va a acusar a Fernández y “su” ministro de Economía de no haber tenido un plan suficientemente “nacional y popular”. No hay plan: solo relato.

Si Kicillof reemplazara a Guzmán, su fracaso arrastraría otra vez automáticamente a Cristina Kirchner y la dejaría sin su preciado relato para las próximas elecciones de que ella y su hijo tenían una idea mucho mejor para la economía, pero Alberto Fernández y Martín Guzmán lo estropearon todo.

Quién sabe si Alberto Fernández, al terminar su mandato, no recordará -enojado con Cristina Kirchner como cuando se había ido de su gobierno anterior, en 2008- que aquella tarde gris de llovizna él le había llevado a su jefa y vicepresidenta electa el nombre de Redrado y no el de Guzmán.

 

3 comentarios Dejá tu comentario

  1. A la saqueadora serial del país -no le importa otra cosa que ella misma - y en ese narcisismo que tiene - no le importa destruir todo con tal de salvarse ella sola - nunca le importó otra cosa - el relato es para quienes quieran creerselo -

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