Uno de los medios de transporte urbano más rápido para llegar a destino es el tren. Lamentablemente, en la línea ex Sarmiento de Trenes de Buenos Aires (TBA) no es así. Muchos ciudadanos se preguntan en varias oportunidades por qué el tren, a veces, se detiene entre una estación y otra por varios minutos o por qué tardará tanto en llegar. Sin embargo, al llamar a TBA al 0800-3333-822 para preguntar por las demoras, ellos no saben que el tren está demorado o al consultar en www.tbanet.com.ar, la realidad parece ser otra. Ahí siempre que el tren está atrasado, el servicio figura a horario.
Además, al comunicarse con
Pero más allá de las demoras y las quejas, hay algo que en este medio de transporte falla y puede tener consecuencias fatales. Al viajar desde cualquier punto del ramal hacia la estación Once, más precisamente al andén subterráneo de Plaza Miserere, al final de éste, la distancia entre el vagón y el andén se extiende hasta casi más de un metro y medio. Sobre esa parte de la plataforma existe un cartel que tiene ya varios años, en donde dice: “para evitar accidentes observe distancia entre el tren y el andén”. Si una persona logra ver esto desde la plataforma, más allá de la incomodidad y la falta de responsabilidad de la empresa, puede subir al tren. Pero, ¿qué pasa en las horas pico de la mañana cuando la gente quiere bajar apresurada y no sabe de la existencia de la distancia ni del cartel? Sin duda, podría sufrir un accidente con graves consecuencias. Si TBA realizó arreglos estéticos en la estación Once y en algunas otras como en Morón y Moreno, ¿por qué no puede invertir parte de ese dinero para agrandar un poco más este andén peligroso? Si el Gobierno Nacional subsidia a la empresa con 17 millones de pesos por día, ¿el problema es de Metrovías? Mientras tanto, la “distancia” entre los pasajeros y el servicio se nota en más de “un metro y medio” de separación.
Otro grave problema es, sin duda, el de la señalización. Desde Once hasta Liniers, las barreras están en pésimo estado, pero por lo menos la mayoría funcionan. En cambio, al cruzar la General Paz, las cosas cambian. No todos los pasos tienen barreras o en algunos están dañadas y/o ni siquiera hay guardabarreras. Sólo se los puede observar muy de vez en cuando, pero no todos los días. Ahora, ¿por qué será que en los cruces peligrosos no siempre están los guardabarreras?
En algunas estaciones, como en Castelar e Ituzaingó, aparecen afiches en la sección de “informes TBA” que son realmente llamativos. Dicen lo siguiente:
“La imprudencia nos afecta a todos
25 accidentes
11 víctimas fatales
23 heridos
222 trenes atrasados
235 trenes cancelados
No arriesgue su vida y la de los demás. Respete las señales ferroviarias.
No cruce las barreras bajas.
Datos totales líneas Mitre y Sarmiento.
Periodo Marzo-Abril
Es cierto que hay personas que no respetan las señales ferroviarias y que hay otras que sí. Pero, ¿cómo se hace cuando las señales están en mal estado y de noche no hay guardabarreras? Durante el día, tampoco están en todas los pasos ni en todos los horarios. También, nos podríamos preguntar por qué TBA muestra un informe de marzo y abril de 2007 que fue justo un período con trenes muy atrasados y problemas de horarios. ¿No será ésta una defensa de TBA echándole la culpa a los usuarios para no admitir sus responsabilidades? Luego de ese informe, no aparecen otros sobre fechas posteriores.
Las deficiencias del servicio ferroviario también afectan a la voz oficial de la empresa, Gustavo Gago. En la edición del diario La Nación del domingo 27 de mayo de 2007, el vocero realizó el siguiente comentario: "El servicio se degradó porque en cinco años no hubo inversiones (entre 1999 y 2003) y lo estamos pagando”.
¿A qué se refiere el vocero con este discurso? Si la concesión de TBA comenzó en 1993 bajo la tutela del grupo Cirigliano, ¿está denunciando a la empresa? ¿Por qué no hubo inversiones por más de cinco años? Pareciera que cuidar el bolsillo es más importante que cuidar a los pasajeros.
Hace unos meses, dos formaciones de la línea ex Sarmiento descarrilaron en cercanías de la estación Once y hubo más de 21 heridos. Nuevamente, vemos cómo la empresa se desentiende de las responsabilidades que le conciernen echándole la culpa a otros personajes.
Por último, y hablando de quejas, si el ciudadano quiere asentar un reclamo, parece que para esta empresa eso es algo simbólico. Cada vez que se pide el libro de quejas, se informa que hay que dirigirse a Once para poder presentar la denuncia. Imagínense a un pasajero que debe viajar a otra estación para poder tener el libro, cuando éste debería estar por ley en todas las estaciones.
Los problemas de infraestructura y señalización también deben ser resueltos. No sólo importa la estética de las estaciones. Importa sobre todo la seguridad. La vida de los usuarios no es sólo un boleto de 50, 70 u 85 centavos. Es mucho más que eso y no tiene precio.
Agustín Ezequiel Irigoyen
Especial para Tribuna de Periodistas
Muy buena nota. Realmente refleja la realidad de los usuarios de TBA que todos los días hacen uso de este "servicio" (un tanto irresponsable diría yo).