La guerra en Ucrania, en la estrategia belicista de la actual Administración de Biden, tiene como objetivo primario no sólo la protección del Estado Ucraniano, sino ante todo el desgaste y la destrucción de Rusia tal como la conocemos hoy en día. Pero no es menos importante la estrategia paralela de tratar de incinerar cualquier proyecto futuro de Europa para formar finalmente un bloque unido con una política propia independiente y soberana fuera de la órbita estadounidense.
Esta ya larga guerra sangrienta, peligrosa no sólo para Europa sino para el mundo entero por tener el componente de un imprevisto desenlace de una terrible guerra nuclear , es el principal motivo porqué vemos a los nuevos líderes políticos del viejo continente apostando discretamente al diálogo, enfrentados a la estrategia belicista de la Administración Biden, que hasta el momento no ha formulado seriamente una alternativa dialoguista.
Nadie discute la inhumana, sangrienta e injusta agresión rusa y las barbaridades criminales de su soldadesca, pero aún no se han agotado los recursos diplomáticos para terminar con esta dramática situación, que afecta directamente al futuro inmediato de Europa y su seguridad y bienestar. EE.UU. está muy lejos, con enormes problemas internos, con una democracia debilitada, con una economía en picada, con una inflación jamás vista en los últimos 40 años y con un presidente y una vicepresidenta con un caudal de desaprobación por su gestión de más del 54% , contando con un apoyo seguro de tan sólo un 20% de la población. Agreguemos además el peligroso hecho que el mandatario tiene serios problemas cognitivos y está envuelto él y su familia en casos de corrupción, nunca aclarados.
A todo esto se suma la insólita situación que el país cuenta con una prensa independiente muchas veces acorralada, más aún después de la creación hace pocos días, por parte del gobierno de Biden, de un verdadero “Ministerio de la Verdad”, al mejor estilo del visionario escritor George Orwell en su libro 1984, y que será llamado “Desinformation Governance Board”. A su cargo estará Nina Jankowicz, una notoria militante de la ultra izquierda del Partido Demócrata que decidirá en el futuro que informaciones se podrán publicarse y cuales no. Un verdadero escándalo.
En esta coyuntura mundial Europa tiene y debe actuar para independizarse de los dictados de la Administration Biden y para que Europa no sea el patio trasero de los centros imperiales que dominan el mundo.
Aunque la prensa internacional no lo destaque como se merece, en esta guerra atroz de Ucrania las oligarquías empresariales y políticas de los EE.UU., especialmente las industrias y conglomerados de fabricación de armas, tienen evidentemente gran influencia en las decisiones políticas de Washington. Concretamente las guerras son un gran negocio, como lo ve claramente el prestigioso estadista norteamericano Ron Paul, un libertario, visionario y honesto político, que fuera 3 veces candidato a la Casa Blanca en forma independiente. De acuerdo a su opinión los grandes ganadores de esta guerra en Ucrania son los grupos billonarios que están detrás de los complejos industriales bélicos, y que han aprovechado en primera línea los 3 billones de dólares de la ayuda militar a la guerra de Ucrania.
Al respecto Ron Paul cita al CEO del complejo armamentista Raytheon, Greg Hayes , quien en un comunicado para los accionistas de la empresa, que pudo ser interceptado y publicado por la BBC, afirma que “todo lo que se está enviando en armamentos a Ucrania, viene también de nuestras existencias, y esto es una gran noticia para nuestra compañía, porque estos stocks tendrán que ser reemplazados y benificiarán enormemente a los intereses de todos ustedes.”
¡Los grandes costos humanos de la guerra de Ucrania para muchos y las grandes ganancias para pocos! Además como aseguran las propias fuerzas armadas norteamericanas y miembros de la Nato, ellos no tienen mayor control de donde terminan muchas de las armas enviadas que pueden caer en manos de grupos delictivos, terroristas que circulan por Europa. Al mismo tiempo varias repúblicas del este europeo aprovechan esta situación para renovar sus anticuados arsenales de origen soviético con mas de 30 años, sustituyéndolas por armamentos modernos con tecnología avanzada occidental.
En vista de esta actitud guerrerista, neo imperial de la Administración Biden, una estrategia franco-alemana, netamente europea, tendría una tremenda y talvez última chance de mediar e imponerse. Es el futuro de Europa él que está en juego y el rol del recién electo presidente francés Emmanuel Macron, líder del movimiento “La Republique en Marche” será decisivo. Los desafíos con los que se enfrenta son enormes y traerán, sin dudas, consecuencias para la política mundial. Las elecciones legislativas que se llevarán a cabo en los días 12 y 19 de junio darían aún más respaldo a su futura política exterior pro una Europa independiente y fuerte.
Con todo este poder Macron tendría la oportunidad de encaminar una nueva Europa con el apoyo , no siempre claro, de la nueva Alemania del canciller Scholz. No olvidemos que Francia es el único país europeo, dentro de la Comunidad, con armas nucleares y que cuenta con el poder de veto en el Consejo de Seguridad de la ONU. Alemania, por su parte, es la más grande economía del viejo continente. El desarrollo de este eje franco-alemán implicaría la necesidad de la creación de un nuevo concepto de soberanía militar y el desarrollo en un futuro inmediato de armamentos europeos de última generación, a lo que se sumaría Alemania, que ahora, como lo decidiera sorpresivamente el nuevo canciller Scholz, invertirá por lo menos 100.000 millones de euros en la modernización de la Bundeswehr. Evidentemente todo esto debilitaría enormemente a la OTAN, que de acuerdo a unas declaraciones de Macron al semanario The Economist “está en muerte cerebral”.
Una tarea nada fácil la de Macron si quiere ejercer el liderazgo europeo, coordinar el bloque de 27 países que conforman la Unión Europea, y por eso especula con la creación de una nueva y reducida Unión Europea, lo que significaría la desaparición de la burocrática y gigantesca Union Europea tal como la conocemos hoy en día. Además Macrón tendrá que lidiar con su socio alemán, que no es ningún líder carismático, sino más bien un equilibrista político, tanto en política interna como en política externa.
Su sorpresiva decisión de un masivo rearme de la Bundeswehr fue al principio una buena noticia para Macrón, pero que muy pronto fue borrada de un plumazo con la decisión de Scholz de comprar inmediatamente 35 aviones de caza norteamericanos F-35 con tecnología de punta y capaz de llevar misiles nucleares, a la industria bélica norteamericana Lockheed-Martin por un valor de 4.000 millones de Euros. Tan sólo el casco para el piloto, con tecnología de punta, cuesta unos 400.00 dólares. El enojo francés por esta decisión no se dejó esperar. Paul Maurice, investigador del Instituto Frances de Relaciones Internacionales de Paris, declaró: “ El F-35 se percibe aquí como un símbolo del poder de Estados Unidos dentro de la OTAN. Despúes de todas las conversaciones sobre autonomía y soberanías europeas habría esperado que Alemania se centrara más en una política armamentista verdaderamente europea.” En Berlín la respuesta del equilibrista político Scholz fue la de declarar rápidamente que para él la construcción de tanques y aviones de última generación con los socios europeos es una absoluta prioridad.
Como vemos el nacimiento de una nueva Europa fuerte, independiente es bien complejo, incluso en estos tiempos excepcionales. Pero algo muy importante ha cambiado en la percepción en el viejo continente y es que algo hay que hacer y en forma urgente para que Europa no se vuelva el patio trasero de ninguna potencia mundial hegemónica, como ha sido el destino de nuestra Latinoamérica, y esperemos que esto no se repita. Estemos atentos a la evolución en Europa, porque allí están nuestras raíces, nuestras tradiciones, nuestras lenguas y también quizás nuestro porvenir democrático.
© Tribuna de Periodistas, todos los derechos reservados