Diversos
informes mediáticos tratan sobre los inconvenientes ambientales y turísticos que
producen las pasteras, en especial “ Botnia”.
Causalmente, no hay grandes datos de la que abastece
a los diarios Clarín
y La Nación.
¿Qué se sabe de la firma
“Papel Prensa”?
Ya que el
Gobierno argentino está enfrentado con el uruguayo, propongo discutir algunos
temas no menos candentes.
A saber: Carlos Gardel ¿es argentino o uruguayo? ¿Y el mate?
Desde
Tribuna
hago mi aporte:
¿Es Artigas argentino como el dulce de leche? o ¿es uruguayo como Enzo
Francescoli?
Una introducción a los
monumentos
Desde hace
algunos años, estoy preparando un ensayo sobre algunos de los monumentos
situados en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. La idea central es tomar al
personaje homenajeado - en calles, plazas o monumentos- para “trabajarlo” desde
la “otra historia”.
En
“En bronce eternizados”
- aún no publicado, pero esbozado en
Tribuna de Periodistas
en el informe “De
estatuas y zonceras cómo orquestar una nomenclatura a medida", del 26 de
diciembre de 2003 - adhiero a la teoría del holandés
Teun A. van Dijk, quien sostiene que la
ideología conforma una tríada: cognición (sistema de ideas y
creencias), sociedad (contexto político-cultural) y el lenguaje o discurso: “los
miembros de un grupo necesitan y utilizan el lenguaje, el texto, la conversación y la comunicación (...) para
aprender, adquirir, modificar, articular y también para
transmitir persuasivamente las
ideologías
a otros miembros del grupo,
inculcarlas en novicios, defenderlas contra (u ocultarlas de) miembros ajenos al
grupo o propagarlas entre quienes son (hasta ahora) los infieles. En resumen, si
queremos saber qué apariencia tienen las ideologías, cómo funcionan y cómo se
crean, cambian y reproducen, necesitamos observar detalladamente sus
manifestaciones discursivas.
1
Sostiene el citado autor europeo que hay un
poder discursivo
mental,
no necesariamente
coactivo en lo físico: “ no necesitamos forzar a las personas para que hagan
algo sino que ellas hacen lo que queremos en su libre albedrío o bien porque no
tienen alternativas (...) podríamos manipular, informar mal, educar mal, etc., a
otras personas de acuerdo a nuestro interés y en contra de sus más altos
intereses (...) El poder está basado en recursos sociales escasos como el
dinero, tierras, casas, un buen salario y otros recursos materiales; o en
conocimiento, fama, cultura y recursos simbólicos similares”.
2
Esta
“dominación discursiva” es intencionada y será eficiente en la medida que los
receptores no creen anticuerpos, “contra-discursos” o un
pensamiento crítico
que la desarticule. Yendo a lo antropológico, pueden hacernos creer que
“nosotros”, nuestro “engrupo” es el “bueno” y “el otro” es el “malo” a quien hay
que discriminar y eliminar simbólicamente. Pero el peligro es cuando pasa de lo
simbólico, del plano mental, a la realidad exterior. El llamado “mundo posible”
que el sujeto se crea a través de lo que percibe, se traduce en opiniones. Si
bien todos tenemos “mundos posibles” con creencias y opiniones, el inconveniente
es cuando alguien considera que “su mundo” debe ser el de todos y lo impone con
violencia y extremismo. Allí lo que denominamos simbólico se vuelca al mundo de
la realidad que lo entorna: genocidio armenio, Shoá, pogrom,
asesinatos en Sabrá y Shatila, Argelia, Palestina, Irak, Líbano; colonizaciones
diversas; dictaduras de varios colores en Sud América, etc.
El político Arturo Jauretche denuncia a estos “controladores mentales” en toda
su obra. Los denomina de diversas maneras: “colonización pedagógica”, “intelligentzia”,
“pedagogía colonialista”, “superestructura cultural”. Son los portadores de la
“tijera cultural”. Son los que deciden lo que es correcto y lo que no lo es.
Obviamente que los medios de comunicación masiva no escapan a esta denuncia.
Esto quiere decir que una determinada cultura “modela”,
“esculpe” un mundo para quienes participan en ella. Pero, como expone Jurij
Lotman y la escuela soviética de Tartú: ¿existe “la cultura”? o
habría que hablar con más propiedad y establecer que se nos presenta “ésta o
aquella cultura”.
La cultura no representa un
conjunto universal. Los términos se resignifican y la cultura interviene
como un “sistema de signos” que intenta estructurar al mundo. Los
instrumentos utilizados son los lenguajes. Así, un texto es
una manifestación de una determinada cultura. Es memoria. Y la
memoria y los textos hacen la historia. Por ese motivo, los poderosos
destruyen los textos de los conquistados. En ese pensamiento exterminador,
George Bush aniquila las obras de arte de Irak. Porque el arte también es un
texto, un lenguaje, una memoria...un monumento.
Esta elite poderosa y dominante
sabe que una cultura existe en la medida que tenga memoria. Hay coincidencia
entre la continuidad de la memoria y la existencia. Es muy común en el discurso
neoliberal el estigmatizar el pasado. No mirar para atrás.
A lo expuesto sumo la frase
formulada por Henri Lefebvre: “La ciudad se lee como un texto”. Agrega
el filósofo y sociólogo francés : “en el texto urbano se transcribieron procesos
globales y relaciones generales, única y exclusivamente a través de las
ideologías, interpretadas por tendencias y estrategias políticas. De ahí la
dificultad (...) de concebir la ciudad como un sistema semántico, semiótico o
semiológico, a partir de la lingüística, el lenguaje urbano o la realidad urbana
considerada como conjunto de signos (...) En su plano específico, la ciudad
puede dominar significaciones existentes, políticas, religiosas, filosóficas.
Las asume para decirlas, para exponerlas por vía (...) de los edificios,
monumentos, y también por las calles y plazas”. 3
Los homenajes a Artigas
Los políticos uruguayos
se ven en aprietos cuando deben incorporar alguna leyenda conmemorativa al
monumento de Artigas. Tan es así, que “en 1883 el Senado había dispuesto la
erección del monumento en Montevideo, proyectándose inscribir en la base: ‘La
patria agradecida al fundador de la nacionalidad Oriental del Uruguay’. La
comisión senatorial al vetar este texto, recordó oportunamente algo que
aún estaba vivo en el recuerdo de las viejas tradiciones rioplatenses, y dijo:
‘El general Artigas está reputado como la personalidad política más levantada
de nuestro país. Pero la inscripción no armoniza con la tendencia del prócer a
propósito de la Confederación, a favor de la cual luchó hasta que abandonó el
suelo de la patria”. 4
En la Argentina, José Gervasio de Artigas posee un
destacado monumento desde 1973. Sus autores son José Luis Zorrilla de San Martín
(escultor) y Alejandro Bustillo (arquitecto).
Mide 6 metros de altura, con una base de mampostería
revestida en granito rojo dragón de 12 metros de elevación. Dos bajorrelieves en
piedra simbolizan: “La Libertad” y “La Federación” y cuatro grifos, los ríos: el
Plata, el Uruguay, el Paraná y el Paraguay. En el frente y los costados se
observa: “Artigas”, “Federación”, “Libertad”, “Primeramente pedirá la
declaración de la independencia absoluta de estas colonias. No admitirá otro
sistema que el de la confederación...”; “la constitución garantiza a las
provincias unidas una forma de gobierno republicana. De las instrucciones de
Artigas a la diputación oriental ante la asamblea del año XIII”.
A esta equilibrada composición se agregan cuatro fuentes de
granito gris y grifos de bronce, que simbolizan los cuatro ríos entre los que
se desarrolla la gran gesta artiguista: Río de la Plata, representado por un
tiburón y un delfín; Río Uruguay, por un surubí, un dorado y un pacú; y los ríos
Paraná y Paraguay, por yacarés, pirañas y dos anacondas.
La plaza República Oriental del Uruguay completa el decreto
ley 1255 del Poder Ejecutivo que ordena la ejecución del monumento en 1955. Tres
años después, se aprueba el contrato con el escultor y se aportan los fondos
pertinentes. Los trabajos se inician con ahínco pero....es la Argentina...por lo
que recién se inaugura en abril de 1973.
También está la calle General José Gervasio Artigas.
En realidad, las citas del monumento local no faltan a la
verdad. El inconveniente lo encuentro en el discurso social. Puede asegurarse
que en el imaginario social de la Argentina, el prócer es presentado como de
nacionalidad uruguaya.
El mismísimo Instituto Histórico de la Ciudad de Buenos Aires, desde el libro
del investigador Alberto Gabriel Piñeiro, expone en la guía oficial:” Barrios
calles y plazas de la ciudad de Buenos Aires. Origen y razón de sus nombres”:
que Artigas es un “general uruguayo; prócer de la independencia americana
y héroe máximo de la nación hermana”. 5
No quiero caer en un nacionalismo absurdo, pero Artigas
no es uruguayo.... calma, calma: tampoco es argentino.
Nace el “ iluminado” en el virreinato
El hijo de Martín José Artigas y Francisca Antonia Pascual
Rodríguez (conocida como Francisca Antonia Arnal o Aznar), nace el 19 de
junio, día en que el santoral católico consagra a San Gervasio, en la ciudad de
Montevideo, Virreinato del Perú,
luego, Virreinato del Río de la Plata.
Por no
existir la Argentina ni el Uruguay no es ni uruguayo, ni argentino.
Un caso similar es el de la de la teniente coronela Juana Azurduy quien nace en
Chuquisaca, La Plata o Charcas, Alto Perú, del Virreinato del Río de la Plata.
No es argentina, tampoco boliviana ni peruana.
El general uruguayo Edgardo Ubaldo Genta asevera que “la
etimología no podía serle más auspiciosa, ’Artigas’ quiere decir, poco más o
menos: ‘iluminado’”. 6
¿A qué Patria defiende?
Se pregunta, con todo fundamento, el historiador rosista
José María Rosa:“¿Cuál era la Patria de Artigas? ¿Era solamente su
amada provincia, su ‘patria chica’ por la que tanto luchó? ¿Era la Liga de los
Pueblos Libres? ¿Eran las Provincias Unidas del Plata? Sí. Todo eso, y algo más
también. Artigas era oriental y por ser oriental era muy argentino.
No hablo de ‘argentino’ como sinónimo de porteño y pido que se me entienda;
‘argento’ es el habitante de las provincias del Plata como lo dice
la etimología. Pero no se detenía allí su idea de patria
(...) para él su patria era la unión de todas las
porciones de América Española. Unirán en un mismo Estado o Confederación de
Estados, o una misma fraternidad, que para el caso es lo mismo”.
7
Desde la otra orilla, expone Genta que “Artigas es un
héroe sin patria. En vano los uruguayos pretenden encerrarlo entre sus
fronteras, que borra su doctrina. La obra, la política, los sentimientos
y las ideas más fieles a la idiosincrasia de Artigas, cruzan los ríos del Río y
se difunden hacia los pueblos sin excepción del antiguo Virreinato y las
Provincias Unidas. Es lo mejor, lo característico de su genio, su
personalidad rediviva (...) el paladín de las Provincias Unidas del Plata, de
la ‘argentinidad’ y la ‘orientalidad’ atadas por el fatalismo de
sus aguas, de nuestra ‘anima parens’, de la Platania, en fin, es Artigas.
Cuando los adversarios del prócer en la Banda Oriental llaman a éste, con
despecho, el ‘federalista argentino’, tienen su parte de razón. Y sólo parte,
porque su sistema no fue exclusivo para tal o cual pueblo, sino para todos los
del Virreinato, siendo a su pesar que uno de ellos, apenas, haya conservado sus
principios genéricos. Pero sí, es verdad que Artigas es demasiado grande para
caber en el estrecho territorio a que quedó reducido el Uruguay. Es verdad
que el artiguismo vive en la organización institucional del gran pueblo
argentino. Cierto es que palpita el nombre de su primera victoria en las
estrofas inmortales del himno argentino. No negamos que el símbolo
excelso del Escudo argentino: las manos enlazadas sosteniendo el gorro frigio,
es el axioma de Artigas, su ‘unión’ en la ‘libertad’ (...) Nadie desconoce
el coro de voces argentinas, que día a día, desde todas las provincias
fluviales, sostiene su defensa (...) Pero aun así, el espíritu de Artigas no ha
encontrado la frontera de sus merecimientos. El vocablo ‘argento’ es sinónimo de
‘plata’. Pero el mundo platense no es sólo el argentino. La parte no puede tener
el privilegio de nombrar al todo. Entonces, para dar una idea clara de esa
entidad telúrica y topográfica, étnica e histórica, real e ideal, no fue
menester hallar una palabra más justa, de sentido más amplio, más urgente y
evocadora: LA PLATANIA. He ahí la verdadera Patria de Artigas (...)
Artigas es el númen de esa santa unión, hermanos uruguayos, argentinos,
paraguayos, y hasta bolivianos y brasileños”. 8
Genta remite al verdadero Himno Nacional, no al cercenado
que hoy se canta en las escuelas; el que menciona los triunfos de Artigas en San
José y Las Piedras:
"San José,
San Lorenzo, Suipacha, / Ambas Piedras, Salta, y Tucumán,
La Colonia
y las mismas murallas / Del tirano en la Banda Oriental,
Son
letreros eternos que dicen: / Aquí el brazo Argentino triunfó,
Aquí el
fiero opresor de la Patria / Su cerviz orgullosa dobló”.
El gran Artigas jamás quiso escindir la Banda
Oriental de las Provincias Unidas.
El 19 de abril de 1813, en el campamento frente a
Montevideo, el caudillo como “’jefe de los Orientales’ y Rondeau como general en
jefe interino del Ejército patriota” 9 suscriben tres documentos. En uno
de ellos, la “Convención de la Provincia Oriental del Uruguay” se fija en
el Artículo 1: “La Provincia Oriental entra en el rol de las demás Provincias
Unidas. Ella es una parte integrante del Estado denominado Provincias
Unidas del Río de la Plata. Su pacto con
las demás provincias es el de una estrecha e indisoluble Confederación ofensiva
y defensiva. Todas las provincias tienen igual dignidad, iguales privilegios y
derechos y cada una de ellas renunciará al proyecto de subyugar a otra.
Artículo 2: La Provincia Oriental es compuesta de pueblos
libres, y quiere se la deje gozar de su libertad pero queda desde ahora sujeta a
la Constitución que organice la soberana representación general del Estado, y a
sus disposiciones consiguientes, teniendo por base inmutable la libertad civil”.
10
Desde este lado del Plata, el poder centralista hizo caso
omiso de la Convención.
Como bien manifiesta el historiador Félix Luna: “Si por
el caudillo hubiera sido, la actual República del Uruguay integraría hoy una
gran Nación del sur del continente, y la historia argentina, por su parte,
se hubiera ahorrado varias infamias. La mutilación del Uruguay no fue obra de
Artigas”. 11
Fustiga Jauretche: “La República Oriental del Uruguay
fue inventada donde antes existía la Banda Oriental del Río de la Plata”
12 Detalla el pensador nacional de Fuerza
de Orientación Radical de la Joven Argentina (FORJA): “Artigas definió desde el
primer día su voluntad rioplatense (‘Proclamas del 11 de abril de 1811 en
Mercedes y del 5 de abril de 1813 frente a Montevideo’. Archivo Gen. de la
Nación. Div. Nac. Gob. 1811/1813. S.I.A.- 5°,5), -y explícitamente lo reitera en
lo firmado en el Paso de Belén, donde dice que ‘la autonomía provincial no
debe entenderse como independencia nacional’. Art. 4 “del Plan (A.G.N.,
‘Tratados con Artigas y las Autoridades artiguistas del Litoral’. Lo establece
también después de la liberación de Montevideo y rendido Vigodet. (A.G.N.
‘Documentos firmados en el Fuerte de Montevideo el 9 de julio de 1814, que
Artigas ratifica en su Cuartel General el 18 de julio de 1814). A pesar de esto,
el General Alvear ofreció a Artigas, por intermedio de Nicolás de Herrera, la
segregación de la provincia Oriental y el reconocimiento como entidad
definitivamente emancipada, que Artigas rechazó terminantemente. Este
ofrecimiento se reitera poco tiempo después por Intermedio del Coronel Elías
Galván. Insiste aún más Buenos Aires y reunido el Congreso de Oriente, instalado
por Artigas en el Arroyo de la China, hoy Concepción del Uruguay, llegaron a
Paysandú el Coronel Blas Pico y el Dr. Bruno Rivarola, quienes le ofrecen, en
nombre del Director Alvarez Thomas, lo que sigue: 'Buenos Aires reconoce < la
independencia de la Banda Oriental del Uruguay> renunciando a los derechos que
por, el antiguo régimen le pertenecían". (A.G.N., Documentos firmados en el
Cuartel General de Paysandú el 18 de julio de 1815). Esta es la respuesta de
Artigas a la proposición que lleva la misma fecha y que dice: ‘La Banda
Oriental del Uruguay entra en el rol para formar el Estado denominado Provincias
Unidas del Río de la Plata. La Banda Oriental del Uruguay está en el pleno
goce de su libertad y derechos; pero queda sujeta desde ahora a la Constitución
que organice el Congreso General del Estado legalmente reunido, teniendo como
base la libertad’. (A.G.N., Documentos suscriptos por Artigas). Artigas, ni
consideró la contrapropuesta: ‘<Llenándome de sorpresa>, se lo comunica al
Director Álvarez Thomas al ver lo que le ofrecieron en contestación’. (A.G.N.,
Oficios del 18 de julio de 1815) (...) Entre tanto, los portugueses han invadido
la Banda Oriental, donde permanecerán diez años con el tácito acuerdo de Buenas
Aires. Luego, al producirse la independencia del Brasil, coyuntura excepcional
pues las fuerzas ocupantes están divididas entre portugueses y brasileños, los
portugueses de Montevideo gestionan ante Estanislao López que este caudillo pase
a la Oriental con sus fuerzas. ¿Qué supone usted que hace Rivadavia? ¡Lo envía
al General Soler como mediador entre portugueses y brasileños! Pero enseguida
la victoria de Ayacucho obliga a Buenos Aires a apoyar a Lavalleja y sus 33
Orientales, cuya campaña ha sido preparada por Rosas y sus amigos.
13 Continúa Jauretche: “En el
momento decisivo en que la espada del vencedor de Ayacucho [José de Sucre],
conforme con lo convenido hubiera significado la victoria total sobre el Brasil
y la reintegración de la Banda oriental y las Misiones Orientales, Rivadavia,
(...) ha cedido el Alto Perú para buscar tal alianza, la rechaza”.
14
Asimismo, mientras las
fuerzas “nacionales” triunfan en varias batallas frente a los brasileños “la
diplomacia juega en contra (..) García, Ministro de Rivadavia, conviene con el
Emperador del Brasil la entrega de la Banda Oriental (...) Así queda bien claro
que la disgregación del virreinato fue producto de la suerte adversa de
las armas, ni de la voluntad de los pueblos que se disgregaban, sino el
producto de una mentalidad ideológica de dirigentes que sustituían los
elementales principios que hacen a la grandeza de las naciones, por las
perspectivas que ofrecían los mitos económicos y culturales del siglo XIX,
que adoptaban como pajueranos deslumbrados por las luces de la ciudad e
inevitablemente condenados a que se les vendieran el buzón y el tranvía”. 15
La historia oficial le endilga a Manuel Dorrego la pérdida
de la Banda Oriental. Es una gran falacia. Tan falaz, como parte de la citas que
aperen en el monumento que lo recuerda, en Suipacha y Viamonte. (ver en archivo
de Tribuna de Periodistas: “De estatuas y zonceras cómo orquestar una
nomenclatura a medida". 26 de Diciembre de 2003). No se debe olvidar el accionar
de lord Ponsonby. Sobre este personaje, es importante la investigación que
realiza el uruguayo Luis Alberto de Herrera, del Partido Nacional o Blanco: “La
Misión Ponsonby”.
16 Del
trabajo de Herrera, Jorge Abelardo Ramos desprende que “Artigas no fundó el
Uruguay; lo fundó Ponsonby. El Protector de los Pueblos Libres se había
propuesto construir una gran federación de provincias con un gobierno central.
Ponsonby, en nombre del Imperio dijo a Rosas y Patrón: ‘El gobierno inglés no ha
traído a América a la familia real de Portugal para abandonarla. Y la Europa no
consentirá jamás que dos estados, el Brasil y la Argentina, sean dueños
exclusivos de las costas orientales de la América del Sur, desde más allá del
Ecuador hasta el Cabo de Hornos”. 17
Esta “misión” es retomada
y ampliada por el forjista Raúl Scalabrini Ortiz, quien en una su imperdible
“Bases para la reconstrucción nacional” proclama que “Gran Bretaña estimaba
peligroso para sus intereses futuros que sólo dos grandes naciones dominasen
toda la costa occidental del Atlántico Sur, que era pasaje obligado de todo el
comercio con el Oriente”.
18
Por si queda alguna duda, el historiador uruguayo E.
Acevedo formula: “Artigas fue un enemigo de la independencia de los
orientales. Lo que propugnaba era el federalismo de las Provincias del Río de la
Plata”. 19
La brillante pluma de Juan Zorrilla de San Martín “ubica el
génesis de la independencia uruguaya concretada recién con la firma del tratado
de Paz argentino-brasileño de 1828”. 20
A confesión de partes...
En 1850, el gran héroe
rioplatense encabeza su testamento con esta elocuente frase: “Yo, José Gervasio de
Artigas, argentino, de la Banda Oriental...”
21
Néstor Genta
Citas bibliográficas y reconocimiento de fuentes:
1. Van Dijk Teun A. Ideología. Un enfoque multidisciplinario. Editorial Gedisa. Barcelona. Primera reimpresión: mayo de 2000. p. 19.
2. Van Dijk Teun A. Discurso y dominación. 25 años de Análisis Crítico del Discurso. Lección inaugural de la Facultad de Ciencias Humanas. Universidad Nacional de Colombia. 17.02.2004.
3. Iglesia Rafael E.J. Imágenes urbanas: con lupas y catalejos. Buenos Aires 1910. El imaginario para una gran capital. Margarita Gutman-Thomas Reese. (Editores). EUDEBA. Buenos Aires. 1999. p. 120.
4. Alén Lascano Luis C. Artigas: Héroe argentino. Todo es Historia. Nro.80. Buenos Aires.1974.p.42.
5. Piñeiro Alberto Gabriel. Barrios calles y plazas de la ciudad de Buenos Aires. Origen y razón de sus nombres. Instituto Histórico de la Ciudad de Buenos Aires.1997.p.58.
6. Genta Edgardo Ubaldo. Artigas. El héroe de la Platania. Editora Inter-Americana. Buenos Aires. 1945. p. 36.
7. Rosa José María. Conferencia dada en 1960 en la facultad de Montevideo "La Revolución de Mayo y la Unidad Hispanoamericana". Fundación Raúl Scalabrini Ortiz. Cuaderno 2. 1960.
8. Genta Edgardo Ubaldo. Op.Cit. pp. 23/7.
9. Luna Félix. Los caudillos. Editorial Planeta Argentina S.A. Buenos Aires. Planeta Bolsillo. 2000.p.59.
10. Ibid.p.60.
11. Ibid..p.49.
12. Jauretche Arturo. Manual de zonceras argentinas. Peña Lillo Editor S.A. Buenos Aires. p.67.
13. Ibid. pp.60/1.
14. Ibid. p.63.
15. Ibid. p.65.
16. Herrera de Luis Alberto. La Misión Ponsomby. Eudeba. Buenos Aires. 1975.
17. Ramos Jorge Abelardo. Introducción a la América criolla. Ediciones del Mar Dulce. Buenos Aires. 1985. p. 148.
18. Scalabrini Ortiz Raúl. Bases para la reconstrucción nacional. Aquí se aprende a defender a la patria. Editorial Plus Ultra. Buenos Aires. 1973. Tomo 1. p. 149.
19. Genta Edgardo Ubaldo. Op.Cit. p.7.
20. Alén Lascano Luis C. Op.Cit. p.44.
21. Salduna Horacio. Ramírez y Artigas. Desmemoria. Re-vista de Historia. Año 7. Nro. 27. Buenos Aires. 2000. p.78.