El paro total y los bloqueos en las fábricas de neumáticos sorprendieron al Gobierno, pese a que el conflicto lleva casi seis meses, y amenazan con paralizar a decenas de sectores industriales.
En el oficialismo le apuntan al ministro de Trabajo, Claudio Moroni, por el nivel que alcanzó la escalada de este conflicto, sobre el cual las compañías Fate, Pirelli y Bridgestone venían alertando.
El hecho de que el sindicato del neumático (SUTNA) esté fuera del radar de la CGT y responda al ala dura del Polo Obrero, era un punto clave que el Gobierno debió haber advertido para conocer cuál era la magnitud de lo que estaba en juego.
Ahora, no sólo los tres fabricantes de neumáticos están paralizados, sino que dos automotrices debieron parar su producción, y otras dos tienen apenas stock para 10 días.
Como un auto sin ruedas no puede funcionar, el impacto de la medida se hará sentir en toda la cadena automotriz, uno de los sectores que venía sosteniendo la mejora en la actividad fabril.
Pero las dimensiones del conflicto pueden llegar a niveles insospechados. Por ejemplo, puede terminar afectando al estratégico sector agroindustrial, porque los camiones que transportan los granos lo hacen sobre ruedas, y también funciona de esa manera toda la maquinaria vinculada con cualquier actividad.
Es que no sólo no hay neumáticos para autos, sino que tampoco existen para tractores, cosechadoras, camionetas y todo lo que el hombre imagino a partir del genial descubrimiento de la rueda, que en la Argentina se ha quedado sin el neumático que la recubre.
El conflicto que el Gobierno no vio venir
La magnitud del conflicto llevó al ministro de Economía, Sergio Massa, a disparar sobre el sindicato del neumático, al que le cuestionó sus "caprichos" y lo calificó como "grupo chiquito".
Massa dijo que con este conflicto se empieza a poner en riesgo 145.000 puestos de trabajo y casi 40 millones de dólares por día de pérdidas".
Además, dijo que si en la reunión prevista para este miércoles en Trabajo no se resolviese el conflicto, el Gobierno habilitará a los fabricantes como importadores habilitados de emergencia.
Será con el objetivo de que no se detenga todo el sector automotor y autopartista. Massa también acusó al gremio ligado al Polo Obrero de "extorsionar" con este conflicto.
Por su parte, el secretario de Industria y Desarrollo Productivo, José Ignacio de Mendiguren, alertó que de continuar el conflicto la producción de autos podría caer hasta 15% y se perderían alrededor de US$ 300 millones en exportaciones.
De esta forma, el Gobierno se encuentra con un escollo inesperado y de grandes proporciones, justo en el momento que se busca encaminar la economía a partir de un conjunto de medidas cambiarias y financieras.