La elección que tendrá lugar este domingo en Brasil será clave para el futuro de las relaciones entre países y la forma que adoptará la integración en la región. ¿Volverá el Mercosur a retomar su fuerza? ¿Se fortalecerá la alianza estratégica entre la Argentina y Brasil? son algunas de las preguntas que comenzarán a responderse en las urnas dentro de dos días, cuando más de 150 millones de ciudadanos concurran para elegir a sus líderes.
Los perfiles y modelos de Jair Bolsonaro y Luiz Inácio Lula Da Silva son diametralmente opuestos, por lo que la continuidad del primero o el regreso del segundo modificarán las condiciones de las relaciones en la región. El actual presidente, quien busca la reelección con una propuesta de extrema derecha, mantuvo el vínculo con la Argentina en niveles aceptables, en medio de discusiones ideológicas y cruces con la administración del presidente Alberto Fernández.
La balanza comercial con Brasil es negativa para la Argentina y en agosto el saldo arrojó déficit por octavo mes consecutivo, en esta oportunidad de u$S255 millones, algo que no se observada desde 2018. Un eventual desembarco del líder del Partido de los Trabajadores (PT) en el Palacio del Planalto podría mejorar el estatus de la relación y profundizar la alianza.
En los últimos días, el jefe de Estado argentino respaldó la postulación del dos veces presidente de Brasil. "El triunfo de Lula puede ser una esperanza para América Latina", sostuvo Fernández esta semana. Los palabras parecieron contrastar con los dichos de Lula, quien consideró el jueves durante un encuentro con empresarios que el argentino estaba "estancado", además de cuestionar su estrategia de negociación con el Fondo Monetario Internacional (FMI).
Más allá de ese roce, el vínculo bilateral se espera más fluido y sin altibajos en caso del regreso del referente del PT a la presidencia de Brasil. Además, una victoria de Lula también podría ayudar a fortalecer al Mercosur, bloque que está virtualmente ralentizado y atravesando un momento de poca cooperación, ante el desinterés de Brasil y los reclamos unilaterales de Uruguay.