1.- “Ser a través del crimen”
¿Y si detrás de Sabag no hay nada ni nadie?
Un mes después del atentado de «Los Inútiles» de Fellini, a La Doctora -la víctima- y los suyos les cuesta admitir que gobiernan una sociedad que desconocen y los sorprende.
En efecto, prefieren creer que, detrás del atentado, persiste alguna “mente siniestra”.
Un autor intelectual con financistas que legitimen la tendencia hacia la conspiración imaginaria.
Pero la literatura explica mejor el episodio que la criminología.
Sabag, como Carrizo, o las señoras Ullarte o Díaz. Amor de mi Vida, se inscriben en la teoría de Roberto Arlt, registrada en “El juguete Rabioso” o en “Los siete locos”.
Es el “ser a través del crimen”.
Seres anónimos atravesados por la angustia existencial. Con la desesperación de pertenecer a la nadería pura. Descartes de una civilización que los trata con indiferencia.
A través del crimen, Los Inútiles pueden ser algo. Asesinos.
El crimen aporta identidad.
El contexto, en criminología, es esencial.
Escenario de nivel relativamente alto, Recoleta. Descartados de clase media baja que se formaron como pudieron. El afán de trascendencia es el objetivo que se logra a través del magnicidio.
Cargarse a la mujer más poderosa. Mandarla «para arriba». Es una “chorra”, «corrupta», jefa de “asociaciones ilícitas”. Y jefa del peronismo que hizo tanto mal.
“Basta de palabras, hay que actuar”.
Ullarte siente que de su cuerpo se apodera “el espíritu de San Martín”. Abducida por “el Padre de la Patria”.
Hombre de gris
Cuenta el colega Alconada Mon que Sabag, en la prisión, evoca la profecía de Benjamín Solari Parravicini que alude a “El Hombre de gris”.
Es el ser providencial que llegará para solucionar todos los problemas y transformar a la Argentina en potencia.
En su esoterismo para iniciados de bajas calorías, Sabag cree encarnarse en «El hombre de gris».
Para iniciar la cruzada, y el camino de la gloria, hay que acabar con la vida de quien representa el Mal.
Se relatan mil pecados de la mujer poderosa. Abducida por San Martín. La Ullarte siente que llegó el turno de actuar.
Debió haber gatillado ella y no el Hombre de gris. Se lo dijo al Amor de su vida.
Subproductos de la civilización del descarte que se educaron de arrebato. Sin distinciones diáfanas entre el bien y el mal. Consecuencias de separaciones cruzadas, desórdenes familiares y abandonos repentinos. Ultrajadores que fueron ultrajados hasta que de pronto, en el revoleo, reciben alguna herencia y se sorprenden con un departamento, con inquilinos, y mangos.
Como Sabag, que luce el cuerpo tatuado con imágenes esotéricas de La Línea Thule. Antecedentes del nazismo que supo estudiar Abel Posse, novelista sabio.
Línea Thule
La llamada Banda de los Copitos no está integrada por lobos solitarios. Y como sicarios distan de ser eficaces.
Personajes de Arlt. de Fellini o de Posse que quisieron trascender como asesinos.
“Héroes” que se atrevieron a actuar contra el emblema del Mal que era demolido el día entero, pero con las insuficientes palabras.
En sermones cotidianos para todos. Hasta para los descartes marginales de la sociedad.
En vez de estimular la interpretación conspirativa, La Doctora podría seguir el ejemplo de Juan Pablo.
Para visitar a sus potenciales criminales truncos. Como hizo el Papa con el terrorista turco Ali Agka.
Y no precisamente para ofrecerle su perdón. Para preguntarle el motivo.
¿Por qué quisieron matarla? ¿Qué les hizo? ¿En qué falló?
Su extendida trayectoria política mantuvo, como objetivo, la veneración del sector social que debía, en efecto, conocer mejor.