El titular del Juzgado Federal Nº1 de Mendoza, Walter Bento, que se encuentra acusado por una serie de hechos de corrupción, aseguró que la causa que tramita el Consejo de la Magistratura no es otra cosa más que “una consecuencia de una confabulación política, mediática y judicial”.
La investigación fue llevada adelante por el consejero Pablo Tonelli del PRO y, ante integrantes del Consejo, el magistrado mendocino destacó que se trató de una confabulación “política, porque los colores de la provincia no son los mismos que a nivel nacional. Mediática, porque era la pata de la mesa necesaria para que esta infamia tuviera difusión. Y tercero, judicial, porque hay gente que tiene un odio patológico conmigo”.
Bento, único juez electoral de la provincia, está procesado por enriquecimiento ilícito, también se lo acusa de falsificar datos para poder concursar por un cargo en la Cámara Federal de Casación Penal.
Sin embargo, el señalamiento más grave que se le hace es el de liderar una asociación ilícita habiendo pedido coimas en 15 oportunidades.
Sus dichos mantienen nervisos a radicales y peronistas de Mendoza por igual, ya que el magistrado guarda secretos de unos y otros. Secretos non sanctos en la mayoría de los casos.
Algunos de ellos fueron revelados por Diario Mendoza Today el 19 de julio de 2021, cuando publicó los chats del celular de Bento, que aparecen en el expediente judicial.
Jueces, fiscales, legisladores, periodistas, empresarios… la lista de los que le pedían favores al juez es interminable. Y muchos de esos pedidos ni siquiera aparecen registrados en su teléfono, porque fueron gestionados personalmente, o a través de otras vías de comunicación.
¿Qué pasaría si Bento decidiera revelar todo eso de repente? ¿Estaría preparada la sociedad mendocina para tolerar la densidad de esa información? ¿Y la Justicia? ¿Podría avanzar contra los referentes de la política, la justicia y el mundo empresario presuntamente implicados?
En estas horas hay severo temor en el círculo rojo mendocino por todo eso que podría destaparse de repente. Sobre todo porque el juez había anticipado que el límite de su tolerancia eran sus hijos. Y la Justicia fue finalmente detrás de ellos.
El contexto no es moco de pavo: Bento se encuentra con prisión preventiva —aún en funciones— acusado de cobrar coimas en Mendoza para favorecer a presos, imputado como líder de una asociación ilícita, cohecho, enriquecimiento ilícito y lavado de activos.
Según reza la imputación de la Justicia que se conoció ayer, los hijos del juez fueron señalados de “haber puesto en circulación fondos de procedencia ilícita, al adquirir bienes, muebles e inmuebles registrables, como así también realizar inversiones en fideicomisos inmobiliarios y numerosos viajes al exterior“.
Desde el inicio de la investigación, la Cámara Federal de Mendoza confirmó el procesamiento de 22 personas, entre las que se encuentran el juez federal y su esposa Marta Boiza, suspendida de su cargo como empleada judicial y también investigada por enriquecimiento ilícito.
Como puede verse, la presión de la olla no da para más. En cualquier momento explota. Y promete dejar daños por doquier.