Un día como hoy, pero de hace quince años, Pablo Escobar Gaviria (Don Pablo, para los amigos), caía bajo las balas del Bloque de Búsqueda (un combo de militares, sérpicos y policías) en un barrio de la ciudad colombiana de Medellín. El jueves 2 de diciembre de 1993, culminaban así 498 días de intensa búsqueda, luego de la fuga de Don Pablo de la cárcel de Envigado. Tenía 44 años, y una vasta carrera como zar de las drogas que lo llevó a estar en la mira del Departamento de Estado de los EEUU.
El matutino porteño Clarín detalló profusamente en su edición del viernes 3 de diciembre los pormenores del deceso: “El fiscal Gustavo de Greiff dijo que Escobar Gaviria fue 'localizado gracias a una tarea de inteligencia después que la fiscalía y los organismos de seguridad recibieron información muy valiosa' aunque por estrictos motivos de seguridad no reveló las fuentes.
Según el ministerio de Defensa, el zar de la droga murió acompañado de un guardaespaldas, identificado como Alvaro de Jesús Agudelo, alias El Limón.
'Ofrecieron resistencia y murieron en el acto', afirmó el fiscal en una entrevista con la cadena radial Caracol. 'La información sobre su posible ubicación la recibimos ayer por la tarde y hoy al mediodía nos llegó el informe de los servicios de inteligencia que nos permitió llegar a él', agregó.
El narcotraficante fue localizado cerca del centro comercial El Obelisco, en la zona de Medellín donde se encuentran el estadio de fútbol y otras instalaciones deportivas, poco después del mediodía por el Bloque de Búsqueda, un organismo integrado por 3000 hombres del ejército, la policía y los organismos de seguridad. 'Estaba oculto en una residencia de dos pisos en donde aparentemente había vivido en la última semana y cayó abatido a balazos, alrededor de las tres de la tarde (17 de Argentina), cuando intentaba franquear una pared, en la terraza', dijeron testigos que prefirieron guardar su nombre.
'Nuestros hombres necesitaron apenas 14 minutos para concluir la operación', dijo el general Miguel Gómez Padilla, director de la Policía Nacional, a cargo del operativo de rastrillaje para ubicar a Escobar.
El comandante del ejército, general Hernán José Guzmán, reveló en una conferencia de prensa que el paradero de Escobar fue ubicado a partir de una llamada telefónica que el zar realizó el lunes pasado a una radio para protestar por el tratamiento que le habían dado a su familia —su esposa y sus dos hijos— en Alemania, donde les negaron asilo. A partir de allí, su teléfono fue intervenido. 'Fue una tarea exclusiva de inteligencia', dijo Guzmán.
Herminia Gaviria de Escobar, la madre del Padrino, llegó una hora después de su muerte y reconoció el cadáver.
La muerte del hombre más buscado del mundo causó alivio en Colombia y satisfacción en todo el mundo. El gobierno de EEUU felicitó a su par colombiano 'por la muerte del terrorista internacional'. 'Rendimos tributo a los valientes colombianos que han dado su vida en este esfuerzo', dijo la embajada de EEUU en un comunicado, al recordar que la guerra terrorista lanzada desde 1984 por Escobar Gaviria dejó alrededor de 5000 muertos y millonarias pérdidas materiales”.
Cabe recordar que la viuda y los hijos del zar terminaron en Argentina, gracias a un acuerdo secreto entre Menem, Colombia y los EEUU.
“Si me presento a elecciones, les gano a todos”
El 22 de julio de 1992, Escobar se piraba de Envigado silbando bajito, justo antes de que fuera trasladado a una cárcel militar. Pocos días después, le concedía una entrevista exclusiva al diario El nuevo siglo, donde es tratado como una estrella de rock. A continuación, se transcriben algunos fragmentos interesantes:
- ¿Cuál es su versión sobre lo ocurrido en el interior y exterior de la cárcel el 21y 22 de julio?
- Todos los funcionarios llegaron con una versión diferente. Uno decía que se trataba de una requisa. Otro hablaba del cambio de la guardia municipal y nacional por soldados. Y la presidencia emitía un comunicado radial hablando de traslado por un único motivo: la seguridad de los presos debido a movimientos de obreros y materiales. Ante tanta confusión, mi lugarteniente, John Jairo Velásquez, y yo retuvimos a los tres funcionarios del gobierno porque considerábamos que eso podía representar una garantía para nuestras vidas. El único que se acordó de mi frase fue el director de Prisiones cuando les dije: “caballeros, pase lo que pase, suceda lo que suceda, su vida será respetada”.
-¿Cómo se explica que usted y sus compañeros hubieran podido fugarse tan fácilmente de la prisión?
- Salimos en medio del tiroteo que se inició aproximadamente a las siete de la mañana. Yo llevaba vaqueros y zapatillas de deporte. No nos ayudó ningún militar porque eran todos nuevos, ya que los habían cambiado esa misma noche y nadie puede pedirle ayuda al que está disparando. Salimos por detrás, a pie y por las montañas.
- Algunos medios han sostenido que por su fuga se habrían pagado cerca de mil millones de pesos en sobornos.
- Uno no puede hacer pactos ni transacciones en medio de un tiroteo indiscriminado.
- Han rodado cabezas como resultado de su fuga. ¿Eran víctimas inocentes?
- Toda esa gente colaboraba de buena fe con el Gobierno. Pero si hubieran muerto en la operación habrían sido ascendidos póstumamente.
- ¿Su cabeza vale los dos millones y medio de dólares que ha ofrecido el gobierno de EEUU?
- Es que resulta que mi problema ahora de índole política y parece que yo puedo ser importante para la reelección del presidente de EEUU.
- ¿Qué haría e el caso de ser traslado a EEUU para ser juzgado allí?
- En Colombia no existe la extradición y no creo que vaya a existir nunca porque por ella se ha derramado mucha sangre en este país. Y en cuanto a la posibilidad de secuestro, ha tenido mucho repudio y rechazo internacional. Además, EEUU podría exponerse al secuestro de sus ciudadanos para ser canjeados como rehenes.
- ¿Qué es para usted la vida?
- Un espacio de tiempo lleno de sorpresas agradables y desagradables.
- ¿Ha sentido alguna vez miedo a morir?
- No pienso nunca en la muerte.
- Ni siquiera cuando se fugó...
- Cuando me escapé pensé en mi esposa, en mis hijos, en mi familia y en toda la gente que depende de mí.
- ¿Por qué razón moriría usted?
- Por mi familia y por la verdad.
- ¿Cuál piensa que puede ser su fin?
- Eso nunca se puede predecir, aunque yo siempre deseo lo mejor.
- Si de usted dependiere, ¿cómo le gustaría acabar sus días?
- Me gustaría morir de pie en el año 3047.
- ¿Acepta usted que fue un error suyo haber participado en política?
- No acepto que fue un error. Estoy seguro que si hubiera participado en otras elecciones, habría derrotado a todos en Antioquia por abrumadora mayoría.
Por lo menos, el destino le concedió un deseo a este también diputado por el Partido Liberal, que en un rapto demagógico ofreció pagar la deuda externa colombiana —de 16.000 palos verdes— a cambio de no ser extraditado a los EEUU. Pudo morir de pie, pero no en el año 3047, cuando no tuvo más remedio que enfrentarse a sus numerosos perseguidores.
Fernando Paolella