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Acerca del peronismo y la política argentina

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"El noventa y nueve por ciento de los fracasos provienen de gente que tiene el hábito de poner excusas". George Washington Carver, científico estadounidense.
“El noventa y nueve por ciento de los fracasos provienen de gente que tiene el hábito de poner excusas”. George Washington Carver, científico estadounidense.

Las distintas mutaciones del peronismo a través de los años – lopezreguismo, menemismo, duhaldismo, kirchnerismo, ¿massismo hoy? -, han probado que trabajan siempre sobre la idea de asociarse e influir en los centros del poder “real”: las corporaciones gremiales de empresarios y dirigentes obreros. 

 

Admitiendo “en off” sus mentiras, aseguran que de todas maneras conviene votarlos, para que los acuerdos puedan seguir funcionando dentro del cuarto oscuro donde unos y otros manejan sus intereses particulares.

Renuevan así sus vínculos después de cada fracaso –lo que viene ocurriendo por más de 50 años-, tejiendo siempre vínculos de subsistencia que les permitan sostener una Argentina cerrada que abjura de la competencia, el mérito, la buena fe y la eficiencia.

Algunos medios de opinión se pliegan también a esta farsa, porque a medida que los “cepos culturales” han probado la eficacia del sistema, quedan también alcanzados por ciertos beneficios que les otorga el mismo.

De este modo, un país afecto a la fantasía y el acomodo ha quedado convertido en un escenario propicio para alentar la supervivencia de personajes cuya ética y moralidad están cerca del subsuelo, y resultan ser quienes terminan sosteniendo la sartén por el mango. Personajes sin convicciones de ninguna clase que mantienen este contubernio a como dé lugar, instalando la más abyecta corrupción en los términos “acordados”.

¿Qué hay excepciones? Sí. Por supuesto. Pero apenas comienzan a gatear nuevas crías éstas adquieren las mismas mañas de sus ancestros putativos y la historia retoma fuerza, en un escenario donde casi todos dicen lo contrario de lo que piensan y hasta los más rígidos en materia de veracidad se ven obligados a no decirlo, porque comprenden que “esto es así” y no hay otra forma útil que permita trepar al poder y mantenerse en él.

Nuestra crisis es esencialmente moral, porque las fallas de la educación –hoy en estado de coma agudo-, impiden distinguir a una gran mayoría de la población la diferencia entre el bien y el mal, por carecer de instrumentos culturales necesarios para distinguirlo. Hemos leído y oído múltiples explicaciones al respecto, pero la realidad está a la vista: estamos apresados en el vórtice de una espiral descendente sin fin a la vista.

Quizá todas estas cuestiones tienen su origen en una exageración colectiva del amor propio y la soberbia de una sociedad, que, en muchos individuos, representa la vanidad de quienes temen dañar su eventual reputación (¿) y hacer el ridículo.

Balmes solía decir que se trata de una suerte de dioses a quienes agrada vivir a voluntad dentro de un templo magnífico “manteniendo al ídolo escondido en la misteriosa oscuridad de un santuario” (sic).

En todo caso, no sirve de nada seguir poniendo excusas para justificar lo injustificable –como murmuran muchos resignadamente-, sino recordar lo que señala Carver y hemos transcripto al inicio de estas breves reflexiones.

Ha llegado el momento de abandonar las excusas y poner manos a la obra. Cada uno en el ámbito de sus incumbencias.

A buen entendedor, pocas palabras.

 
 

18 comentarios Dejá tu comentario

  1. La falta de distinción entre el bien y el mal, como bien describe el autor, es la causa de la decadencia cada vez más pronunciada de nuestro país. En ello influyen la ausencia de educación, de orden, respeto al mérito, confianza en la estructura institucional y la degradación moral propia de la boñiga gobernante. Este último factor se introduce como una especie de virus anestésico en los ciudadanos, inhibiendo la reacción ante el ultraje a todo cuanto comporta valores que conocimos en otras épocas.

  2. G, algo que siempre me pregunté y lo sigo haciendo con 70 años largos, es el por qué tanta ansiedad en saber al minuto el resultado de los votos. Lo lógico sería esperar 1 o 2 días y hacerlo con total tranquilidad. Pero sucede que hay unos muchachos de los medios que azuzan los resultados (¡Ganó Scioli!) aunque después todo se desmorone ante los números reales. Y también, suele haber en las mesas "fiscales" de pistola al cinto y anda a contradecirlos, por ejemplo en el Conurba profundo. Muy bueno la exposición para algunos incautos que no conocen la metodología que debe aplicarse una vez finalizado el escrutinio. Por supuesto, como bien lo decís, si hay buena voluntad y honestidad entre las autoridades de mesa.

  3. Querrás decir una vez finalizada la votación. El escrutinio es precisamente el proceso de contar los votos que describí. La prueba evidente es que si hay resultados antes de las nueve de la noche es porque mayormente el escrutinio se hace mal.

  4. El problema grave no es la falta de educación de las grandes mayorías, el problema es la pésima educación y las creencias equivocadas de los que se creen educados y están habilitados para opinar "cada uno en el ámbito de sus incumbencias" y la juegan de referentes o académicos respetados. Nadie puede discutir el prestigio atribuido a Beatriz Sarlo, una confesa y nunca arrepentida maoísta en su juventud; nadie puede negar que desde hace muchas décadas cualquier charlatán de la filosofía se siente obligado a citar a Nietzsche. NAdie debería olvidar a un Chiche Gelblung que "opina" que Stalin hizo lo que tenía que hacer porque "el pueblo ruso es muy jodido de gobernar". ¿Vamos a olvidar a Zaffaroni? ¿Vamos a revisar las incumbencias de tanto admirador de Foucault, de Marcuse o de Sartre y Beauvoir? ¿Vamos a darnos cuenta alguna vez que Maquiavelo no escribió El Príncipe como un manual sino como una crítica? Tendremos algún presidente peronista que no sea admirador de Napoleón y se considere a si mismo un "bonapartista". Habrá alguna vez alguien "dentro de sus incumbencias" se atreva a denunciar la persistencia del sistema de pensamiento del idealismo prusiano, tan imperialista y arbitrario como la imaginación desbocada lo permita. ¿Alguien de esos denunciará alguna vez que ese sistema no es pensamiento real sino seudo ciencia de la peor, y que es la base de todos los totalitarismos y de todos los genocidios pasados o en proceso? ¿Cuántos hará falta, con incumbencias en economía, para que empiecen a enseñar en las universidades que Marx no era ni un economista ni un filósofo sino un gran charlatán del pensamiento mágico; o que a Keynes lo único que lo movía era hacer una propuesta para salvar empresarios amigos del gobierno y en realidad la desocupación y la inflación nunca fueron su problema porque eso permitía que un gobierno pudiera saquear mejor a la gente? ¿Cuántos economistas y periodistas especializados se necesitan para darse cuenta que si un gobierno sube las tasas o vende bonos y se gasta el dinero que entra, eso no es “sacar el dinero del sistema” sino otra forma de más emisión? ¿Cuántos hacen falta para darse cuenta que a fuerza de gasto para fingir ocupación y subvencionar el consumo al final el PBI no significa nada? ¿Y para entender que un dólar subsidiado a un precio ridículo para mantener una ficción no evita que el peso ya esté devaluado como lo muestran todos los precios? ____ El autor dice "Nuestra crisis es esencialmente moral, porque las fallas de la educación –hoy en estado de coma agudo-, impiden distinguir a una gran mayoría de la población la diferencia entre el bien y el mal, por carecer de instrumentos culturales necesarios para distinguirlo. Hemos leído y oído múltiples explicaciones al respecto, pero la realidad está a la vista: estamos apresados en el vórtice de una espiral descendente sin fin a la vista." ________ Una de las principales “fallas de la educación” es la creencia de que se necesitan "grandes mayorías"._____- El autor se responde a sí mismo: "Quizá todas estas cuestiones tienen su origen en una exageración colectiva del amor propio y la soberbia de una sociedad, que, en muchos individuos, representa la vanidad de quienes temen dañar su eventual reputación (¿) y hacer el ridículo." _____ Algo de eso hay, pero principalmente el origen de eso es el mismo que el de las grandes mayorías, y es el circulo vicioso de la dialéctica marxista; supuestamente un líder excepcional se apodera del estado y transforma a la sociedad, que así pasa a producir líderes excepcionales. ¿Les suena? En realidad lo que sucede es que un vivo abusa de su poder y corrompe el estado que a su vez corrompe a una sociedad que a su vez produce líderes cada vez más corruptos. Esa es la espiral que dice Berro. La solución es tan fácil como mover la espiral en el sentido opuesto. Una sociedad controla y corrige los errores del estado, incluyendo las condiciones de éxito y la selección de sus líderes; líderes más responsables y con menos prontuario y poder personal, abusan menos del poder y sirven de ejemplo a las nuevas generaciones.

  5. Por si quedan dudas, el tan mentado Nietzsche escribió precisamente "Más Allá del Bien y del Mal", que tampoco es un manual sino una crónica o estado de situación del sistema de pensamiento instalado; y que parece ser la noción de realidad de mucha "gente educada y con incumbencias".

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