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Lula, el soldadito globalista de las dictaduras latinoamericanas

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Un verdadero caballo de Troya.
Un verdadero caballo de Troya.

Existe en Brasil un proverbio popular que se aplica muy bien al actual presidente Lula da Silva: “Quando a raposa faz a moral, pobre das galinhas“, que aproximadamente quiere decir “Dios salve a nuestras pobres gallinas de un zorro viejo que quiere dar lecciones de moral “. Y esto es lo que estamos presenciando ya en los primeros meses del tercer mandato presidencial de Lula. La situación en Brasil es grave para su democracia , sus instituciones y para el respeto de la libre expresión que está siendo atacada despiadadamente por medio de la censura. El encargado de estos sistemáticos atropellos es un hombre de absoluta confianza de Lula, el maligno juez Alexander de Moraes, quien tiene a su mando al poderoso Tribunal de la Suprema Corte Electoral, siendo además un juez clave de la Suprema Corte de Justicia del país.

 

El es sin duda el hombre fuerte detrás de Lula y el que impulsa la drástica política contra los periodistas y medios opositores, y no sólo dentro del país sino también a medios y plataformas internacioles como Facebook, Tweeter, Tiktok, Instagram. Según un edicto mantenido en secreto el no cumplimiento de las normas puede traer acarreadas multas de hasta 20.000 dólares diarios. Las intimidaciones suceden a cada momento contra escritores, artistas, presentadores de televisión. En Brasil hoy en día se habla ya de una verdadera dictadura judicial que es llamada por la propia gente del aparato legal como “Juristocracia”. Con su enorme poder acumulado y el apoyo de Lula ha logrado ya inhabilitar al ex presidente Bolsonaro para las próximas elecciones del año 2026, y no descansará hasta poder meterlo preso.

Lo mismo intenta hacer con varios de sus ex ministros, como el caso de Anderson Torres, ex ministro de Justicia, encarcelado durante meses en prisión preventiva, sin cargos concretos en su contra, sólo por venganza a Bolsonaro, y que tuvo que ser liberado, pero bajo el régimen de llevar tobilleras y arresto domiciliario. En su saña anti bolsonarista logró durante meses que varias plataformas borraran de sus noticias aquellas referentes al diputado Nikolas Ferreira, un aliado de Bolsonaro de tan sólo 26 años y que obtuvo la mayor cantidad de votos individuales en las últimas elecciones. Tampoco se salvó de la férrea censura de Moraes el popular comediante Léo Lins que deberá borrar en sus programas todo contenido que critique a Lula, y que deberá aparecer ante la Justicia todos los meses, por órdenes del Tribunal Supremo para informar y justificar sus actividades. Este es un castigo ejemplar del gobierno socialista de Lula para perseguir a quienes se atrevan a cuestionar su persona o su política, interna y externa.

Ya el aspecto físico de Moraes, musculoso, atlético, rapado, su mirada desafiante, con su toga negra de juez buscando intimidar hizo que por ello lo llamen conmunmente ¨Robocop¨. Pero más que su aspecto intimidatoria son sus decisiones arbritrarias y totalitarias las que están poniendo en peligro a la frágil democracia de Brasil y por ende del continente.

Mientras Moraes se convierte en un “dictador de la toga”, Lula mira para otro lado y lo apoya totalmente. Vaya ironía, el Tribunal Superior Electoral de Brasil que lidera dictatorialmente Moraes, se define como “guardian de la democracia brasileña “. Las críticas a esta deplorable situación son muchas. El conocido periodista norteamericano Glen Greenwald, un especialista en temas brasileños con vínculos personales con el país , afirma que de Moraes se está convirtiendo en jefe de la censura, no sólo de Brasil, sino del mundo, agregando que “qué derecho tiene un juez brasileño para ordenar a plataformas extranjeras que excluyan a políticos y periodistas de sus plataformas, y qué derecho tiene a amenazar a las mismas con multas masivas si no censuran bajo sus órdenes.” De Moraes se niega sistemáticamente a dar entrevistas a medios internacionales, y su última víctima fue un equipo del periódico Le Monde de Paris que viajó a Brasil con la esperanza infructuosa de poder entrevistarlo.

Mientras de Moraes extiende su poder dictatorial, el soldadito globalista Lula mira para otro lado, centrándose en llevar a cabo una política diplomática vertiginosa, personalizada, para poder posesionarse como líder indiscutido de las organizaciones internacionales de países emergentes como es el caso de los BRICS. Para ello ha destruido el eficiente y prestigioso Ministerio de Relaciones Exteriores, el famoso Itamaraty, transformándolo en ineficiente y completamente sometido a sus designios. Tanto el ministro respectivo como el consejero presidencial en temas de política exterior son meras figuras decorativas.

Bajo Lula Brasil protege y colabora con las dictaduras de la región comendadas por Maduro, Miguel Díaz Canet y Daniel Ortega y mantiene estrechas elaciones con sistemas criminales como los de Irán, China, Rusia. Occidente esperaba que Lula da Silva fuera su socio, pero el presidente brasileño tenía otros planes, aquellos de extrema izquierda del famoso Foro de San Pablo que él mismo fundara años atrás, y que tanto daño provocara en nuestro continente. Grave error cometió la Administración norteamericana de Joe Biden al recibirlo con alfombra roja, dando a entender que lo consideraba como interlocutor decisivo en Hispanoamérica. Afortunadamente hay voces disonantes en Washington D.C. como la de John Kirby, el portavoz del Consejo de Seguridad Nacional, que afirmó que Brasil repite como loro las consignas y propaganda de Rusia y China. Lula no sólo ignora los abusos evidentes a los derechos humanos básicos en los países con los cuales mantiene estrechos vínculos, sino que pretende dirigir el Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas, gracias al apoyo justamente de China y Rusia.

Su poca sensibilidad con los verdaderos problemas que afectan a la población de su país lo ha demostrado últimamente al solicitar la compra de un nuevo avión presidencial, un A330 por la suma de 80 millones de dólares, a pesar que el actual avión que usa, llamado Aerolula, dispone de todas las comodidades básicas. Lula, apodado por sus fanáticos seguidores como el “pai dos pobres”, busca con la compra del nuevo avión contar con todos los lujos imaginables, ducha, cama matrimonial, oficinas privadas para sus futuros viajes transatlánticos y prioriza estos extravagancias a ayudar, por ejemplo, a las victimas de la catástrofe climática reciente en Rio Grande do Sul.

Y no olvidemos tampoco que el soldadito globalista es un ex convicto que gracias a triquiñuelas técnicas legales pudo salir de la cárcel, pero nunca fue declarado inocente. Lula aprovecha ahora la cuestión climática y la Amazonia brasileña, para declararla en sus propios palabras como “el santuario de la humanidad”. Esta apelación religiosa va en consonancia con el carácter de la nueva religión global ecuménica que intenta ostentar el progresismo internacional. De ahí que Lula afirme que “debemos construir una gobernanza mundial fuerte que tome decisiones que todos los países sean obligados a cumplir. No sé si podría ser el Foro de San Pablo o las Naciones Unidas”. Ahí lo tenemos bien caracterizado a Lula y su pensamiento globalista y totalitario. Gran peligro para nuestras democracias.

Pero Lula no lo tendrá tan fácil el concretar todos sus delirios totalitarios. No tiene mayoría en el parlamento y por más que compre cada vez más diputados de los partidos existentes y por más que intente cambiar ministros colocando algunos de la oposición para mejorar su imagen para las próximas elecciones del año 2026 su futuro político es incierto. Actualmente su popularidad está decayendo. Cuenta aún con el apoyo del 50% de la población, pero en algunos Estados el 64% está ya en su contra. Mientras tanto la oposición se está poniendo más fuerte superando la era bolsonarista y cuenta con excelentes, calificados jóvenes candidatos para las próximas elecciones presidenciales, como el presidente de la Cámara de Diputados Arthur Lira, el gobernador de Rio de Janeiro Claudio Castro, el gobernador de Minas Gerais Romeu Zema, el gobernador de San Pablo Tarciso quienes no tendrían que competir más con Lula por razones de su edad avanzada.

Visto así se trata de superar esta difícil época de censuras, persecuciones y rasgos autoritarios para enderezar de nuevo al país para un mejor futuro, que es lo que merecen los 215 millones de habitantes de este gran país.

 

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  1. Si bien es cierto todo lo que se informa en la nota, cabe destacar que en tiempo de CRISIS ECONOMICA, a la sociedad lo unico que le importa es ....¡SU BOLSILLO! Despuès quizas, sea tarde, se ocuparan de la calidad INSTITUCIONAL Pero de hecho las INSTITUCIONES DEL SISTEMA ECONOMICO BRASILERO lo "domaron" a Lula y le pusieron limites, hasta Alberto Fernandez y Sergio Massa lo saben cuando estaban contando con los "créditos" que supuestamente el BNDES le anticiparía a Argentina, cosa que no ocurrió porque SU REGLAMENTACION SE LO PROHIBE ya que los creditos son para EMPRESAS Y ENTIDADES PUBLICAS BRASILERAS. Es cierto que le dejaron cierto margen de maniobra para cuestiones vinculadas el medioambiente y prerrogativas para los pueblos originarios de la Amazonia, pero en términos de POLITICA ECONOMICA y MONEDA, se continúa con la politica de ESTADO que viene haciendo del Brasil un pais con una economía sustentable, evidenciada en una inflación en baja y una expansion del PBI, haciendo que la imagen sea positiva en un 60%, algo insospechado si tenemos en cuenta lo debilitado que comenzó su gestión ante el ajustado y sospechado triunfo electoral. Si Lula no comete el error "de confiar demasiado" en sus colaboradores y estos vuelvan a las andadas de sus antecesores que terminaron en escandalos de corrupcción que fueron PENADOS CON DURAS CONDENAS, INCLUIDOS EMPRESARIOS PODEROSOS Y HASTA...¡CON EL MISMO EN "CADEIA"! Algo que en NUESTRA ARGENTINA NO OCURRE. ¡Por esa GRAN DIFERENCIA, el RESPETO POR EL CUMPLIMIENTO DE LA LEY NO TIENE "DOS BIBLIOTECAS" INTERPRETATIVAS! ¡Y Lula lo sabe...por eso debe cuidarse....y mucho! Ahora, si se "emborracha" de poder, el establishment Brasilero encontrara la forma de "reconducirlo" o directamente borrarlo, impeachment mediante. Pues para ese caso de "emergencia" está su vicepresidente Geraldo Ackmin (alias picolé de chuchu por lo insulso) de centro derecha. Por algo, Enrique Cardoso, que nadie podrà decir que encarna al PT, en la disyuntiva Bolsonaro - Lula, prefirió darle apoyo a este y no al primero, con intenciones interesantes pero demasiado torpe por su exceso de personalismo. El mismo proyecto encarnado por otro lider mas "racional" quizás habría contado con el apoyo de Fernando Enrique. A Lula hay que medirlo todas las semanas y todos los meses para ver si descarrila o no.Mientras la situacion economica lo acompañe serà visto como "un pibe, alto, rubio y hasta excentrico"

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