Efecto del cambio climático, la Argentina de Alberto Fernández sufrió el fenómeno de La Niña, y con ello una impiadosa sequía que provocó tremendos efectos en la principal fuente de recursos de nuestro país. Es el día de hoy que Sergio Massa sigue atribuyendo a las consecuencias económicas de esa terrible sequía su derrota electoral.
Con El Niño entre nosotros, ahora estamos en el terreno opuesto y las lluvias causaron serios trastornos la última semana, con inundaciones que una vez más desnudaron los problemas de infraestructura que afectan a buena parte del Conurbano.
El miércoles, luego de un día en que la tormenta sumergió a miles de bonaerenses, uno de los principales autores del DNU 70/23, Federico Sturzenegger, concedió su primera entrevista desde que es asesor clave de la gestión Milei. De entrada le preguntaron sobre las obras necesarias para mitigar las inundaciones, ahora que la obra pública ha sido suspendida por el Gobierno nacional. Sturzenegger no dudó un segundo en tirarle la pelota a los intendentes. “En la Ciudad lo hicimos”, dijo, como si pudiera compararse a una comuna del Gran Buenos Aires con un distrito con dimensión y características de provincia.
Puede corresponderle a los intendentes solucionar ese problema, pero está opinado que puedan hacerse cargo en muchos casos de las obras hidráulicas necesarias, sin el apoyo de la provincia y la propia Nación.
Como sea, el Gobierno nacional ha dejado claro que no se hará más obra pública, con lo que se abre un gran interrogante de cara al futuro, pues está visto que los registros pluviales inéditos de la última semana no representan casos aislados, sino que podrían transformarse en una constante. Se necesitará una planificación que contemple esa nueva realidad, y obras especiales que vaya a saber uno entonces quién se encargará de hacer.
El Estado, ha dicho el presidente, “es una organización criminal”. Con semejante preconcepto Javier Milei llegó a la presidencia de la Nación y es quien encabeza ahora al Estado Nacional. Ese pensamiento justifica que buena parte de los cargos que todo gobierno debe cubrir al asumir aún estén vacantes, u ocupados por representantes de la gestión anterior.
“El Estado no es la solución, es la base de todos los problemas que tenemos”, decía Milei en campaña y sigue pensándolo.
Así como la semana que pasó todos hablaron del clima, buena parte de la atención la última semana se la llevó la crisis de seguridad en Rosario. Que lejos está de amainar, pero con el correr de los días perdió el interés de la opinión pública nacional. Aun así, muchos se preguntan de qué manera el Estado podría hacerse cargo de ese flagelo, si quienes lo representan reniegan de esas funciones.
En la fallida sesión especial pedida para abordar la movilidad jubilatoria no se habló solo de los jubilados. También se abordó la situación en Santa Fe. Un representante de esa provincia, el diputado Eduardo Toniolli (UP), habló de la necesidad de atender “la integración socio urbana de nuestros barrios”, para dar una solución integral al tema narco. Recordó que para esta misma época, el año pasado Rosario sufrió una crisis de similares características cuando fue asesinado un niño de 11 años, Máximo Jerez. “A partir de eso se dio un nuevo desembarco de las fuerzas federales y se iniciaron obras de la Secretaría de Integración Socio Urbana en ese querido y populoso barrio de Empalme Graneros. Esa y todas las obras de la Secretaría de Integración Socio Urbana están suspendidas y congeladas en Rosario. No se movió un ladrillo más en ninguna de esas obras”, expresó el diputado del Movimiento Evita, enfatizando que la crisis de seguridad no se circunscribe a poner más efectivos en la calle, sino a evitar que el narco reemplace al Estado.
Es lo que a continuación señaló otra santafesina, Florencia Carignano, quien apuntó directamente a las políticas del actual gobierno. “¿Qué es lo que ustedes creen? Cuando el Estado se retira, ¿quién es el mercado en Rosario? El mercado en Rosario son los narcotraficantes. Entonces, si ustedes cortan la comida de los comedores y todos los programas que urbanizan los barrios más vulnerables y que dan un incentivo de vida, como los programas culturales, el mercado en los barrios lo ocupa el narcotráfico”.
La diputada alertó sobre muchas obras que urbanizaban los barrios vulnerables dejaron de hacerse. El programa de urbanización de villas nació por ley en tiempos de Cambiemos, por una iniciativa liderada por Elisa Carrió y los entonces presidentes de los bloques radical y Pro, Mario Negri y Nicolás Massot. Se avanzó con ese programa en la gestión de Alberto Fernández. En ese tiempo se creó el Fondo de Integración Socio Urbana (FISU), una herramienta fiduciaria para urbanizar los barrios populares. Ese fondo quedó recientemente envuelto en una polémica porque era administrado por gente cercana a Juan Grabois. El Gobierno actual le dio el tiro de gracia desfinanciándolo, al llevar la asignación del 30% del impuesto PAIS al 1%.
La respuesta al avance narco no es solo con las armas, explican expertos colombianos que participaron de esa experiencia en aquel país. Lo cual no implica que deba prescindirse de esa vía. Hacen falta más efectivos, pero la ministra de Seguridad Patricia Bullrich le pasó la pelota al gobernador Maximiliano Pullaro, al pedirle que duplique o triplique la cantidad de efectivos. El gobernador santafesino necesitará más recursos que hoy escasean y el Estado nacional tampoco está en condiciones de atender, privilegiando como está la reducción del déficit.
La guerra contra el narco llevará tiempo y mientras tanto valen los anuncios. De leyes, por ejemplo, que fue lo que anunciaron los ministros Bullrich y Luis Petri el miércoles en conferencia de prensa. Justo los dos integrantes de la fórmula presidencial de JxC que salió tercera el 22 de octubre, anunciaron cinco proyectos que el Gobierno enviará al Congreso en los próximos días y que incluyen la modificación de la Ley de Seguridad Interior, permitiendo la participación de militares en el combate con el narco. Tema polémico si los hay, que ya encontró una sorpresiva resistencia en el propio seno del Gobierno: la de la vicepresidenta de la Nación.
En su primera entrevista desde que está en el cargo, Victoria Villarruel se manifestó contraria a la participación de militares en la lucha contra el narcotráfico con argumentos que no deberían sorprender. Ella expresa el pensamiento de la familia militar y bien se sabe que los uniformados no quieren saber nada con inmiscuirse en un tema traumático del que tardaron décadas en recuperarse.
No fue la única cuestión en la que la vicepresidenta disintió con su gobierno en una entrevista en la que no rehuyó ningún tema y en la que se diferenció fuertemente del presidente, a quien una y otra vez -eso sí- dijo respaldar. Se sabe también que Javier Milei no solo había sido anoticiado por ella misma del reportaje, sino que de hecho la había animado a romper el silencio. Esperaba que esa aparición pública formara parte del operativo que puso en marcha inmediatamente después de que la sangre llegara al río, cuando la fractura entre ambos pareció haber quedado expuesta y el ejército oficial de trolls se había lanzado contra ella.
Prueba de quién está detrás de “los tanques” libertarios en las redes, ninguno se lanzó contra ella tras la entrevista del jueves por la noche, a pesar del tenor de la misma. Por mucho menos, dos semanas antes habían sometido a la vice al escarnio, y ahora nada. El presidente también se cuidó de referirse a su compañera de fórmula en las redes, sin acompañar ningún tuit agresivo, que alguno que otro no faltó.
Milei había desmentido en primera persona cualquier enfrentamiento y luego convocó a Villarruel a la Casa Rosada para mostrarse con ella incluso abrazándola. Pero no esperaba tanta sinceridad de parte de ella en ese reportaje en el que ella tomó también distancia del tema sueldos de legisladores, el DNU y la motosierra… Así y todo, lo que Milei menos pudo digerir fue -dicen- la expresión “jamoncito” que ella le dedicó sobre el cierre de la nota.
Sonó disruptiva en La Libertad Avanza la aparición de alguien que se anime a disentir públicamente con Milei y hasta a hablar de su hermana. Es, convengamos, la única funcionaria a quien el presidente no puede echar.
Esa misma mañana Villarruel había compartido el desayuno con el presidente. Solo contó que hablaron de las “Criollitas” con las que la recibió, pero se descarta que el tema central del encuentro fue la designación de Ariel Lijo y Manuel García-Mansilla para la Corte Suprema. Otro tema del que la vice tomó distancia; al menos de Lijo, cuya designación cuestionó. Así y todo, deberá encargarse de conseguir los votos en el Senado, donde hacen falta nada menos que 2/3 para ungirlo.
Una cantidad elevada, pero que se facilitaría por la anuencia que encontraría el juez federal en los senadores de UP, cuyo jefe, José Mayans, ya mostró buena disposición. Lijo cuenta con el apoyo de muchos gobernadores, entre ellos el formoseño Gildo Insfrán, quien tiene bien presente la actitud del juez federal cuando él quedó involucrado junto a Amado Boudou en un canje de deuda pública. La provincia había contratado por 7,6 millones de pesos para hacer una consultoría a la empresa The Old Found -que luego la Justicia atribuyó al entonces ministro de Economía, que la manejaba a través de un testaferro-. A cargo de la causa Ciccone, el juez Lijo decidió desdoblarla, y resolvió que la parte que involucraba a funcionarios formoseños fuera investigada por la justicia provincial, que sobreseyó a todos.
Así y todo, será interesante ver qué actitud adoptan las mujeres de la Cámara alta respecto de votar a dos varones para una Corte que quedaría sin ninguna representación femenina.