El autotitulado “apostol” Daniel Edmundo Gallo,
líder de la
secta Iglesia nuestro Señor Jesucristo, fue acusado de haber golpeado
brutalmente a sus hijas menores y a su ex —difunta— mujer durante años, además fue
denunciado por amenazas a un periodista y "reducción a servidumbre" de sus adeptos.
Contigo, pan y garrote
Un ex barrabrava del Racing Club de Avellaneda,
devenido en pastor de un grupo fundamentalista bíblico, ubicado en Francisco
Alvarez, fue denunciado por sus propias hijas por castigarlas con violencia,
denuncia que tomó forma de causa judicial, interviniendo en el caso el Juez
Nacional en lo Civil Dr. Lucas Aon.
Las adolescentes relataron gravísimas situaciones de maltrato
físico y psicológico por parte de su progenitor; a todas las castigaba con
furia, inclusive a la madre, Mirta Rambau, fallecida el 26 de abril de 2006, a
raíz de una enfermedad terminal y era frecuente la huida precipitada de las
mismas a medianoche a casa de algún familiar.
Gallo había expulsado de la casa a su mujer luego de que esta
contrajera leucemia fulminante, hecho que Gallo interpretó como un "castigo
divino", prohibiéndole la vuelta al hogar e incluso la visita de sus hijas al
hospital donde murió luego de una cruel agonía. Antes de que ocurriera el deceso
contrajo enlace inmediatamente con una mujer del mismo culto: Rosa Candia (33).
Las menores, entonces, huyeron a casa de su tía Liliana que tuvo la guarda
provisoria de las adolescentes otorgada por la titular de la Defensoría de
Menores del Juzgado Civil Nº 25 , Mirta Paladín.
Gallo y la ira se Jehová
Las adolescentes relataron brutales maltratos físicos y
psicológicos hacia ellas y su madre que incluían golpes de puño, con objetos
contundentes y puntapiés, insultos ultrajantes permanentes, prohibición de
contactos sociales de todo tipo y de cuidado y aseo personal, maltratos a la
mujer en períodos de embarazo y amenazas de muerte. Dichas agresiones contaban
con el apoyo de todos los miembros de la iglesia, quienes ponían en conocimiento
del pastor cualquier tipo de conducta no permitida por este. Todas estas
denuncias fueron ratificadas en el informe socioambiental de las trabajadoras
sociales Lic. María A. Alday, Lic.Graciela Di Carlo y Silvia Nutter.
Como consecuencia de lo anteriormente expuesto, en junio de
2006, el juez Aon prohibió a Gallo acercarse a un radio de 300 metros a sus
hijas por un plazo de tres meses y sentenció al pastor a pasar una cuota
alimentaria a sus cuatro hijas de 500 pesos, lo que jamás cumplió ni siquiera
durante el proceso de mediación.
La abogada patrocinante Dra Karin Mella expresó su
preocupación por las dos menores de 7 y 14 años que desde el 7/11/06 volvieron a
la casa paterna viviendo con Gallo hasta la fecha. La Justicia estaría a punto
de quitarle al pastor la patria potestad.
Los talibanes del oeste
Gallo además manipula y reduce a servidumbre a sus adeptos
ante quienes se erige como juez supremo en conducta y creencias, exigiendo
obediencia estricta a su supuesta autoridad divina. Su liderazgo es mesiánico, verticalista y totalitario. Esta manipulación incluye segregación por sexos,
acusaciones y humillaciones públicas, espionaje y delación internos, diezmo
obligatorio, prohibición de ver televisión, asistencia perfecta a los cultos,
proselitismo agresivo, predicación en las plazas, explotación económica y
reducción a servidumbre desde hace unos nueve años cuando comenzó a conducir la
secta.
Según ex miembros, las prácticas comunitarias incluyen almuerzos dominicales y
recolección de dinero a través de la venta de mercaderías en la calle. Gallo
posee una camioneta y un automóvil además de una buena posición económica, pero
ningún bien a su nombre sino de testaferros.
Pastores del propio movimiento religioso de Gallo coinciden
en descalificarlo en los términos mas duros y rechazando su supuesta autoridad
pastoral.
Pastor de asnos
Gallo presenta una conducta violenta y patológica. Desde
temprana edad mantuvo contacto con grupos marginales y violentos, fue barrabrava
de Racing y consumía drogas, además de haber huido de su hogar paterno y vivir
un tiempo en la calle antes de ser rescatado por la iglesia del pastor Héctor
Aníbal Giménez, aseguró Liliana Gallo, su hermana.
Es un paranoico analfabeto que no puede pasar airoso ningún
examen psiquiátrico. Su estrafalaria exposición de diecisiete páginas de
descargo ante el juego donde no coloca puntos ni comas en su escrito, revelaría
según psicólogos consultados un alto grado de psicosis, característica de la
patología mencionada.
La patota del “apostol”
Dos acólitos de la secta de Gallo me amenazaron en el andén
de trenes de la estación Morón (empresa TBA) el 24 de julio de 2006,
increpándome e insultándome además de advertirme: “ya vas a ver lo que te va a
pasar”. Esto fue consecuencia de que los había denunciado oportunamente por
lavado de cerebro cuando el grupo funcionaba en Máximo Paz 1144 de Castelar,
hace nos años y ahora en Tulisi 1020 de Francisco Alvarez.
Realicé la denuncia por amenazas en la Comisaría 1ª de Morón
ante el Teniente 1º José Moraez. Este hecho vuelve a confirmar las
características hostiles de la secta.
El comienzo del fin
La investigación periodística de la secta continúa con el
testimonio de ex miembros y vecinos contra Gallo y su grupo por supuesta
asociación ilícita, explotación económica, el uso de testaferros, usurpación de
terrenos y privación ilegal de la libertad, denuncias que serán motivo de un
próximo informe en breve.
La justicia está a punto además de quitarle la tenencia de
sus hijas y en este caso más que nunca a la luz de los hechos, será justicia.
Pedro Alejandro Ivanoff