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¿Todo en seis meses?

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El miedo al futuro está a la vuelta de la esquina.
El miedo al futuro está a la vuelta de la esquina.

El miedo al futuro está profundamente arraigado en la sociedad argentina desde hace años y conspira contra cualquier energía necesaria para erradicarlo. Es un miedo que no ha cesado de reproducirse y amenaza con perpetuar un escenario de fracasos, producidos por ilusiones de movimiento perpetuo hacia ninguna parte.

Todo el mundo parece percibir que no existe una garantía para los golpes de un supuesto “destino inexorable” (¿), cuya naturaleza no puede ser anticipada para protegerse contra la inestabilidad de una vida repleta de tropiezos colectivos; tropiezos a los que contribuyeron la política y los políticos tradicionales en forma preponderante, al hacernos creer que existe un mundo temible y traicionero que nos rodea para someternos.

Casi todos los gobiernos habidos hasta la fecha -desde hace por lo menos 80 años-, han vivido transmitiendo mensajes basados en esta idea para justificar sus tropelías corporativas, contribuyendo a sumergirnos en la miseria, la impotencia y la incertidumbre, obligándonos a montar un tinglado de acciones defensivas que solo contribuyó a potenciar nuestra angustia.

El mensaje del Presidente Milei, propicia por primera vez en años argumentos basados a rajatabla en la libertad y la competencia, sugiriendo que la tarea de aquí en más debe consistir en un cambio inexorable de los instrumentos “de viaje” con los que hemos marchado hasta hoy, poniendo fin a regulaciones, trabas e imposiciones que nos han llevado a construir una hoja de ruta subdesarrollada.

Mientras tanto, la oposición al gobierno, protegida por fueros y privilegios, ha comenzado a corcovear tratando de convencernos que la nueva política capitalista nos acercará a una degradación social, ya que millones de individuos desarrollarán nuevos emprendimientos supuestamente “egoístas”, que impedirán el fortalecimiento de la justicia social. Una entelequia discursiva en la que buscan cobijo para fundamentar sus pasiones estatistas.

Un nuevo escenario parece haber comenzado, donde algunos primeros éxitos del actual gobierno le restan bastante credibilidad a los miembros del antiguo régimen, por lo que el miedo a un enemigo fantasma es lo único que les queda a sus detractores para lubricar los engranajes de sus “cerrojos” conceptuales, sugiriendo que la desaparición del Estado benefactor producirá el desmoronamiento de dicha justicia, dejando en el desamparo a millones de ciudadanos “inhábiles” que -¡oh ironía!-, ellos mismos prohijaron durante años, sometiéndolos a su arbitrio mediante dádivas y prebendas que alimentaron una suerte de “dolce far niente”.

Por todos los medios de difusión a su alcance auguran un fracaso en ciernes, agregando sibilinamente que ya deberíamos haber “despegado” y que seis meses (¿) era tiempo suficiente para probar que el cambio ha dado frutos. Un argumento disparatado por donde se lo mire, que apunta a debilitar la planificación de un gobierno que parece estar convenciendo a muchos actores sociales –sobre todo entre la juventud-, que era imperioso el cambio de las políticas tradicionales para evitar una parálisis económica y social de tipo endémico.

Muchos dirigentes opositores sostienen sus falacias proféticas, asegurando que el sistema capitalista propuesto por Milei terminará devorando a todos los pequeños emprendimientos, conduciéndolos a la ruina e insistiendo en reafirmar un pensamiento “cerrojo” basado en la agobiante y miserable uniformidad que caracteriza a los países subdesarrollados.

Como señala Revel: “con el pretexto de proteger la pureza cultural de su pueblo, son dirigentes que lo mantienen, tanto como les sea posible, en la ignorancia de lo que sucede en el mundo y de lo que éste piensa de ellos”.

En ese sentido, los recientes viajes del actual Presidente por distintos países haciendo un mea culpa por nuestro proverbial aislamiento, buscan desmitificar, entre otros objetivos, la falsedad de ciertos conceptos que huelen a naftalina, en un mundo que se caracteriza por la existencia de bloques regionales y continentales interactivos.

¿Quién está en condiciones de exigir que el cambio de 80 años de oscuridad dé frutos en seis meses? ¿O cuatro años? ¿O diez? Habría que recordar un viejo proverbio popular que reza: “el tiempo de las cosas, es el tiempo de las cosas”. Algo bastante fácil de comprender para quienes hemos vivido encerrados en una cárcel conceptual abominable. Aunque hoy nos duela remontar la cuesta.

A buen entendedor, pocas palabras.

 

 
 

10 comentarios Dejá tu comentario

  1. Si hay quien tiene ilusion o esperanza,despues del zafarrancho que han hecho en seis meses,y el que va a hacer con el uso de las facultades delegadas.,es porque el argentino ,por decirlo de manera educada es,demasiado inocente.Por la decima parte de esto en Francia o Chile te dan vuelta el pais.

  2. Este gobierno cotolengo no tiene idea de qué hacer con la seguridad, esta vieja resultó ser un fiasco, solo busca que la gente le de sus derechos y libertades a cambio de "seguridad" así estamos todos controlados. Rosario es la muestra del fracaso de esta mina y de la inutilidad de las fuerzas de seguridad que cada día tiene miembros más incapaces. Igualmente y siguiendo con la línea del trastornado presidente, según él, es un topo que está destruyendo el Estado, por consiguiente sin Estado no hay Constitución y sin ella NO hay ley ni orden, se termina la organización social por contrato constitucional. Por lo tanto vender órganos o un chico es, según el presidente trastornado que votó el 56% de los argentinos, legal y normal. Por lo tanto lo de este nene no debería sorprender nadie, es lo que votaron y son cómplices. No hay diferencias entre este gobierno cotolengo y los kirchos, tienen el mismo olor a podrido. Simple. .

  3. Libertarios, gatopardismo. Cambiar para que todo siga igual. Siguen la inflación, crece la pobreza y la miseria, un presidente de gira perpetua, los militares siguen presos, la desinformación, el control del.poder judicial, los delincuentes de la politica sin ni siquiera pisar tribunales (pacto de impunidad), sin orden de prioridad en los gastos se compra material bélico mientras hay pueblos sin cloacas ni agua potable, se compromete al pais en un enfrentamiento armado que afecta la soberanía argentina, malestar con gobiernos extranjeros, etc etc Encima el legislativo delega facultades propias en el ejecutivo violando flagrantemente la Constitución Nacional instalando una dictadura convirtiendo a quienes atribuyeron esas facultades extraordinarias en "infames traidores a la Patria". Todo gracias a la ignorancia del pueblo hambreado, a la casta politica libertaria, a la ausencia de patriotismo en los gobernantes, instalando la confusión entre "gobierno" y "estado". ¿ Qué estamos esperando?

  4. Por fin un artículo transparente, claro, preciso y sincero. A gritos pedían un gobierno honesto, recto, sin mentiras; que frene la corrupción, que haga cambios profundos. Ahora que lo tienen, no dejan de quejarse. Todas las descripciones negativas que consignan en los comentarios es lo que hemos vivido ANTES de la asunción del presente gobierno. ¿No lo han visto? Las facultades delegadas son las mismas otorgadas a gobiernos anteriores; pero no vemos quejas en ese tiempo. No pueden estar violando la Constitución Nacional, pues esta facultad está inserta en nuestras leyes. ¿Qué estamos esperando? Pues, "¿Quién está en condiciones de exigir que el cambio de 80 años de oscuridad dé frutos en seis meses?"

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