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BOX POPULI ARGENTINO

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¿ESTAMOS ENFERMOS DE VIOLENCIA?
¿ESTAMOS ENFERMOS DE VIOLENCIA?

    Qué difícil es explicar la incoherencia, la brutalidad, el salvajismo, y tantas actitudes semejantes. Sin embargo, y al parecer, la sociedad argentina se está acostumbrando a ellas, y lo que es peor, a lo que éstas implican.
    En menos de diez días, los argentinos padecimos de todo un menú de violencia entre grupos civiles. Ciudadanos que, sumergidos en la locura reinante, de esta Argentina caótica, no hacen otra cosa que parecerse, casi cómicamente, a actores de una velada sangrienta de box.
    Señoras y señores tomen asiento en su butaca preferida, porque el show de golpes va a comenzar.
    En el primer combate de la velada, se enfrentaron, por el título “argentino de ruta”, dos facciones. En una esquina, manifestantes, en contra de las retenciones impulsadas por el gobierno, y en la otra, camioneros y choferes de colectivos de larga distancia, que se veían imposibilitados de cumplir con su trabajo.
    Este combate, de los que se vio, fue tal vez el más trabado y el más conversado también. Insultos de un lado, insultos del otro, un par de empujones y nada más. Resultado: empate en puntos.
    Ya llegando a los combates de fondo, los ingredientes estaban a la orden del día: discurso presidencial por aquí, réplicas agropecuarias por allá, etc.
    Sí señores, en menos de siete días, llegó la hora del segundo combate. Sería un encuentro desigual, ya que había mucha diferencia de “peso” entre unos y otros.
    Por un lado, defendiendo la bandera del campo y de la libre ganancia, los agropecuarios; en la otra esquina, haciendo una entrada triunfal, y defendiendo la bandera de los intereses “K”, de peso pesado: los piqueteros de D´Elia.
    El primer round, fue claramente para los cacerolazos del campo. Pero el siempre impredecible Luis D´Elia, respondió rápido, con un cruzado de derecha, al grito de “piquetero carajo”, que impactó en un manifestante, que previamente lo había acusado de “mercenario”. Un par de golpes por aquí, otro más allá, piñas y más piñas, así el grupo piquetero se llevó la victoria quedándose en el centro del escenario, con una victoria por KO.
    Y si algún ingenuo pensaba que la velada de otoño se cerraba allí, llegó el domingo. Día sagrado para muchos, ya que brinda la oportunidad de reunirse con la familia y amigos, descansar, y por supuesto, ir a la cancha.
    En el último domingo de marzo, y cerrando esta saga de golpes, se hace presente el plato fuerte: nada más ni nada menos, que una pelea entre hinchas, televisada para todo el país.
    El escenario elegido, la cancha de Vélez, que entre otras cosas cuenta con cámaras de seguridad que costaron millones de dólares, lo que garantizaba una visión desde todos los ángulos y de excelente calidad, digna del primer mundo en que vivimos.
    En una esquina, el grupo autodenominado “La banda de Gonzalo”, y en la otra la llamada “Banda del oeste”, ambos hinchas de River.
    Desde el primer momento, los de Gonzalo llegaron a la tribuna para hacerse sentir, despejaron a fuerza de empujones a quien se cruce en el camino. Y tras el descubrimiento de algunos integrantes de lo del Oeste, se armó el show ante la mirada de millones de personas. Adultos y niños, tuvieron la oportunidad de presenciar el encuentro del tan conocido enfrentamiento.
    Puños, patadas, y puntadas, fueron la estrategia del éxito del grupo de los de Gonzalo que atacaban valientemente a los del oeste, en la proporción de diez hombres contra uno.
    Otro KO indiscutible, que dejó a más de siete heridos, según los informes oficiales.
    Así, se cerró este marzo de locura, que enfrentó a civiles en diferentes lugares de nuestro país.
    Vale la aclaración, de que la analogía con una velada boxística es puramente gráfica, e injusta a la vez. Está claro que las diferencias son innumerables, pero tal vez la que más duele, es que en los encuentros de boxeo existe, por lo menos, la figura de un árbitro, alguien que pone orden, mientras que nuestra sociedad parece no encontrar alguien que cumpla ese rol.
    ¿La policía? ¿Las fuerzas de seguridad? Según ellos están al servicio de la sociedad, cuidando de los argentinos. Vaya a saber cuáles son.
    Como todo problema, lo primero que se debe hacer es reconocerlo, para que entonces, a partir de allí, buscar una solución. Es hora de que, como argentinos, reconozcamos que tenemos un problema: estamos enfermos de violencia.

 

Cristian Esteban Isa

 

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