La sorpresiva reunión del presidente Javier Milei con cinco diputados radicales que votarán a favor del veto a la ley de movilidad jubilatoria pateó la estantería en el bloque de la UCR que preside Rodrigo de Loredo.
Hasta ayer, se especulaba que un grupo cercano a la decena de diputados de la UCR le daría la espalda a su propia bancada ausentándose a la sesión, contribuyendo a la estrategia del oficialismo de desbaratar la mayoría de dos tercios necesaria para insistir con la ley.
Lo que nadie vio venir es que la traición llegaría tan lejos. La foto con Milei de cinco de ellos rebalsó un límite insospechado.
Pero además ratificó que votarán en contra de la ley que nació de una iniciativa del propio radicalismo, y que ellos mismos habían votado a favor en la sesión de junio pasado en la Cámara de Diputados.
El caso más burdo y grotesco es el del tucumano Mariano Campero, quien en ducha sesión hizo una enardecida defensa de la necesidad de sancionar la ley de movilidad jubilatoria de la oposición.
“Hoy nuestros jubilados no están llegando a fin de mes. Tienen que optar entre la compra de remedios o de comida“, había expresado, en un discurso que parecía plasmar un fuerte sentimiento y empatía con los adultos mayores.
El diputado radical también había manifestado su orgullo de pertenecer a un partido político que ponía la situación previsional al tope de las prioridades. “Realmente es un honor que desde este bloque haya surgido la idea de poner en la agenda nacional el sistema previsional”, se jactaba Campero, que también remarcaba que “uno de los grandes desafíos” que tenía el sistema político era “honrar a las futuras generaciones, honrando a nuestros abuelos”.
“Solamente para dar un dato, si el Poder Judicial pagase impuesto a las ganancias, implicaría el 0,16 por ciento del PBI. Me parece que la motosierra tiene que ir a la casta, a los que se benefician del Estado argentino, a los que cobran sobresueldos, y no a nuestros jubilados“, justificaba.
Según el tucumano, “honrar a nuestros jubilados es una obligación moral que tenemos en este recinto“.
Sin embargo, no le se movió ni un músculo de la cara a la hora de juntarse con Milei en Casa de Gobierno, en una reunión que fue organizada por la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, con la colaboración de su par de Defensa, el radical libertario Luis Petri.
Campero no fue solo. Junto a él fueron el misionero Martín Arjol, el neuquino Pablo Cervi, el cordobés Luis Picat. Todos ellos habían votado en junio a favor de la mejora jubilatoria que luego Milei vetó.
Se sumó a la reunión el correntino José Tournier, que es liberal pero se sumó al bloque de la UCR de la mano del gobernador Gustavo Valdés. Como el oriundo de Goya recién asumió su banca en julio en reemplazo de Alfredo Vallejos, no le tocó votar en la sesión de junio.
De Loredo se enteró de que existía una convocatoria de Bullrich y Milei a diputados de su bloque y llamó uno por uno a cada uno de ellos para disuadirlos de concurrir.
Las invitaciones de la Casa Rosada alcanzaban a casi una decena de legisladores radicales. Con algunos el cordobés tuvo éxito, como por ejemplo con el catamarqueño Francisco Monti, que evalúa seriamente votar en contra de la ley y a favor del veto.
Según supo la Agencia Noticias Argentinas, el presidente de la bancada radical quedó bastante “caliente” por la foto con Milei, a la que en el entorno del cordobés califican de “inoportuna“, “extemporánea”, y que hace quedar mal al bloque.
“A la convocatoria de un presidente de la Nación no le decimos que no”, le respondieron quienes hicieron caso omiso a sus advertencias sobre la inconveniencia mostrarse con el presidente en un gesto de genuflexión.
El bloque radical se divide a grandes rasgos en “dos cosmovisiones”, explican en el bloque de la UCR. Una “porteñocéntrica”, más “ruidosa” y refractaria al Gobierno. Y la otra del Interior que es más “colaboradora” con el oficialismo.
Por esa razón, señalan, no les resulta extraño que un sector del bloque haya hecho una escenificación de apoyo al Gobierno, dado que en sus respectivos terruños tener gestos de solidaridad con Milei es pura ganancia, porque es lo que espera el electorado radical.
“Podría pensarse que el Gobierno ya tenía ganada la pulseada (tiene más de un tercio de los votos) y estos diputados nuestros podían perfectamente hacerse los boludos y no ir a la Rosada. El tema es que ellos están contentos con la foto. Ellos dicen que la UCR tiene que estar ahí”, explicaron.
Es decir, nadie les había pedido tanto a estos cinco diputados radicales y sin embargo estuvieron allí, sentados alrededor del presidente, listos para recibir en la cara los flashes de las cámaras.
“Nadie lo hace gratis”, señaló otro diputado radical que no cree solamente en la teoría del látigo sino también en el disciplinamiento de la billetera.
Además de los cinco diputados que se fotografiaron con el presidente y el mencionado Monti, podrían colaborar con la estrategia del Gobierno (votando para dejar firme el veto o ausentándose) la santacruceña Roxana Reyes, la cordobesa Soledad Carrizo, y los mendocinos Lisandro Nieri y Pamela Verasay.
El caso de Nieri es uno de los más paradójicos y difíciles de justificar ya que a él le tocó ser miembro informante del dictamen de minoría presentado por la UCR que fue aprobado en el recinto en la sesión de junio.