Un patrullero de la provincia de Buenos Aires que se hallaba en persecución de delincuentes, por motivos que se desconocen perdió el control e impactó suavemente contra otra unidad policial.
Luego de esto las imágenes hablan por sí solas. El estado de frustración y desconcierto que invaden al uniformado que no puede creer su suerte son totales, al punto que termina sentado abatido en el cordón de la vereda mientras el segundo móvil retoma la tarea.
Ahora bien, cuáles son las situaciones que viven diariamente los uniformados que inciden al momento de brindar protección a la sociedad, que pasan desapercibidas para el común de la población?
-Inseguridad jurídica y falta de respaldo institucional;
-Situaciones de acoso, abuso y persecución laboral;
-Violencia institucional ejercida por el propio poder político y las cúpulas policiales;
-Sistemas de salud en crisis que no brindan prestaciones básicas y menos aún, contención psicológica y asistencia psiquiátrica;
-Haberes precarios por debajo de la línea de la pobreza que incluyen ítems en negro;
-Recargos de servicios, adicionales y otras modalidades que reducen al mínimo la lucidez y la capacidad operativa de los funcionarios;
-Falta de formación y capacitación contínua;
-Armamento y equipamiento insuficiente u obsoleto;
-Medios de transporte sin mantenimiento no acordes para la función;
Estos y muchos otros factores como la corrupción estructural y la deficiente gestión gubernamental resienten gravemente la prestación de un servicio público esencial indelegable que a simple vista y a pesar del esfuerzo de los trabajadores rasos, nunca mejora.
Cómo primera instancia resulta importante reconocer las causas del flagelo que azota desde hace décadas a los argentinos y en particular a los bonaerenses, e identificar en segundo término a quienes deben brindar respuestas y soluciones.