Hace pocos días nos preguntaron sobre cómo veíamos el futuro de la Argentina, y respondimos que somos optimistas en el corto plazo y algo pesimistas en el largo.
Porque las transformaciones iniciadas por Javier Milei se muestran, en alguna medida, como una suerte de “braguetazo” (Enrique Gudiño Kieffer, alguna vez, con humor).
En efecto, la sociedad ha llegado a las playas libertarias tan abruptamente que no ha logrado abjurar del todo de las malas costumbres que nos han llevado a la decadencia moral y fáctica imperante hoy día, y mucha gente no sabe bien cómo continuará su vida después del tsunami en ciernes.
En la votación a favor del actual Presidente, ha primado el hartazgo más que la reflexión, sin un análisis profundo sobre el “debido a qué”, y la comunicación de nuestros males presentes sigue exhibiendo muchas voces y escasos análisis razonables.
Con un inconveniente más: ser “distinto” es para el argentino del común un timbre de honor que ha terminado por centrifugar la unión entre todos.
Hace pocos días recordábamos un refrán popular que reza: “el que pega primero, pega dos veces”, -de uso común en el mundo del boxeo-, y creemos que tanto el actual Presidente como la variopinta oposición están tratando de consumar distintos “golpes de efecto”. A veces limpiamente (las menos para ser sinceros), otras con alevosía y resentimiento.
Nos dirán que es inevitable que ocurra esto en un país sacudido por décadas de frustraciones, y tienen razón. Pero haber dejado que se enseñoreara por tanto tiempo el puro azar en la vida de todos los días, nos ha convertido en ciudadanos excéntricos, que tironeamos al unísono para obtener beneficios que no van más allá de los límites del patio trasero de nuestras viviendas.
Ortega y Gasset solía hacer la anatomía del hombre partiendo de su aspecto externo, y decía que luego de esa “piel”, es necesario “avanzar un poco más en dirección hacia sus vísceras” (sic).
Quizá nos ha faltado hacer eso durante los años en que nos hemos enfrascado en luchas intestinas vocingleras, lanzándonos unos a otros consignas caprichosas por la cabeza, presentándolas de la manera que resultase más favorable a las intenciones particulares de cada quien.
Todo esto pesará sobre el éxito final –que deseamos-, del master plan propuesto por Javier Milei: la construcción de una nueva cultura que nos permita restablecer el pensamiento crítico desalojando una corrupción sistémica imperante, sin agredirnos ni echarnos culpas unos a otros como adolescentes.
Porque como ha ocurrido en muchos países desarrollados aceptablemente, necesitamos elaborar un cambio de actitud frente a una realidad que no se muda de domicilio por la influencia de nadie. Y “ocupar los locales y usar los utensilios y gozar de los placeres antes adscriptos a unos pocos” (siempre Ortega), abandonando la vulgaridad masiva con la que hemos abordado temas que jamás estudiamos debidamente.
Bienvenido sea pues el advenimiento de Javier Milei si resulta ser el instrumento capaz de lograr un cambio cultural profundo; y esperamos que a medida que vaya obteniendo éxitos parciales, se despoje de su espíritu algo impetuoso y arrollador para no exacerbar el ánimo de una sociedad sumamente crispada.
Porque como señala el mismo Ortega, “quien no haya sentido palpitar el peligro del tiempo, no ha llegado a la entrada del destino y no ha hecho más que acariciar su mórbida mejilla” (sic).
A buen entendedor, pocas palabras.
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Me infunden conocimientos, aparendizaje y valoración la mayor parte de los aquí opinantes. Asi concuerde con todos como que no. La única opinion piojosa, como ''pedo de buzo '' (Milei Dixit ) es de la siempre autosuficiente y denostante Claudia, quien es maestra en el arte de bajar tu autoestima, no importa lo que opines si sos mayor.....que ya viviste y dejá vivir a los demás. Falta que te ponga el cajón que ya molestas, fuistes....deja vivir a la nueva generación. Milei tiene sinceros deseos de superación, de sacar a la Argentina del pozo, pero va siendo dificil y recurre asustado al hedor y sudor de lo que den las burbujas de los pedos de Trump. Insistiendo en querer ser el primer presidente de América latina en ir hasta Trump, cuando el primero ha sido sin ninguna fanfarria el gran Bukeele. Pero no, que Milei pretende ser mas que Bukeele, y en una de esas, brillar por encima de Trump, viniendo a decirles que ellos se estan copiando de lo que hace Milei, que estan difundiendolo SU PLAN al mundo, enseñandoles como vivir en libertad? Mistico, representando a Moises , y el otro, el nuevo canciller, jurando sobre La Torá. En que paisito es que vivimos? Todos en el mio juran x la santa biblia y sus sacramentos o algo asi. Esto es Argentina,no es Narnia .Argentina, donde se baila el tango, la chacarera, se toma mate y se espera el cambio.. Mientras aqui, la gente sigue contando monedas y billetes que no tienen valor, como para hacer una compra decente de alimentos basicos.--- el manda mas ...Se va a Usa a mentir bellezas de su administración, cuando aqui nos suben el gas, el agua, la electricidad y hablan de la baja de la inflacion en digitos, y de que evitaron la implosión, etc.etc. Pero los pibes se van a dormir con el estómago haciendo ruidos.Y los meados esperando turnos de aquí a tres meses,con problemas de salud, para ver a un médico y con pedidos de paciencia, porque no hay medicinas, x variados motivos que el Pami no las esta dando. Una presión alta o una prostata con retención de liquidos, no entiende de aguantar y tener paciencia....hay gente mayor muriendose, descompensada. Pero de esos ''avances '' no se habla. En fin. Que nuestro presi sale esta semana entrante, a hacer el largo viaje,el de ir a chuparle los calcetines al pesado de Trump. Y Trump le dira gracias, pero plata ya no hay...''.kerhayjou ''
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El artículo presentado intenta ofrecer una visión optimista del futuro de Argentina, pero está plagado de contradicciones y superficialidades que deslegitiman su argumento. En primer lugar, el optimismo en soluciones a corto plazo es un error, ya que las crisis históricas del país demuestran que este enfoque solo agrava los problemas en lugar de resolverlos. Además, calificar las transformaciones como un “braguetazo” denota una falta de seriedad en la toma de decisiones, lo cual es irresponsable en un momento crítico. Por otro lado, la afirmación de que el apoyo al presidente proviene del hartazgo es una simplificación que menosprecia la capacidad de la ciudadanía para decidir de manera racional, mientras que la crítica a la comunicación de los problemas actuales revela una incapacidad para abordar la complejidad de la situación, lo que resulta en un debate poco constructivo. Asimismo, la noción de que ser “distinto” es un honor ignora la necesidad de unidad en tiempos difíciles, perpetuando así divisiones en la sociedad, y la idea de que ambos lados políticos están realizando “golpes de efecto” es irresponsable y trivializa la política, convirtiéndola en un espectáculo en lugar de un proceso serio. En cuanto a la falta de propuestas concretas, el llamado a un cambio de actitud carece de ideas claras y no ofrece un plan de acción, convirtiéndose en un comentario vacío que no contribuye al avance del país. Además, culpar a la población por no estudiar temas en profundidad es una manera de evadir la responsabilidad; los líderes deben fomentar la educación y el pensamiento crítico, en lugar de descalificar a la ciudadanía. En conclusión, el artículo, aunque intenta ser reflexivo, es un compendio de críticas superficiales y optimismo infundado. La falta de un análisis profundo y la desconexión con la realidad social de Argentina son evidentes. En lugar de ofrecer soluciones viables, se recurre a la retórica vacía y a la división. Para avanzar, es crucial que tanto la sociedad como los líderes políticos trabajen en un diálogo constructivo y propongan acciones concretas que realmente aborden las necesidades del país, ya que la situación actual demanda un enfoque serio y unido para lograr un futuro sostenible y próspero.,
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No creo que cueste mucho darse cuenta que quienes están detrás del actual gobierno son los mismos que estuvieron detrás de todos los anteriores gobiernos - o quienes son los que apuestan en todos los casilleros en las elecciones ( menos en el de Miryan Bergman) -Independientemente que vociferen que son Libertarios-Peronistas -Radicales ( en extinción) - El capital no tiene ideología -
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El fascismo es la consagración de los grupos de presión y de sus representantes, todos negociando en la mesa chica del líder. La obligación de ser hipócritas y de actuar un desmedido respeto hacia los manejadores de afiliados no es un signo de madurez ni de mesura ni de diplomacia, es un signo de corrupción. La diplomacia que la dejen para las relaciones entre estados. Los sindicalistas, los partidos, y otros colectivos pretendidas "instituciones", no son estados y no tienen entidad para promover conflictos porque un conflicto es una guerra. No importa que sean cobardes y se refugien en la victimización, el conflicto es intolerable como lo es la impunidad ante la comisión de delitos y daños. La evolución y la madurez no la estamos esperando porque ya llegó, es esto que votamos, es lo que hay, y es lo que se viene. La hipocresía, la histeria de adaptación y la esquizofrenia confundidas con moderación es lo que necesitamos desautorizar y deslegitimar para siempre. Los mitos posmarxistas de una sociedad que evoluciona de la mano de sus líderes y de la ideología, es otro de los mitos que hay que desterrar tanto como que esto es sólo una etapa de un ciclo que vuelve al fascismo de siempre. Vayan consiguiendo un laburo digno.
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El artículo presentado intenta ofrecer una visión optimista del futuro de Argentina, pero está plagado de contradicciones y superficialidades que deslegitiman su argumento. En primer lugar, el optimismo en soluciones a corto plazo es un error, ya que las crisis históricas del país demuestran que este enfoque solo agrava los problemas en lugar de resolverlos. Además, calificar las transformaciones como un “braguetazo” denota una falta de seriedad en la toma de decisiones, lo cual es irresponsable en un momento crítico. Por otro lado, la afirmación de que el apoyo al presidente proviene del hartazgo es una simplificación que menosprecia la capacidad de la ciudadanía para decidir de manera racional, mientras que la crítica a la comunicación de los problemas actuales revela una incapacidad para abordar la complejidad de la situación, lo que resulta en un debate poco constructivo. Asimismo, la noción de que ser “distinto” es un honor ignora la necesidad de unidad en tiempos difíciles, perpetuando así divisiones en la sociedad, y la idea de que ambos lados políticos están realizando “golpes de efecto” es irresponsable y trivializa la política, convirtiéndola en un espectáculo en lugar de un proceso serio. En cuanto a la falta de propuestas concretas, el llamado a un cambio de actitud carece de ideas claras y no ofrece un plan de acción, convirtiéndose en un comentario vacío que no contribuye al avance del país. Además, culpar a la población por no estudiar temas en profundidad es una manera de evadir la responsabilidad; los líderes deben fomentar la educación y el pensamiento crítico, en lugar de descalificar a la ciudadanía. En conclusión, el artículo, aunque intenta ser reflexivo, es un compendio de críticas superficiales y optimismo infundado. La falta de un análisis profundo y la desconexión con la realidad social de Argentina son evidentes. En lugar de ofrecer soluciones viables, se recurre a la retórica vacía y a la división. Para avanzar, es crucial que tanto la sociedad como los líderes políticos trabajen en un diálogo constructivo y propongan acciones concretas que realmente aborden las necesidades del país, ya que la situación actual demanda un enfoque serio y unido para lograr un futuro sostenible y próspero..
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