El colectivo “siempre-atentos-a-cualquier-cosa-que-pueda-juntarnos” diezmado como está y desorientado porque no para de recibir cachetazos, creyó encontrar en alguno de los dichos de Milei en Davos un motivo para convocar a una marcha (que utilizará como motor a las agrupaciones LGTB+ y a la que denominaron “Marcha Federal del Orgullo Antifascista y Antirracista”) para este sábado 1 de febrero con el objetivo de repudiar los dichos del presidente.
Es un avance y, a la vez, un símbolo de la derrota de lo que durante años fueron ciertas concepciones que se daban por sentadas, que la convocatoria sea para un sábado: antes esto hubiera ocurrido en plena semana de trabajo para joder, a propósito, a todo el mundo.
Recuerdan que antes las convocatorias a manifestaciones durante los fines de semana eran distintivas de las agrupaciones y partidos que se oponían al kirchnerismo que, desde ya, prefería los días laborables para salir a la calle y complicar todo. Es un indicio de que sus propias decisiones, ahora, se ven obligadas a responder a otros patrones culturales de la sociedad.
Vayamos ahora un poco más al fondo del análisis.
El presidente tuvo, en el foro económico de Davos, algunas aseveraciones -quizás cebado por la ola conservadora de la que venía de ser testigo en EEUU durante la asunción de Trump- en las que se refirió a ciertas conductas relacionadas con la homosexualidad, los géneros y algunas perversiones con las que pareció construir un hilo determinista que, si no se lo interpreta bien, puede resultar cuando menos exagerado.
El presidente relacionó algunas posturas de percepción sexual con el abuso infantil y la pedofilia. Incluso tomó, para ilustrar su punto, un caso norteamericano en el que padres del mismo sexo abusaban de sus hijos adoptivos.
En general, ir de lo particular a lo general para sustentar una postura puede hacernos llegar a conclusiones equivocadas porque no necesariamente una conducta puntual puede prorratearse a un conjunto grande de gente, y en eso creo que el presidente debió ser más cuidadoso, sabiendo como sabe, que tiene todos los reflectores apuntándolo.
Que los reflectores no lo preocupen y sea capaz de decir lo que piensa aun cuando lo que piensa no sea compartido por quienes manejan los reflectores, creo que es algo valorable. Pero estando en el lugar que está hay que tener también un poco de “picardía” y no ser tan ingenuo algunas veces.
Pero lo que es realmente curioso es la conducta de algunos de los integrantes del colectivo “siempre-atentos-a-cualquier-cosa-que-pueda-juntarnos”.
Si uno revisa la lista de la gente que se ha subido al bondi de la marcha no puede menos que agarrarse la cabeza o revolcarse en el piso de la risa.
Por ejemplo, allí aparece la CGT. ¡La CGT! ¡El “colectivo” más retrogrado, machista y jurásico que probablemente pueda encontrarse bajo las estrellas! ¡Muchachos, por favor, los hilos se notan mucho! Ustedes son unos muñecos que en estos temas, digamos, de “avanzada” no pueden abrir la boca porque -literalmente- viven en 1945.
El señor Hugo Yaski, por ejemplo (que no es estrictamente de la CGT sino de la CTA pero que comparte la visión paleo del Universo), ¿puede fácilmente subirse a este verso con la aspiración de que vamos a creerle?
Otro ejemplo: la señora comunista Miriam Bregman, que profesa ideas que hacen que los países que las practican encarcelen o directamente fusilen a los homosexuales ¿pretende hacerme creer que está allí, no porque no tiene otra sortija de dónde agarrarse, sino porque realmente defiende a esos grupos?
Por lo demás, Bregman ni siquiera puede transmitir una idea clara de dónde está parada porque está parada en todos los quilombos que aparecen: cuál es el que realmente defiende es difícil de saber.
El “sub-colectivo” de actrices (uno de los principales integrantes del colectivo madre “siempre-atentos-a-cualquier-cosa-que-pueda-juntarnos”) ¿qué manifestación pública hicieron para hacer dar a conocer su espanto por la conducta abusiva del señor Fernández con su pareja Fabiola Yáñez?
No digo que hayan convocado a una marcha pero al menos algo, una palabra, un “comunicado”, algo… Nada.
Lo mismo podría decirse, obviamente, de otro de los más relevantes “sub-colectivos” del colectivo madre. Me refiero, claro está a las feministas en general. ¿Escucharon algo de ellas respecto de Fernández? Parece que Alberto era un golpeador simpático.
El señor Zaffaroni, la “eminencia” que alquilaba departamentos céntricos para que allí se ejerciera la prostitución o que contrataba como empleados a ex reos condenados por secuestrar gente, ¿ahora se convirtió a la civilización de la legalidad? ¡Vamos, Zaffaroni! ¡Ya tuvimos bastante de usted y de las consecuencias que usted provocó! Bájese del pony porque el perfil alto nos recuerda lo que realmente es. Así que por su propia conveniencia trate de pasar inadvertido.
La gente podrá juzgar como quiera los dichos del presidente pero este conjunto de impresentables no son más que una banda de oportunistas que ven como muy dramático lo de Milei en Davos pero no juzgaron como tan dramáticas no las palabras sino las trompadas de alguien que, para vergüenza de todos nosotros, ejerció la presidencia de la republica hasta no hace mucho.