
"Es el colmo que aparezca el león y te trate de monarca y garca por alzar la voz”
El presidente Javier Milei se muestra cada vez más errático. Aunque convencido de las medidas que toma, y sin problema en desoír los reclamos ciudadanos, expresa la voluntad de hierro de sus ideas.
No se le puede discutir en términos económicos el desaceleramiento de la inflación y el camino (aunque a un costo social altísimo) a su principal meta de conseguir el déficit cero. Luego, todo parece ser tropelías.
Nunca ocultó sus aires monárquicos. El simple hecho de eyectar un tendal de funcionarios del Gobierno desde su asunción solo por permitirse tener un pensamiento crítico de las ideas del mandatario es la muestra más abierta y cabal de ello.
Pero ese afán por imponerse sobre el resto fue agravándose con el paso de los meses hasta llegar a un punto casi insoportable. Convencido de que quien crítica lo que él sostiene es un “traidor a la patria”, utiliza la lapicera (en términos peronistas) o la guillotina. No importa el contexto, al menos no en este caso.
La designación del juez Ariel Lijo a la Corte Suprema de Justicia es fruto de esta práctica irascible que atenta contra lo que la sociedad reclama. La misma sociedad a la que debería responder como jefe del Ejecutivo Nacional.
Pero allí sí parece importar el contexto, ya que la defensa del su ministro de Justicia, el siempre cuestionable Mariano Cúneo Libarona, es que el decreto por el cual se impulsó la designación es totalmente constitucional. Algo que dejó entrever la Oficina del Presidente en la carta publicada el pasado martes.
Sin embargo no es ese el cuestionamiento, o no el principal, sino el hecho de que Ariel Lijo no es un juez competente para integrar el máximo Tribunal argentino, dada su fama de corrupto y cajoneador de causas, muchas de ellas muy sensibles para el kirchnerismo.
¿Esto demuestra el pacto Milei-Cristina? En un principio puede sostenerse que sí rotundamente, pero la cosa puede ir incluso más allá. Según esgrimió el presidente de la Coalición Cívica en la Cámara de Diputados, Maximiliano Ferraro, lo que busca Milei es “una Corte adicta y autónoma”, obviamente en referencia al hoy Gobierno nacional.
Pero hay más con respecto a este tema, y es el argumento, peligrosísimo, que dio el presidente provisional del senado, el legislador oficialista Bartolomé Abdala, que en un sincericidio casi irracional sostuvo: “Si nos ponemos a debatir todo en el Congreso, hubiéramos sacado cinco leyes”.
Pero no es una medida aislada. De serlo ya sería de por sí peligroso, pero va de la mano con la censura que viene recibiendo la prensa. Quedó más que demostrado con la entrevista que el presidente le concedió a Jonathan Viale que es el Gobierno quien decide qué se le puede preguntar al presidente y qué no.
Pero Milei fue más allá y ahora no quiere la presencia de reporteros gráficos en la Asamblea Legislativa, y limitó la presencia de periodistas en la misma. Esto es inédito, ya que jamás en la historia de la democracia a un jefe de Estado se le ocurrió tan descarado atropello.
No es, sin embargo, un factor que se contradiga con las políticas de un presidente que dice abrazar la libertad. Los constantes e insistentes ataques de Milei al periodismo recuerdan los más viejos vicios del kirchnerismo, que supo escupir imágenes de periodistas y comunicadores, y hasta se atrevió a romper un periódico en una rueda de prensa en la épocas de Jorge Capitanich como jefe de Gabinete.
El actual Gobierno parece mimetizarse con la misma casta que venía a combatir, enviando trolls a apuntar contra referentes del periodismo, incluso aquellos que han demostrado independencia evitando encolumnarse detrás de algún partido o figura política.
Los argumentos de estos hombres sin rostro son los mismos de siempre. “Te olvidás de lo que hizo tal presidente”, “sos un ensobrado”, “sos un zurdo” o “un kirchnerista”. Fundamentos que carecen de una mínima visión crítica.
Claro está, son personas que se esconden en el anonimato y que pretenden instalar una idea que no es tal…. y que provienen de las mismas filas del Gobierno.
Son los mismos que juran que el Gobierno cortó todo tipo de pauta a los medios y niegan una realidad innegable. ¿Por qué entonces hay “periodistas” que defienden a capa y espada las medidas presidenciales desconociendo totalmente el trabajo de la prensa?
Algo de eso pudo verse en la defensa de Viale luego de que se conociera el famoso video en el que le dan instrucciones desde la Casa Rosada. Allí, el comunicador hizo un descargo en el que dejó afuera al presidente Milei, quien claramente pudo haberle arruinado la carrera. ¿Por qué lo hizo? Hay un viejo refrán que sostiene que “por plata baila el mono”.
Es más, Viale apuntó contra todos y dejó entrever que Eduardo Feinmann y Luis Majul son ensobrados. Nada más que decir. Es la misma práctica a la que recurre el presidente, con el agravante que ello significa.
Acaso cuando estalló el escándalo de la cripto LIBRA hizo un indecoroso descargo en su cuenta de X, en la que después de decir sin ponerse colorado que no estaba interiorizado (algo que se comprobó totalmente falso), terminó apuntando: “A las ratas inmundas de la casta política que quieren aprovechar esta situación para hacer daño les quiero decir que todos los días confirman lo rastreros que son los políticos, y aumentan nuestra convicción de sacarlos a patadas en el culo”.
Increíble, pero cierto. Lo peor es que los mileistas dicen que al presidente no lo cuidan y culpan a su entorno. ¿De qué hay que cuidar al presidente? ¿No es bastante grande para saber qué está bien y qué no? ¿Quién eligió al entorno del presidente? ¿No es la mano derecha (y de total confianza) del jefe de Estado, Karina Milei, quien se encarga de eso? ¿Y quién designó a la hermana del primer mandatario, debiendo eliminar el decreto antinepotismo firmado en épocas de Mauricio Macri cuando estalló el escándalo de los familiares de funcionarios?
Es de terrible carencia del sentido crítico el planteo de los seguidores. No todos, claro, sino aquellos que entregarían todo por Milei, como es el caso de Daniel Parisini, que le juro “lealtad” y “la vida” al presidente luego de la eyección de Ramiro Marra de las filas de La Libertad Avanza.
En fin, Milei demostró no sólo estar en contra de las libertades que no le convienen, sino ser un tipo más parecido a la “casta” que al outsider que fingió ser para meterse en la política.