Si bien muchos creen que la marihuana tiene ciertos beneficios terapéuticos, no es más que un mito. A continuación se verá cómo cada postulado cae por su propia falacia. El estudio está basado en un trabajo expuesto en el Boletín de Atención Farmacéutica Comunitaria de Alicante, respecto de falta de beneficios de la Marihuana.
Sobre los supuestos usos legales del Cannabis en terapéutica (Volumen 9, número 6). Dr. Juan Carlos López Corbalán, Médico y Doctor en Farmacia, Sanidad Exterior, Alicante, jccorbalan@ono.com y Dr. José María Esteban Fernández, Doctor en Farmacia y Farmacéutico Inspector de Sanidad Nacional.
Decía el gran sabio de Estagiria en su "Ética a Nicómaco" que solo hay que discutir cuando la ocasión lo merezca. Siguiendo el consejo de Aristóteles vamos a puntualizar unos comentarios acerca de los supuestos usos del Cannabis en terapéutica.
En ciertos medios de comunicación de masas han sido publicados una serie de artículos que apelan a las bondades terapéuticas de la marihuana (Cannabis sativa var. Índica) y a sus derivados.
Dichos artículos, a nuestra modesta opinión, incidían en los aspectos más periodísticos y adolecían —ó adolecen— de los mínimos criterios de veracidad y caen en la llamada pseudociencia.
Cuando se refiere a los derivados se concreta a sus principales metabolitos: delta-9-tetrahidro cannabinol (Delta-9-THC), a su nor derivado y al 11 hidroxi delta-8-tetrahidrocannabinol, puesto que son éstas entidades químicas los principales principios activos de la marihuana.
Sin embargo existen otros muchos compuestos responsables de una multiplicidad de efectos, sobre todo estupefacientes(cannabinol, cannabidiol, cannabicromeno, cannabigerol, cannabivarina, etc.).
Desacuerdos en el supuesto uso terapéutico del cannabis.
a) Primer desacuerdo: "el cannabis es una sustancia inmunomoduladora y será útil en el tratamiento del SIDA":
El tratamiento del síndrome de emaciación relacionado con el SIDA (Wasting syndrom), con cannabis no es un tema nuevo, de hecho se ha venido hablando de él en muchas publicaciones, sin concretar nada tangible (véase Bibliografía).
Por el contrario sí que se sabe que hay dos tipo de receptores para los THC, los receptores CB1 de la corteza cerebral y los esplénicos o tipo CB2. Los efectos del cannabis sobre el sistema inmune son
inmunomoduladores, pero inmunomoduladores NEGATIVOS.
Se ha comprobado que producen la disminución del contenido de las enzimas fagocíticas de los leucocitos (superoxidasas, dismutasas). Igualmente disminuyen la leucodiapédesis, incrementan la producción de Interleukina 1 (IL-1) y disminuyen la producción de factores antivirales tipo interferón.
En usuarios crónicos de Cannabis (un año) se produjo una disminución de la actividad fagocítica y en general de la respuesta inmune. En los monos Rhesus, después de un tratamiento crónico de 6 meses, disminuyó la síntesis de IgG, no hubo alteración significativa sobre la síntesis de IgM e IgA y aumentó la síntesis de IgE.
Otros estudios arrojan dudas puesto que indican que se ven seriamente afectados los leucocitos y muy poco o nada o incluso aumentan los linfocitos (y quizás por eso es de estos estudios de la década de los 70 cuando se inicia ésta teoría de la inmunomodulación).
Un estudio indica que los monos Rhesus tratados durante tres semanas aumentaron el nivel de neutrófilos, pero no el de linfocitos. Otro estudio aún más reciente indicaba que el cannabis aumentaba el cociente CD4/CD8.
En los trabajos de Del Arco y Rodríguez de Fonseca, se objetiva que los agonistas cannabicos como el HU-210 (sustancias que remedan la acción del Cannabis, hay una marcada reducción en la serie linfocítica en bazo y en sangre periférica. Se ha demostrado que en personas sometidas a tratamiento en instituciones hospitalarias que habían recibido pequeñas cantidades de marihuana durante 21 días no mostraron ningún cambio de la serie blanca de la sangre.
Otro estudio indica que hay una menor resistencia a la sepsis por
microorganismos patógenos como la Listeria monocytogenes ó el virus del herpes tipo II. Otros autores lo confirmaron igualmente en modelos animales.
En definitiva, decir que el tratamiento con THC va a favorecer la respuesta inmune en el SIDA es algo no confirmado por los estudios previos realizados y por el contrario, nos inclinamos a pensar que los efectos inmunomoduladores son negativos, lo cual unido a la conocida alta incidencia de reacciones agudas de ansiedad y de corte neuropsiquiátrico no nos inclina a pensar que tenga utilidad terapéutica y mucho menos en pacientes con
cáncer.
b) Segundo desacuerdo: "El cannabis va a ser la aspirina del siglo XXI".
En la actualidad hay poca o ninguna evidencia de que la actividad analgésica del THC tenga sitio en el arsenal farmacoterapéutico actual de manejo del dolor crónico y agudo.
Estudios previos, demostraron que el THC fracasó como
analgésico en los enfermos de cáncer y no disminuyó el uso de otros analgésicos usados concomitantemente para controlarles el dolor.
No obstante otras escuelas farmacológicas mantienen una postura diametralmente opuesta y seducen diciendo que la actividad del THC es similar a la de la Codeína, aunque precisan que presentaron una inaceptable proporción de efectos adversos en los rangos de dosis terapéuticas.
Se sabe que si se inyecta intraventricularmente el 11hidroxi delta-8-THC en el núcleo pálido se provoca una catatonía cérea en el enfermo, por lo que esta acción estaría mediada a través del sistema extrapiramidal.
Se sabe que los cannabinoles tienen una alta liposolubilidad que les permite pasar fácilmente la barrera hematoencefálica y que existe un controvertido sistema de cannabinoles endógenos (las anandamidas), aunque su efecto es de 4 a 20 veces más débil que la acción antálgica de los THC per sé.
Se ha postulado la unión a través de un complejo sistema de receptores y que estas huidizas sustancias (las anandamidas) estarían en un equilibrio inestable, sintetizándose a partir de un precursor fosfolipídico (n-araquinoil fosfatidil etanol amina) mediante una enzima fosfodiesterasa.
Se sabe que sustancias tales como la fenil metil sulfonilo inhiben a ésta enzima y que las acciones de éstas anandamidas serían similares a los THC (catalepsia, hipomotilidad, hipotermia, antinocicepción).
El hecho fundamental que marca todas estas investigaciones ha sido el descubrimiento por Rinaldi-Carmona del receptor más importante para los cannabinoles. Y existen dos sustancias que son dos utilísimas herramientas terapéuticas:
a.. - Un agonista, el CP 55940, un potente cannabinoide bicíclico que tiene una altísima selectividad (posiblemente de tipo enantiomérico).
b.. - Un antagonista, el SR 141716A que al ser inyectado produce de forma formidable un síndrome de abstinencia que nos recuerda a lo que pasa cuando a un "yonqui" con el "mono" se le inyecta intravenosamente unos 0,4 miligramos de Naloxona, literalmente se defeca encima.
Este receptor estaría localizado anatómicamente en el gyrus dentatus, hipocampo y capas 1 a 4 de la corteza cerebral.
En definitiva, una cosa es que existan interesantísimas vías de investigación en el complejo y apasionante mundo de los neurotransmisores cerebrales y otra muy distinta que el "costo" ó la "grifa" sea la nueva aspirina del siglo XXI.
Además un interesante trabajo de Navarro, Carrera y Fonseca, indica que los antagonistas que bloquean a los cannabinoides reducen considerablemente el síndrome de abstinencia a mórficos.
Por tanto hay pruebas de que el cannabis no es una droga tan blanda y que hay una interrelación con los sistemas opiáceos. Además se comprobó que éste efecto atenuante sólo se daba en
animales dependientes a heroína.
c) Tercer desacuerdo: "Uso como antiemético".
Desacuerdo a medias, porque sí que es cierto que ciertos derivados
semisintéticos del delta-9-THC tienen acciones antieméticas (de hecho hay una presentación para esa indicación terapéutica incluso aprobada por la FDA, Marinol® que contiene dronabinol ), pero en nuestro arsenal terapéutico actual hay fármacos antieméticos mejores y menos complicados (metoclopramida, ondansetron, granisetron).
Sí es verdad que dos compuestos sintéticos con estructura próxima a los cannabinoles tal como son la nabilona y el levoantranol han sido estudiados en estudios clínicos en enfermos recibiendo quimioterapia, y los laboratorios farmacéuticos que los estudiaron durante el largo tiempo que conlleva un desarrollo clínico, no llegaron a considerar el Cannabis como tal, un producto de interés terapéutico-
d) Cuarto desacuerdo: "Uso como antiglaucomatoso".
Sí que es cierto que el Delta-9-THC y sus derivados sintéticos disminuyen la presión intraocular, aproximadamente en un 45 %. Pero la uniformidad de los estudios al respecto deja mucho que desear por lo que inevitablemente se encuentran otras alternativas terapéutica más eficaces como los betabloqueantes adrenérgicos que además no necesitan ser inhalados (fumados) sino que permiten una fácil administración en forma de colirios, por lo que
se ha enfriado considerablemente el entusiasmo inicial.
No resulta muy edificante que solamente exista una preparación comercial antiglaucomatosa a base de cannabinoides en Jamaica, un país que no se caracteriza precisamente por su gran industria farmacéutica (comercializado con el nombre de Canasol).
En España hoy día tenemos un gran número de especialidades
farmaceúticas que aportan una amplia variabilidad de opciones terapéuticas para el tratamiento del glaucoma.
e) Anticomicial. "Uso como Anticomicial".
Lo que sorprende es que no se diga nada de las acciones anticonvulsivantes, posiblemente porque hubiera sido decir una verdad a medias.
Si que parece necesario decir que ya desde los años cuarenta se conocían estas propiedades e incluso hay trabajos ahora olvidados sobre su efecto antiepiléptico en niños pequeños. Los estudios en animales de experimentación han demostrado que el THC es capaz de tener una acción bimodal dosis dependiente siendo pro inductor de convulsiones y también lo contrario. Se ha descubierto que el
componente con principal acción antiepiléptica era el cannabidiol, con muy pocos efectos psicogénicos y alucinatorios.
Esta sustancia tuvo unos meses de gloria, pero luego las esperanzas no cuajaron en nada concreto y práctico debido a la dificultad para establecer satisfactoriamente su eficacia clínica y ciertos efectos adversos.
En la actualidad tenemos mejores herramientas para tratar esta patología (acido valproico, carbamazepina, la fenitoina a dosis de carga de 18 mg/kg, clonazepam, diazepam y otras
benzodiazepinas, lamotrigina, etc.).
f) Sexto desacuerdo: "El Cannabis es una droga poco tóxica y poco adictógena".
A principios de los años 90 se demostró que el Cannabis y el Delta-9-THC producen los mismos efectos que cocaína y heroína en la zona mesolímbica (área implicada en el denominado "sistema de recompensa" origen de muchos de los efectos adictivos de las drogas de abuso, incluido el Cannabis).
Hoy día se conoce la cartografía de las áreas cerebrales en que participan los efectos agudos y crónicos de los cannabinoides, relacionados con sus efectos adictógenos y el síndrome de abstinencia que se puede desencadenar aplicando un antagonista específico (sí, síndrome de abstinencia en el "bondadoso" Cannabis).
Todas las supuestas acciones terapéuticas del Cannabis deberán pasar primero por privarlo de sus efectos psicodislépticos y de su probada toxicidad a medio y largo plazo.
Muy frecuentemente se olvida que basta un escaso 3% de la pirólisis de un cigarrillo de marihuana para producir su efecto psicodisléptico, lo que equivaldría a unos 15-30 mg del principio activo.
En cierto modo no deja de ser afortunado que de un "porro" de entre 500-1000 mg solamente se absorba ese escaso 3% (y que los consumidores suelan adquirir productos de muy bajo contenido en Delta-9-THC, porque esta sustancia es tan volátil que incluso llevándolo en el bolsillo se evapora y una cápsula no es una forma farmaceútica que impida la evaporación, sin contar el viaje que desde Marruecos ha de realizar hasta el consumidor y las manipulaciones que sufre).
Desde el punto de vista única y exclusivamente farmacológico el que de un principio activo basten tan sólo 15 mg para ejercer algún tipo de efecto farmacológico hace pensar que con la clasificación taxonómica básica de Toxicología Clínica esa sustancia es cualquier cosa menos "blanda".
Hoy día hay suficiente base científica para indicar que la tolerancia que se desarrolla con bastante rapidez para el THC es un mecanismo adaptativo del organismo.
Los interesantes y ya citados trabajos de Rinaldi-Carmona producen y desencadenan un síndrome de abstinencia al utilizar incluso a pequeñas dosis el SR 141716A (antagonista), por lo tanto se establece una similaridad a lo que sucede con la naloxona y los opiáceos.
La reacción adversa más frecuente es sin duda los episodios de reacciones psicóticas agudas, cuya frecuencia muy frecuentemente se olvida, pero que está firmemente establecida y descrita.
Esta distorsión aguda de la realidad y la subsiguiente generación de un estado ansioso es muy común, especialmente en nuevos iniciados aunque luego la frecuencia de aparición disminuye con el uso, estableciéndose una bien conocida tolerancia a la droga.
Los apologistas del cáñamo minimizan todas estas reacciones de desorientación, confusión, "enturbiamiento" de la conciencia, fallos clamorosos de memoria, estados confusionales, cambios de personalidad bien establecidos y descritos en todas las revistas importantes de Psiquiatría.
La ley española basada en las normas de la Unión Europea, exigen a todo nuevo medicamento, unas fases de investigación preclínica y clínica antes de su posible comercialización.
Estas fases exigen una ingente inversión para asegurar eficacia y seguridad y supone evaluar múltiples parámetros en animales, personas sanas y enfermas antes de disponer del mismo en terapéutica.
Para terminar surge una pequeña y tonta pregunta: cuando los enfermos que usen estas sustancias empiecen a sufrir los gravísimos efectos adversos, ¿a quien recurrirán y quien pagará los daños que sufran, la toxicidad, los devastadores efectos de su adicción y todo lo demás?
Claudio Izaguirre
Presidente Asociación Antidrogas de la República Argentina
Bibliografía (reducida, solicitar al autor si se desea la bibliografía completa)
a.. - Barth F, Rinaldi-Carmona M. The development of cannabinoid antagonists. Curr Med Chem. 1999 Aug;6(8):745-55.
b.. - Gardner EL, Lowinson JH. Marijuana's interaction with brain reward systems: update 1991. Pharmacol Biochem Behav. 1991 Nov;40(3):571-80.
c.. - López Corbalán JC, Tébar Masso FJ, Pardo Cifuentes B. Drogodependencias y dopaje en Murcia. Murcia: Editorial Diego Marín; 1997.
d.. - Navarro M, Carrera MR, Del Arco I, Trigo JM, Koob GF, Rodriguez de Fonseca F. Cannabinoid receptor antagonist reduces heroin self-administration only in dependent rats. Eur J Pharmacol. 2004 Oct. 6; 501(1-3): 235-7.
e.. - Noyes R Jr. Brunks SF, Avery DA et al. The analgesic properties of delta-9-tetrahydrocannabinol and codeine. Clin Pharmacol Ther. 1975 Jul;18(1):84-9.
f.. - Rodríguez de Fonseca F, Navarro M. Role of the limbic system in
dependence on drugs. Ann Med. 1998 Aug;30(4):397-405.
g.. - Rodríguez de Fonseca F. Del Arco I, Bermúdez-Silva FJ, Bilbao A, Cippitelli A, Navarro M. The endocannabinoid system: physiology and pharmacology. Alcohol Alcohol. 2005 Jan-Feb;40(1):2-14.
h.. - Rinaldi-Carmona M, et al. SR 144528, the first potent and selective antagonist of the CB2 cannabinoid receptor. J Pharmacol Exp Ther. 1998 Feb;284(2):644-50.
i.. - Sanz Yagüe F, López Corbalán JC. Abuse of psychoactive drugs among health professionals Rev Esp Anestesiol Reanim. 1999 Oct;46(8):354-8.
Sr. Izaguirre: Disculpe que lo llame así, pues desconozco si se trata de un profesional, es decir que ha estudiado una carrera universitaria. Creo que antes de mencionar fuentes y ejemplos banales, debería saber que esas pruebas a las cuales ud hace referencia, se hacen con animales a los cuales se les suministran cantidades abismales de thc, es decir, a un ratón se le da en un solo momento la cantidad de marihuana que un ser humano podría fumar en un año, es lo mismo que yo realice un estudio sobre lo perjudicial que es el agua (h2o) en un ratón si le hago ingerir 100 litros diarios durante 24 horas, creo que no hay que ser un científico o una eminencia para saber los resultados. Lo que sucede es que los intereses económicos han forjado la idea de que el THC es malo, porque quisiera saber su opinión si no se hubiese aprobado la Convención de Viena de 1961 sobre estupefacientes.
La ley española basada en las normas de la Unión Europea, exigen a todo nuevo medicamento, unas fases de investigación preclínica y clínica antes de su posible comercialización. ----<<<<<< Por eso autorizaron la venta de sativex, no?