Ahora dicen que cambió, que lo ven más predispuesto al diálogo y con un estilo más conciliador. Es que Néstor Kirchner, luego de codearse con Primate Bush y con la flor y la nata del Imperio, vio claramente como viene la mano. Alejado definitivamente de la postura izquierdosa y farandulera que lo llevó a recibir a Fidel y a Chávez, amén de proclamarse hijo de las Madres de Plaza de Mayo, el Dr.K resolvió sentarse a la mesa de los vencedores. A pesar de abjurar de las nefastas relaciones carnales ditellanas en los discursos públicos para la tribuna, es más que evidente una reedición de las mismas en otro ámbito.

El Imperio Americano tiene un interés vital en la destrucción del MERCOSUR, para apuntalar el ALCA en la región. Ya se adelantó el lunes en la sección "Papelera" de Tribuna de Periodistas, de la mano del periodista y escritor Víctor Ducrot, cuando puntualizaba que “EEUU tiene ahora interés particular en recalentar este escenario diplomático, porque le permitiría avanzar en su política de ocupación militar en la zona cuyo epicentro es el plan Colombia. No nos olvidemos que hace poco forzó al gobierno paraguayo a que se acepte la llegada de asesores militares norteamericanos a ese país. Sigue insistiendo el embajador estadounidense en Asunción con el sonsonete de siempre, sin ninguna prueba a la vista, que la Triple Frontera entre Argentina, Brasil y Paraguay es una zona peligrosa de operaciones financieras del terrorismo internacional. Tan es así que, la comisión bicameral del Congreso argentino que entiende el control de los organismos de inteligencia, acaba de firmar un acuerdo con su par estadounidense para cooperar en operaciones de inteligencia en funciones de “prevención de actividades terroristas”.

Si no lo pueden implantar por las buenas, lo harán por las malas porque acá lo que está en juego son las grandes cuencas de recursos naturales que existen en América del Sur, y que están entre las mayores de planeta. Por eso la desestabilización al gobierno constitucional de Hugo Chávez en Venezuela, por eso la Triple Frontera porque es donde descarga la reserva de agua potable más importante del continente y del planeta. Acaba de finalizar la cumbre de Bombay, donde se ha trazado con claridad los escenarios bélicos y de conflicto internacional en el marco de la conquista de los espacios de agua potable, porque es uno de los grandes recursos naturales en crisis de los países desarrollados. Tenemos una de las más grandes cuencas de biodiversidad, una de las mayores reservas energéticas y gasíferas, van por el gas boliviano, pues EEUU lo necesita a precios leoninos, y atención. El bloque hegemónico está dispuesto a todo, y una parte de esto es la batalla por los medios de comunicación. Es increíble la agresividad con que en distintos sectores de los medios de comunicación argentinos, están operando los intereses hegemónicos en contra del gobierno de Kirchner. Porque más allá de la profundidad con que los consensos argentino-brasileños en el marco del MERCOSUR sigan desarrollándose, este proyecto le molesta a los EEUU.”

Vendedores de ilusiones

Pero para la corporación mediática nacional está todo bien, así que tiran papelitos y brincan con cabriolas indescriptibles celebrando la ductilidad del gran K. El sitio colega Urgente 24 no se asocia a este carnaval mediático: "Cuanto más riesgosa es la inversión, más alta debe ser la ganancia, para que haga apetecible la cercana posibilidad de perderlo todo. ¿Existen negocios tan rentables en la Argentina?. ¿Es probable que el presidente pueda convencer masivamente al empresariado español de hacer negocios en la Argentina? Ciertamente no.

Pero es responsabilidad de los medios de comunicación social advertirlo. Y no sumarse a la venta de ilusiones del gobierno. Enrique Albistur, secretario de Medios de la Nación, puede seguir imaginando toda la publicidad que quiera; Miguel Nuñez, el vocero presidencial puede intoxicar a los periodistas poco creíbles que frecuenta, y el Grupo Clarín puede mantener la confusión informativa en sus medios, pero la realidad fluye: los argentinos pagan hoy más caro por menor calidad en sus bienes y servicios; la recuperación es más limitada de lo que se dice, y hay un deterioro en el ingreso familiar que en marzo fluirá complicando la macroeconomía”.

La ilusión marketinera está suplantando al análisis objetivo. Y el estilo K ayuda a esto, pues, según un interesante artículo de María Luisa Mac Kay, enviada especial de Clarín a España:“Pero desde que aterrizó aquí, Kirchner practica el arte de concentrarse en un solo mensaje o idea por vez, por campaña, por gira o visita. Machacar hasta volverla casi un eslogan que resuene en el cerebro de quien tenga delante. Esa ha sido en buena medida la tónica presidencial desde que pisó Madrid. El Presidente sólo habla de aumentar las inversiones y ayudar al crecimiento argentino”.

Entonces de acuerdo a esto, se puede decir que el Dr.K es un prestidigitador de la palabra, un individuo entresacado de las páginas ensayísticas del pensador francés Jean Baudrillard:“Para que una cosa tenga un sentido, hace falta una escena, y para que exista una escena, hace falta una ilusión, un mínimo de ilusión, de movimiento imaginario, de desafío a lo real, que nos arrastre, que nos seduzca, que nos rebele. Sin esta dimensión propiamente estética, mítica, lúdica, ni siquiera existe escena de lo político, en la que algo pueda constituir un evento. Y esta ilusión mínima ha desaparecido para nosotros: no hay ninguna necesidad ni ninguna verosimilitud en los distintos acontecimientos mundiales. Tenemos una suprerrepresentación de ellos en los medios, pero ninguna imaginación verdadera. Todo eso para nosotros es simplemente obsceno, puesto que a través de los medios está hecho para ser visto sin ser contemplado, alucinado entre líneas, absorbido como el sexo absorbe al mirón: a distancia. Ni espectadores ni actores: somos unos mirones sin ilusión.

Si estamos anestesiados, es que ya no existe estética (en el sentido literal) de la escena política, ya no existe ninguna puesta, ya no existe regla de juego. Pues la información y los medios no son una escena, un espacio con perspectiva, en el que interpreta algo, sino una pantalla sin profundidad, una banda perforada de mensajes y de señales a la que corresponde una lectura también perforada del receptor.

Nada puede compensar esa pérdida de toda escena y de toda ilusión de la simulación automática de lo social, en la simulación automática de lo político. Y menos que nada el discurso de los políticos, obligados todos ellos a simular en una gesticulación patética, pornógrafos de la indiferencia cuya obscenidad oficial acompaña y subraya la obscenidad de un universo sin ilusión. Por otra parte, a todo el mundo le importa un rábano. Estamos en el éxtasis de la política y de la historia –perfectamente informados e impotentes, perfectamente solidarios y paralizados, perfectamente fijados en la estereofonía mundial-, transpolitizados vivientes.” (Las estrategias fatales, 1984)

Obscenidad política

Sin lugar a dudas, el gran artífice de este proceso de cruda desnudez política fue el petiso Carlos Menem, el gran privatizador cultor de la obscenidad de la pizza y el champán. Como se analizó en algún momento, el sultán de Anillaco encarnó la tipología de Isidoro Cañones, el cómic del rico sin escrúpulos, piola, ventajero y patinador de dinerales en living la vida loca. La fiesta de pocos duró diez años, y aún se padecen sus funestas causas. Luego, su reemplazante Fernando De la Rúa se mostró como el gris y administrador que venía a poner la casa en orden luego del desmadre. Pero al poco tiempo la obscenidad reapareció en todo su fulgor, cuando el telón se retiró y se mostró la patética desnudez de un timorato acordonado por un entorno sin retorno. Y terminó escapando por los techos de la Rosada.

Su sucesor Rodríguez Saá se creyó que estaba aún en su feudo, y terminó arrojado del sillón de Rivadavia de un puntapié. El Cabezón Duhalde tuvo mejor suerte, aunque debió recurrir a lo mismo de siempre para no terminar eyectado del poder.

Ahora, en los días pinguineros la película pasa por otro lado. En dejar de lado la risa fácil de los 90 para mostrar un país supuestamente en recuperación, aunque ocultando bajo la alfombra que aún no hay solución a la vista de los acuciantes problemas de fondo.

Y esa es, precisamente, la peor de las estrategias fatales porque no se puede tapar el abismo con la palma de la mano.