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CRÍTICA CINEMATOGRÁFICA

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LARS Y UNA CHICA DE VERDAD
LARS Y UNA CHICA DE VERDAD

Ficha Técnica

Ficha Técnica:
Director: Craig Gillespie Intérpretes: Ryan Gosling, Emily Mortimer, Paul Schneider, R.D. Reid, Kelli Garner, Nancy Beatty, Doug Lennox, Joe Bostick, Liz Gordon, Nicky Guadagni, Patricia Clarkson. Título original: “Lars and the real girl”. País: USA. Estreno: 2008 Duración: 106 min. Clasificación: Sin definir Género: Comedia dramática. Guión: Nancy Oliver Montaje: Tatiana S. Riegel
Fotografía: Adam Kimmel
Música: David Torn

    Comedia deliciosa, desopilante, que narra la historia de un hombre enamorado de una muñeca inflable —simil real— que hará reconstruir su vida afectiva y de relación. Candidata al Oscar al mejor guión de cine.
    Lars (Ryan Gosling), es un introvertido muchacho de barrio, que vive en una pequeña localidad suburbana, en casa de sus padres fallecidos. Conviven con él, su hermano Gus (Paul Schneider), junto a su esposa embarazada (Emily Mortimer). Pronto un personaje inesperado entrará en escena. Gracias a las nuevas tecnologías de la información, Lars adquiere vía Internet, una hermosa muñeca símil fémina. Pero contrario a lo que se piense en primera instancia, no es para saciar su apetito sexual parafílico. Todo lo contrario, la presentará en sociedad como su novia discapacitada (por su desplazamiento en silla de ruedas).
    Es en ese momento, que la fabulosa “construcción del verosímil” en el relato del guión, alcanza su magnificencia fílmica. Suele plantearse la diferenciación de caracteres del actor, cuando lo hace en cine y en teatro. Son géneros muy dispares, con sus singularidades bien definidas. En teatro, el actor se relaciona con sujetos y objetos de manera ambigua. Se habla del “estatuto del actor”.
    El actor es el cuerpo de su trabajo. Tanto en la teatralidad como en el ocultamiento de las escenas jugadas. Planteo esto para poder pensar el trabajo sobrio y excluyente de Ryan Gosling (Lars), que entroniza a la muñeca (Bianca, así llamada), como un actor más, con vida propia. Nos hace creer —muy meritorio por cierto— en la paradoja del actor: la muñeca es aquello que no es, una bella mujer con diálogos profundos y aleccionadores. Sintetizando: la historia de esta película, bien podría plantearse en terreno diferente, en el teatro. Ya que los signos —semiología de la imagen— se presta para esta estética.
    En toda la fábula hay una exaltación del juego manifiesto. El espectador se hace cómplice, vive la escena como suya. En ese terreno radica el éxito de la obra. El contrapunto permanente: se visualiza una comedia, nos reímos con su desplazamiento, y al mismo tiempo, se dramatiza los problemas de conducta del novio de Bianca. A punto tal que se arriesga diagnósticos psicológicos-psiquiátricos, para remitir tal dolencia en Lars. La imaginación discursiva en la pantalla no tiene límites. El cine rompe estructuras permanente. Es rupturista, es vanguardia en aquello de deshacerse de convencionalismos, imponiendo su propia estética del lenguaje. Lo correcto es dejado de lado, para abrir nuestros sentimientos y otorgarle ese estatuto de actor a Bianca.
    No se vislumbra un gran montaje, no lo necesita por otra parte. Lo jugado en la relación Bianca-comunidad, y su aceptación como real, es el verdadero montaje. El "como sí" —término planteado en psicología— calza como un guante en esta película. Hacer “como si” la convención del texto (el juego de los distintos personajes) fuera cierto. La verdad es la declamada por Lars, y la comunidad a su alrededor, asiente y no se burla. Todo en pos de la salud mental del novio fetichista.
    Pocas veces se puede observar, como en esta pieza del director Gillespie, tal dualidad, sencillez y profundidad al mismo tiempo. Y este es el otro mérito que consagra al film de marras. Una idea diferente, sobriamente contada. Sin caer en lugares comunes, divirtiendo al espectador, haciéndolo partícipe de los futuros probables. Incluso en momentos de gran intensidad de cancelación del relato. Interpelando al ingenioso espectador: ¿hay tragedia en el fin de la historia o no?

 

Gustavo Contarelli

Puntaje del film: 4 Tribunas (buena-interesante-entretenida)
Puntaje actor protagónico: Ryan Gosling (Lars) - 5 Tribunas (excelente)

Referencias:
5 Tribunas: excelente/imperdible
4 Tribunas: buena
3 Tribunas: correcta
2 Tribunas: regular
1 Tribuna: mala/pésima

 

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