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UNA CANDIDA ESPERANZA

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PARITARIAS, SALARIOS Y LA POSIBILIDAD DE UNA NUEVA NEGOCIACIÓN
PARITARIAS, SALARIOS Y LA POSIBILIDAD DE UNA NUEVA NEGOCIACIÓN

BUENOS AIRES

    El sismo económico mundial está haciendo sentir sus efectos en la Argentina, como era previsible y pese a algunos pronósticos optimistas acerca de que solamente algún remezón aislado podía sentirse en el país.
    La actividad de diversos sectores, que ya venían mostrando alguna desaceleración después de varios años de crecimiento, está sintiendo la sombra de una brusca retracción. Y en algunos ámbitos esa situación está provocando el retorno de los fantasmas más temidos: los que afectan al trabajo, y directamente a los asalariados.
    Rubros que habían vuelto a mostrar la imagen de años dorados, ahora están a la vanguardia de los perjudicados por la renovada crisis planetaria, aderezada con condimentos locales como la inflación y la pérdida del poder adquisitivo de los salarios.
    Y los problemas se desatan justo cuando se estaba entrando en una ronda de debate sobre la forma de recuperación de los sueldos, que incluye el reconocimiento de que el costo de vida supera holgadamente las acotadas cifras de las estadísticas oficiales.
    Varias organizaciones gremiales ya estaban tratando de negociar con sigilo una renovación de los acuerdos firmados en la última rueda de paritarias, que, como en los dos años anteriores, estuvieron signados por las limitaciones para los índices de aumento impuestas por el Gobierno nacional y el titular de la CGT, Hugo Moyano.
    Esos techos fueron traspasados en algún caso, pero quienes más, quienes menos, todos los asalariados se vieron afectados por el implacable costo de vida, que licuó esas mejoras prácticamente en el mismo tiempo que dura un suspiro.
    La más flamante fórmula conocida para acercarse a una recuperación básica fue la posibilidad del otorgamiento de una suma fija de 500 pesos a fin de año. Pero ahora, ante la debacle económica global, los propios sindicalistas decidieron archivar la idea hasta que amainen los vientos.
    El argumento, otra vez con Moyano como bastonero, es que debe priorizarse la preservación de los puestos de trabajo, y que en consecuencia hay que resignar por un tiempo el reclamo por los sueldos.
    Nadie puede discutir ese argumento y sabido es que si desde lo más alto del poder, sea político, económico o sindical, se sugiere una acción de esa naturaleza, no hay margen para pensar que esa palabra será desoída.
    Pero también se sabe que hay actividades que en los últimos años han tenido una evolución fabulosa, con márgenes de ganancia previsiblemente generosos, con lo cual no estaría de más añadir a ese consejo de moderación que quienes tengan posibilidades de otorgar mejoras lo sigan haciendo.
    Porque en definitiva, es indiscutible que todo peso adicional que ingresa al bolsillo del trabajador no sale al exterior o va a parar a la compra de bienes suntuarios, sino que cae nuevamente en la fuente de la economía doméstica, obviamente necesitada de movimiento continuo.
    En este marco de convulsión generalizada, no se habrían descartado intenciones de retomar algún tipo de diálogo social con vistas a un acuerdo, por lo menos, sobre líneas generales básicas.
    En ese sentido, sindicalistas y empresarios habrían tenido contacto, incluso en alguna reunión cuasi secreta, donde el punto principal habría sido la necesidad de continuar impulsando la producción y la competitividad, como único camino válido para el sostenimiento de la economía.
    Para ello será importante también tener en cuenta lo que indicó recientemente un informe del Foro Económico Mundial, según el cual la Argentina pasó del puesto 85 al 88 en el ranking de competitividad de las naciones, donde el país latinoamericano mejor ubicado es Chile, en el casillero número 28.
    ¿Estarán comprendiendo finalmente los actores sociales principales la imperiosa necesidad de buscar un pacto que establezca pautas que sean respetadas a rajatabla para empezar a despegar definitivamente? ¿O será un nuevo estertor producto del terremoto con epicentro en el mundo desarrollado, otra reacción espasmódica? El deseo es que la respuesta sea una afirmación al primer interrogante. Caben las dudas, pues se han visto incontables expectativas frustradas al respecto. Pero también sería bueno que pueda cumplirse aquel añejo principio de que "no hay mal que por bien no venga". Que se logre ver la luz pese a las tinieblas, aunque a esta altura siga sonando todavía como una cándida esperanza.

 

Luis Tarullo

 

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