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CRÍTICA CINEMATOGRÁFICA

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QUÉMESE DESPUÉS DE LEERSE
QUÉMESE DESPUÉS DE LEERSE

Título

Título: Quémese después de leerse
Título original: Burn after reading
Dirección: Ethan Cohen, Joel Cohen
Género: Comedia
Guión: Ethan Cohen, Joel Cohen
Intérpretes: George Clooney, Frances McDormand, Brad Pitt, Tilda Swinton, John Malkovich, Richard Jenkins, David Rasche
Fotografía: Emmanuel Lubezki
Música: Carter Burwell
Montaje: Roderick Jaynes
Duración: 95 minutos
Calificación: Apta para mayores de 16 años
Origen: Estados Unidos - Inglaterra - Francia (2008)

 

    Es la historia de un espía de la Agencia Central de Inteligencia (CIA), que tras un desencuentro laboral con sus jefes operativos, decide escribir un libro institucional. Grandes secretos quedarán a la luz, y con ellos, la carrera contra reloj por el control informativo.
    El agente Osborne Cox (John Malkovich), es citado a un cónclave de distintos analistas y consultores secretos en Arlington, Virginia (Cuartel General). El tema central es su dimisión al cargo. Cox termina la reunión abruptamente con un portazo. Lo declaran prescindible y, con ello, el sueño de coronar su carrera con un buen retiro asegurado.
    Abrumado regresa a su hogar y sólo recibe la incomprensión de su mujer. No obstante, en su escritorio, inicia la aventura de escribir sus memorias. Whisky en mano, y con mal semblante, se debate entre la afrenta y la trascendencia. Su trabajo no fue en vano, pensaba. La CIA le debía mucho. Y ahora está solo. Mientras tanto, su mujer Katie (Tilda Swinton) está consternada pero no dolorida; pues vive un intenso romance con Harry Pfarrer (George Clooney), un agente federal devenido a menos, casado y harto de la rutina, dispuesto a experimentar nuevas vivencias, incluso aquellas de dudosa tecnología sexual.
    Otras de las “pequeñas historias” del film, es la protagonizada por Linda Litzke (Frances McDormand), empleada de un gym. Vive pensando en su estética y como modificarla mediante un itinerario de cirugías. Pasa muchas horas de su vida gastando energía en la búsqueda de su pareja ideal. Gracias a Internet, logra citas con finales abiertos.
    Linda cuenta con la anuencia de un compañero inseparable de trabajo: Chad Feldheimer (Brad Pitt), que encarna a un entrenador muy peculiar por sus excentricidades. Haciendo las delicias del público. Ora con histrionismo manifiesto, ora con su gestualización corpórea. Ambos inician una empresa que los excede. La suerte quiso que el disco de las memorias del agente Cox, caiga en sus inexpertas manos. Querrán enajenarlo y buscarán al mejor postor en el mercado. Un mercado muy cerrado por cierto, tras la finalización de la Guerra Fría y el derrumbe del Muro de Berlín. Pero no estarán solos estos intrépidos entrenadores. El gerente del gimnasio Ted Treffon (Richard Jenkins), sabe que el amor incondicional por su empleada Linda, lo llevará a experiencia excitantes y doblemente peligrosas. Una frase de este administrador —como espada de Damocles— penderá sobre las cabezas de Chad y Linda: “nada bueno producirá esto”, en franca alusión a las peripecias por vivir para enajenar el disco de marras. Axioma propiciatorio que irá plasmando las distintas clausuras de los relatos jugados. Todos están inducidos por un fino hilo conductor. La fragilidad del mismo, irá sellando la suerte de los personajes.
    Los hermanos Coen, en esta nueva entrega, nos proponen realizar una lectura crítica de los servicios de Inteligencia americanos. Para tal fin, los eventos giran en un espiral fuera de control, en una serie irrefrenable de encuentros siniestramente cómicos. En esa ductilidad, pulsada magistralmente por los hermanos cineastas, se funda la mayor calidad fílmica. El mix drama-tensión-humor disparatado, es su norte. Y su original visión de la realidad del mundo de los vigiladores, del orden político y social de occidente, desnuda ese panóptico (visión global y controlada) de los recursos humanos, patentizado sus logros y miserias y por que no decirlo la estupidez en que viven insertos.
    La dupla Coen se caracteriza por la inteligencia a la hora de elegir actores. Esos fisic du roll y sus respectivas máscaras son aristas fuertes a la hora del casting. A la Pléyada de los afamados actores citados, hay que mencionar al recordado (por la sitcom satírica) David Rasche, protagonista de Sledge Hammer (Martillo Hammer). Su elección no fue al azar. Supo jugar a la perfección ese rol mezclando una estética sainetera y grotesca.
    Notable como en los viejos tiempos de Martillo Hammer. Dicho sea de paso, su imagen no ha cambiado —o lo ha hecho muy poco— desde el rodaje de la serie por la cadena ABC de EE.UU (1986 -1988). Toda esa impronta de detective ahora en un mix Hammer-Harry el Sucio, impregnan la pantalla grande y texturizan el lenguaje fílmico. Haciendo jugar al resto del elenco, su compás. Brillante.
    Quémese después de leerse es una interesante propuesta en este segundo semestre del año. Por lo general, la apatía de los productores y comercializadores de la industria del cine, no realiza grandes estrenos. Por eso celebramos este.

Gustavo Contarelli

Puntaje del film: 4 Tribunas (buena).
Puntaje actor de reparto: David Rasche 5 Tribunas (excelente-imponente).

Referencias:
5 Tribunas: excelente/imperdible
4 Tribunas: buena
3 Tribunas: correcta
2 Tribunas: regular
1 Tribuna: mala/pésima

 

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