Hace unos minutos, la secretaria de Medio Ambiente, Romina Picolotti, presentó su dimisión ante el jefe de Gabinete, Sergio Massa. En los últimos días habían crecido fuertemente los rumores de su salida, debido a la ineficiencia demostrada en el cargo y los escándalos protagonizados por ella.
Es dable hacer un racconto de quién es Picolotti, motivo por el cual se reproducen a continuación las palabras del Dr. Raúl A. Montenegro, Presidente de la Fundación para la defensa del ambiente (FUNAM):
"Más allá de las apreciaciones populares y mediáticas que la calificaron de la María Julia Alsogaray 2, existe algo incontestable. Mostró una personalidad escenográfica de sencillez mientras gastaba 6 viajes de ida y vuelta en jet privado, y ejerció el más descarado nepotismo con personas cuyos antecedentes no alcanzan para las funciones en que fueron nombrados (el caso Juan Picolotti, su hermano y jefe de Gabinete).
Quienes tenemos varias décadas de lucha sabemos quién es quién en esta Argentina de imágenes prefabricadas. Picolotti, habla de su paso por la guerra de Camboya... cuando estuvo menos de un año en 1995. Varios colegas que han recibido el Premio Nóbel Alternativo, y que sí trabajaron en el sudeste asiático, sonreirían con sarcasmo y justificada sorna.
Al poco tiempo de asumir le dije a Romina Picolotti en un mensaje personal, porque preveía lo que iba a pasar con su gestión, que hubo dos errores. El primero del presidente Néstor Kirchner al ofrecerle el cargo siendo que carecía de capacidad e idoneidad en ambiente. El segundo (de Romina), haberlo aceptado.
Como Premio Nóbel Alternativo conozco a los sobrevivientes de esta distinción, que ya tiene 25 años. Y conozco los antecedentes de Romina Picolotti, porque ahora están disponibles en la web.
Sólo una persona con delirios de grandeza y muy pobre capacidad de autoevaluación pudo aceptar que alguna tercera organización la llegase a proponer, por ejemplo, para el Premio Nóbel de la Paz. Siento vergüenza ajena al imaginar su nombre artificialmente colocado en listados de gente que sí ha luchado toda su vida por el ambiente, los Derechos Humanos y la Justicia, y que a diferencia de Romina, siguieron siendo personas genuinamente sencillas.
Es importante que todas las organizaciones sepan que más allá de las luchas políticas y de los intereses mezquinos de diarios y gobiernos, lo que quedó al descubierto fue una Romina Picolotti sin ética, que no titubea en pagar costosos vuelos en jet privado para actos mediáticos y minúsculos, y que cree que se gestiona creando secretarías paralelas con parientes afines.
Soy de Córdoba, y ella también lo es. Y aquí se sabe muy bien quien trabaja en serio, y quien lo hizo con abundante escenografía utilizando con dudosa astucia tareas previas hechas por otras organizaciones (CEDHA en los casos barrio Ituzaingó Anexo y DDT en Alta Córdoba, por ejemplo). Lo mismo ha quedado al descubierto en la Nación. Picolotti traicionó a las ONGs, traicionó a los pueblos originarios y se traicionó a sí misma.
Ninguna carta ni defensa de un funcionario político podrán borrar su patético paso por un cargo público, y su rostro de yo no fui en una conferencia de prensa donde el Estado se arroga el dudoso derecho de menoscabar a un periodista.
Personas a quienes respeto genuinamente, como Wangare Matthai, Leonardo Boff, Memorial de Rusia y decenas de hombres, mujeres y organizaciones genuinamente luchadoras jamás estuvieron involucrados en hechos tan pobres, sin ética y mediocres y que rozan la corrupción como los que conocimos.
Romina Picolotti, socialmente hablando, ya fue. Lástima que sus delirios de grandeza e incapacidad hayan salpicado a quienes trabajan en ONGs y a luchadores que, por cierto, jamás contratarían un jet privado para trasladarse. Porque el dinero que ella utilizó viene de impuestos que paga incluso gente muy pobre, que a veces no tiene 50 centavos para tomar un tren urbano".
Más claro, echarle agua (abstenerse del agua del Riachuelo).