Para algunos políticos argentinos, las jornadas del 19-20 de diciembre de 2001 ocurrieron en Marte o en otra galaxia. Pues esto se desprende al leer la interesante nota de Mariano Pérez de Eulate titulada Alicia K, en el país de los “margaritos”, publicada en la edición de Clarín del domingo 21 de marzo. En ella, se puntualiza la estrategia de Néstor Kirchner de hacer pie en territorio bonaerense, enclave del Cabezón Duhalde, utilizando a su hermana Alicia como punta de lanza: “Una jugada con proyección política se cocina en el entorno de Néstor Kirchner. Se trata de la construcción de un espacio nuevo, orientado a la provincia de Buenos Aires, con presencia de técnicos vinculados al PJ y representantes de organizaciones sociales. Girará en torno a la ministra Alicia Kirchner, la hermana del presidente.

No es una línea interna del PJ, está claro, porque en el justicialismo bonaerense ningún hueco puede abrirse sin que lo permita Eduardo Duhalde. En cambio, los operadores políticos de la ministra aseguran que uno de los objetivos centrales es presentarse como una propuesta superadora de la rústica y poderosa estructura duhaldista.

En todo caso, se presentarán como un sustento bonaerense a la gestión del santacruceño. En verdad, admiten en el Gobierno, está pensado como un pie kirchnerista en tierra de Duhalde.”

A ojo de buen cubero, no es otra cosa que una mojada de oreja al Cabezón, cuya mujer Chiche puso el grito en el cielo al enterarse de las movidas oficialistas destinadas a poner en el sillón platense a Cristina K o al prófugo del baúl Aníbal Fernández. Pero en definitiva, no se trata de otra cosa que más de lo mismo, pues según se puntualiza en la mencionada nota, Alicia K cuenta con una razón de peso pues “según el Presupuesto 2004, administra fondos en la cartera que conduce por 2.567.848.828 pesos y tiene casi todos los planes sociales a cargo. Eso significa que es uno de los funcionarios más poderosos del Gabinete.” Con semejante billetera, no se le resiste nadie pues cuando la primera hermana visita algún municipio, los pibes creen que volvieron los reyes magos.

La “militancia social” de los margaritos

Este remedo político ya fue bautizado convenientemente: “El nombre del espacio remite a una reivindicación kirchnerista que mereció un reciente acto en Parque Norte: Militancia Social, es la denominación elegida. El grupo “alicista”, además gusta identificarse con una delicada margarita, flor bien criolla. ¿El motivo de esa elección?. Margarita es el segundo nombre la hermana del Presidente”.

Uno de estos margaritos no es otro que Sergio Villordo, intendente de Quilmes y pollo del siempre diligente ministro del Interior Aníbal Fernández. Según la nota citada, “Villordo fue uno de los primeros jefes comunales en acercarse a Alicia. La ministra lo ha visitado un par de veces con cheques bajo el brazo”. Por lo visto, los autodenominados heraldos de la nueva política se siguen sirviendo del peor recurso de la vieja: el clientelismo más rancio.

Pues los mismos que se llenan la bocaza acusando a los piqueteros de ser militantes rentados, en el conurbano bonaerense no hacen otra cosa que pelar maletines con guita o abultadas chequeras para solaz de los amigos, cómplices y secuaces. Comprando voluntades, es la mejor garantía para mantener tranquilo el avispero.

La pregunta del millón es si el caudillo de la imponente testa Duhalde, podrá resistir semejante avanzada pues los margaritos no escatimarán ningún recurso para fagocitarse al estratégico conurbano. Lo verdaderamente triste de todo esto es que, mientras se lucha a muerte por espacios de poder, 100 mil pibes bonaerenses no concurrieron a clase, la mayoría de los que aún concurren lo hacen primordialmente para poder comer, en los hospitales públicos falta lo esencial y en materia laboral la desocupación sigue haciendo estragos.

Si la política es el arte de lo posible, debe estar encaminada exclusivamente en pos del logro del bien común. O sea, en el bienestar de la mayoría y no en el deseo compulsivo de unos pocos lobos disfrazados de corderos progresistas. Porque, de lo contrario el resultado futuro es el eterno retorno del fracaso nacional permanente.