La máxima tensión que generó la presencia
de un grupo de 200 productores entrerrianos dentro de un banco le puso un marco
bien caliente a la previa de la reunión que sentará frente a frente a la
ministra de Producción, Débora Giorgi y a las cuatro entidades del campo, tras
un cese casi simbólico de comercialización agrícola y ganadera.
La acción chacarera, que pareció poco y nada improvisada, ya
que apuntó directamente a Néstor Kirchner a través de la invasión a una entidad
privada donde tiene intereses nada menos que uno de los banqueros preferidos de
Olivos, buscó marcar un poco más de territorio a favor del agro, apoyado en
la debilidad manifiesta con la que el Gobierno —y la ministra en particular—
llega a este encuentro.
Mientras durante buena parte de la tarde las usinas
gubernamentales buscaron desactivar con operaciones de prensa dedicadas a
descalificar la toma de la sucursal, una y otra vez sus voceros fueron burlados
por la realidad, ya que las condenas a lo que estaba sucediendo que se sucedían
en la imaginación de los funcionarios nunca tuvieron correlato formal en el
marco de la Mesa de Enlace.
La pulseada siguió hasta bien tarde y tras la misma se
observó cómo el campo siguió escalando hacia terrenos bien peligrosos, como es
la ocupación de una entidad financiera. Es más que probable que este nuevo
método de coacción apunte a ganar terreno para desactivar la ONCCA o a
condicionar la presencia del sector —con voz plena— en un futuro Consejo
Económico-Social. En tanto, pese a que ha venido avanzando con la idea de la
reunión aún con el paro de por medio, el Gobierno podrá aducir que así, con esta
presión, no están dadas las condiciones para que la reunión salga bien, aunque
el agro seguramente afirmará que se trata de manotones de ahogados dados por la
desesperación de los productores. Mucho partido de ajedrez de ambas partes y
bastante hipocresía de todos.
¿Y la Justicia? Una vez más, bien... gracias, ya que el
Gobierno se ha vuelto a cocinar en su propia salsa. Si se ha podido tomar una
comisaría o cortar un paso internacional durante dos años, ¿quién está en
condiciones ahora de ponerle el cascabel en el cuello al mellizo De Angeli?
Hugo Grimaldi