La flexibilización laboral en la Argentina
fue una imposición graciable del FMI al entonces gobierno menemista, y el
encargado de ejecutarla durante 1994-1997 fue el ministro de Trabajo Armando
Caro Figueroa. Pero luego de ese decenio siguió implementándose a todo rigor,
dejando un tendal de frustrados desempleados, y unos cuantos con el cerebro
limado luego de sufrir sus embates lidiando penosamente contra ese monstruo
grande que sigue pisando fuerte. Los sucesivos gobiernos de De la Rúa, Duhalde y
Kirchner 1 y 2 nada hicieron para mejorar la precaria situación laboral por ella
impuesta, haciendo estragos sobre todo en los jóvenes que buscan insertarse en
un primer empleo.
Laura Meradi es una joven escritora de 27 años, que durante
un año vivió en carne propia esa experiencia desde marzo de 2007 a marzo de
2008, siendo testigo directo de una realidad que asusta pero gran parte prefiere
mirar para otro lado. Fruto de esa investigación es su libro de reciente
aparición Alta Rotación de editorial Tusquets y en la extraña tarde del
viernes 13 de marzo fue reporteada por este medio:
-Tu libro es el testimonio elocuente desde adentro de la
flexibilización laboral
-Sí, vista como un genocidio silencioso.
-Exacto, sin exagerar. Pues, luego de leerlo experimenté
un dejo de amargura porque sigue todo igual luego de más de una década.
-Me pasó que muchos conocidos míos, luego de leerlo, cayeron
en la cuenta de cuán precarizados estaban en su ambiente laboral. Esta modalidad
está más expandida entre los jóvenes, por eso lo defino como un genocidio
silencioso que tritura sus mentes y esperanzas de hacer algo más con sus vidas.
Además de triturar la cabeza de ellos, los despersonaliza totalmente, a tal
punto que las empresas hacen prevalecer su bajada de línea sobre otras
cuestiones, digamos más humanas. Me topé con gente que por momentos tenía un
vislumbre de buena onda, siendo luego al instante obturado por esa situación. En
Mac Donalds se notó mucho más eso, el tema era que no se puede
catalogarlos de insensibles totales, pero creían que dentro del ambiente laboral
estaba bien tener una postura radicalmente opuesta.
-¿Qué repercusiones tuviste desde que salió?
-Apenas salió tuve sensaciones de que empezaron a aparecer
alrededor personas con una visión digamos medio gorila, sé que el término
puede resultar un poco fuerte. Pues como que les parecía que era demasiado esa
definición de genocidio. Me dio miedo que esa gente no quisiera entender lo que
estaba pasando en esos laburos. Pero luego, la cuestión se empezó a revertir.
Entendí de que estaba contando algo real y concreto, que pasa todos los días
delante nuestro, al escribirlo pensaba que estaba ficcionalizando algo, pero
cuando lo terminé me di cuenta que reflejaba todo lo que había vivido en un año.
Y ahí es que me dio miedo.
-Vos escribiste tu experiencia de un año de laburo en
Italcred, Carrefour, Teletech, Portezuelo y Mac
Donalds.
-Al inicio de toda esta movida luego de la aparición del
mismo, caí en la cuenta que había reflejado en sus páginas lo que está pasando
hoy en el ámbito laboral de los jóvenes. Como vos bien dijiste antes de la
entrevista, fue un descenso a los infiernos en solitario, que duró desde marzo
de 2007 a marzo de 2008. Un montón de veces sentí que me iba a quebrar, en
Italcred caí con paperas y en el call center temía volverme loca. En el
primero de estos, me pareció muy loco que nos mandaran a la buena de Dios,
solas, sin ningún tipo de apoyo y a la intemperie vendiendo esa tarjeta en
Constitución. Por eso, en muchas ocasiones pensé que no iba a poder terminar el
libro, en medio de la incertidumbre y casi a ciegas. Era algo que corrompía todo
lo que emprendía, la novela a medio terminar, mi entorno, mis amigos.... Al ver
el libro entre dos tapas, lo que veo es que es limitado pues estaba pautado que
sean sólo 150 páginas, y como pudiste apreciar pasa las 400. No obstante siento
que me quedé corta, pues habría pasado otro año así haciendo esto...
-Tené en cuenta que vos misma te ofreciste como cobayo..
-Sí, pero por un lado me fascinó aún no me despegué del todo.
Me encantaría que alguno de mis jefes, como Martín o Blanca, lo lean, así se ven
reflejados en sus páginas como en un espejo. A mis tres ex compañeras de
Portezuelo, al principio les dolió verse ahí reflejadas, pues se sintieron muy
expuestas.
-Seguro, es que hiciste una demoledora crónica del
presente, una postal de época
-Esa rotación horaria es una perversión total que aplasta las
mentes de los jóvenes, no entiendo porqué las empresas utilizan otra
distribución más coherente de horarios para que ellos puedan realizar alguna
otra actividad, como por ejemplo estudiar. Y lo peor, es que hay mucha gente que
no quiere ni ver todo esto. Lo que me decían en Carrefour, por ejemplo es
"aguanta, aguanta". Esa era la consigna dominante, parece. ¿Hasta que reviente?
O seguir, hasta quedar totalmente despersonalizada, como esos pibes que
cotidianamente pasan por lo mismo, pero luego de uno o dos años parece que lo
superan, pero luego, ¿con qué se van?
-Y lo peor del caso es que el ambiente laboral está
plagado de estos denominados empleos basura
-Sí, encima ahí en esos te dicen que tenés que agradecer el
hecho de tenerlos. Ahora, por ejemplo en los call center la cosa se ha
psicotizado de tal manera que parecen progres, en cuanto a una
modificación del trato personal pero en el fondo continúa sobreexplotación.
Fijate que en el supermercado una chica me llegó a decir que si el 24 de
diciembre trabajaba hasta tarde, me daban una canasta navideña con 100 pesos en
alimentos. Lo que hacen estas nuevas formas, es que se vea menos el maltrato y
la precarización laboral, pero la humillación y la angustia están lejos de
desaparecer.
-Muchas gracias por la entrevista.
-Gracias a ustedes.
Fernando Paolella