Hace unos días, tomando un café con un grupo de amigos, uno de ellos con una simpleza campechana, me dijo que el próximo 18 de mayo, simplemente la mafia, iba a cambiar de padrino.
Inmediatamente vino a mi memoria, las imágenes de El Padrino y el fabuloso papel de Dustin Hoffman hijo de Don Víctor Corleone, el capo mafia. Recordé también que durante su estreno, Francis Ford Coppola, recibió numerosas amenazas, ya que se creía entonces que la película estaba inspirada en la vida de la familia Gambino, cuyo líder estaba en la cárcel.
Sin embargo, esa definición desposeída de un exhaustivo análisis intelectual, de un basamento científico o aún más, de pruebas concretas, es el pensamiento de muchos argentinos en estos momentos.
Y por eso me permití pensar, en qué medida, el candidato Kirchner, constituiría un cambio que el país y la gente necesita.
¿Podrá gobernar un país con el 25% de votos genuinos? Creo que no y me parece que su virtual triunfo en las próximas elecciones, constituiría el inicio de una etapa de serios enfrentamientos que pueden hacer colapsar la solidez del sistema democrático.
Pienso en De la Rúa, durante sus últimos días, y reflexioné sobre el poder que puede tener un Presidente, cuya candidatura emergió híbridamente, -ya que los números no le daban a De la Sota- como una construcción del aparato duhaldista.
También si un Menem perdedor, podría abandonar su poder de complicar aún más las cosas desde la oposición.
¿Y quienes estarán en las listas con Kirchner? Me parece que los mismos que están en la actualidad con Duhalde.
¿Y en qué medida Duhalde se diferenció de Menem? Son preguntas que hacen un reflexionar de ida y vuelta en la sociedad.
Los votos radicales, ¿adónde se dirigirán? Aún si los líderes de las corrientes políticas que quedaron fuera del ballotage , les indican a quién deben votar en ésta instancia, ¿harán caso sus votantes?
Sin duda alguna, el Presidente que asumirá lo hará en forma trágicamente débil.
Su peor pecado es no haber podido ganar en primera vuelta. Tanto Menem (que hace nuclear a un gran abanico en su contra) como el santacruceño, que puede recibir votos prestados pero que volverían a su partido de origen en Septiembre, no parecen encantar a una sociedad que a pesar de ser subestimada en forma reiterada por la clase política, quieren verdaderamente un cambio.
Así como los planes Jefes de Hogar, mataron provisoriamente a la entonces naciente red de trueques, la necesidad de definir un país que está a la deriva, hizo que la gente se volcara a votar masivamente en el pasado comicio.
Sin embargo, así como los políticos están divididos en virtud de su objetivo e intereses que representan; los votantes lo están también pero por la creciente desilusión que reciben de los primeros.
¿Pero qué será de éste país, si el presidente que asuma, es débil?
Lo será sin duda porque ambos “finalistas” no logran obtener un gran convencimiento en la opinión pública.
¿Tendrán el mismo final que De la Rua? ¿Se disparará la economía ante esta debilidad política? ¿El que pierda, dejará gobernar al que gana?
En la película “El Padrino”, los descendientes de Corleone, en ese caso Michael, reciben finalmente el reconocimiento de las otras familias, y con un beso en su anillo, reafirman su “padrinazgo”.
¿Cómo podrá asumir el próximo “padrino” y conducir el destino de la “familia política” sin un genuino reconocimiento popular?
Creo que esa pregunta, es la que no se formuló mi amigo, que al terminar de tomar su café, volvió a su trabajo, dando gracias a que por el momento; podía tenerlo.
Ricardo Darío Primo