Las pautas son un premio a la lealtad en Morón. Ergo, a los periodistas críticos había que hacerlos morir de hambre. Durante diez años los medios locales, sacando raras excepciones, se convirtieron en voceros del oficialismo.
Cuando Martín Sabbatella, fue electo intendente de la mano de la ascendente Alianza, encomendó a Diego Spina el manejo de todos los resortes de la flamante Dirección de Prensa. El Plan de Operaciones fue estructurado en aquella primavera de 1999, en las oficinas de El Diario de Morón, en un departamento cuyos ventanales dan a la calle San Martín, frente al Bingo Codere.
Precisamente El Diario ha sido uno de los favorecidos por la publicidad oficialista en el estos diez años del gobierno de Martín Sabbatella.
En el cómodo lugar fue estructurada una forma de trabajo que hasta el día de hoy perdura. Pensaron en aquellos días un Sabbatella distinto, por esa razón le cambiaron el look y lo convirtieron en otro. Traje, pelo corto, barba candado y anteojos, tuvo que olvidarse del pelo hasta los hombros, los jeans gastados y las camisas descoloridas.
Desde el primer instante desconfiaron de los periodistas críticos y comenzaron a gratificar con pautas a aquellos que les ofrecieron su costado favorable. A los críticos había que hacerlos morir de hambre.
En estos diez años los medios en su gran mayoría se convirtieron en nada, vendieron silencio, desecharon toda información que rozara la transparencia del intendente y se convirtieron en una vergüenza constante.
Pero muchos de esos periodistas cambiaron de vida, de casa, veranearon en donde no solían hacerlo; a cambio recibieron compensaciones suculentas con sólo aceptar la sugerencias de Diego Spina o los retos de Fernando Torrillate.
No es malo que los medios reciban pautas porque en definitiva pueden desarrollarse mejor, pero lo lamentable es la pérdida de la independencia y la obsecuencia que hemos observado en varios de ellos.
Lo que ha hecho Diego Spina, alumno aventajado del ex senador provincial Horacio Rafael Román, seduciendo medios con la billetera abultada no pudo haberse realizado sin la anuencia del transparente Martín Sabbatella.
En estos diez años Morón inauguró una etapa, donde la publicidad selectiva se convirtió en una maraña inexpugnable para los periodistas que no aceptaban ser seducidos por el poder de turno.
Ningún organismo controla las pautas, ni siquiera puede esperarse nada de Abraham Gak, flamante Defensor del Pueblo de Morón, porque adhiere y defiende los postulados de Nuevo Morón. Precisamente lo eligieron para que no se oponga a nada que decida el poder político. Otro Defensor del Pueblo podría haber sido peligroso.
Hasta el Tribunal de Cuentas que posee oficinas en Pellegrini y 25 de Mayo, ha sido insuficiente, por no decir incompetente, para evitar la torpe manipulación de las pautas publicitarias en el distrito de Morón.
La mayoría de los medios locales —pero también los nacionales— venden silencio, es decir no publican nada que pueda molestar o erizar la piel del gobierno municipal. En los medios locales, sacando raras excepciones, podemos verlo con claridad. En los medios nacionales, lo podemos ver objetivamente con el diario de Yrigoyen, que todas las mañanas, desde el oficialismo, le entregan a los concejales.
En especial con los ridículos y obsecuentes reportajes que le realizan lo periodistas de medios nacionales al intendente, donde no le preguntan nada porque ignoran lo que sucede en Morón. Es un caso de ignorancia supina, que se traduce como ignorancia por negligencia.
Los funcionarios suelen enviar mediocres gacetillas a los medios, que en algunos casos las publican en crudo, mientras que en otras ocasiones las refritan para disimular que son partes del andamiaje oficialista.
Existen otros jefazos del poder, entre ellos Diego Spina, el secretario Privado de Sabbatella, que mandan artículos que son publicados en forma textual, sin firma, que aparecen como artículos escritos por periodistas, que trabajan en el semanario o quincenario. Después el medio, está en condiciones de recibir un suculento regalo, puede ser premiado con la publicación de algún balance municipal, que es como una aguinaldo para esos medios.
El lema del gobierno municipal es: te damos una pauta, pero lo dividimos de la siguiente manera, el 20 por ciento te lo llevás por lo que decís a nuestro favor, pero el 80 por ciento se debe a tu hermético silencio. ¿Decime si esto no es transparencia?
Roberto Cuzzani