En más de una oportunidad, el ex intendente de la Ciudad de Córdoba, Luis Juez, dijo: “Néstor juega a la mancha con los aviones”, queriendo decir, de manera socarrona, que el presidente de facto es un tipo “rápido”.
Parecería ser que esta frase, de ser metafórica se convierte en literal, ya que la “rapidez” de los Kirchner parece no tener límites.
Mientras por un lado pregonan honestidad, transparencia, una mejor distribución de la riqueza y, fundamentalmente, hacen hincapié en la función del Estado, por otro, hacen todo lo contrario.
El tema de los aviones para los Kirchner parece tener un atractivo especial. Es muy conocida la utilización indiscriminada de los K de este medio de transporte ya desde épocas remotas, cuando enviaron el avión sanitario de Santa Cruz para traer un diputado de Corrientes con el fin de tener quórum para sancionar una ley que imponía el FMI, y ni hablar de los viajes de campaña, donde Cristina gastó $7.853.090 en cinco viajes al exterior como candidata que en total duraron 24 días.
Pero en nuestra Argentina, increíblemente, eso ya parece historia antigua, como la ridícula creación de LAFSA, una línea aérea federal, que sería manejada por nosotros, los argentinos.
Esta fue fundada pero nunca voló ya que no tiene aviones, y desde su creación lleva gastados la suma de 126 millones de pesos en su plantel de 99 empleados, entre los cuales se cuentan cinco gerentes que cobran un sueldo de bolsillo por encima de los $ 10.500. Estos señores son cercanos al gobierno, a Julio De Vido, Roberto Lavagna, Daniel Scioli y después siguen los gerentes, pilotos y copilotos, tripulantes, supervisores, empleados etc., además de recibir 820 mil pesos para supuestos gastos de uniformes y capacitación.
Otro caso emblemático, relacionado a los aviones y que hoy quedó en el olvido, es el del envío de valijas a través de Southern Winds, la aerolínea que traficaba 60 kilos de cocaína a España que compromete a altos funcionarios y a la que el Estado había subsidiado con 60 millones de pesos.
No nos podemos olvidar, por supuesto de los famosos vuelos a Caracas, donde en uno de ellos aparecieron las valijas de Antonini Wilson.
Sin embargo, los aviones en la era K siguen dando de que hablar.
Con esa generosidad que caracteriza a Cristina, Chávez y su familia vacacionaron un fin de semana en El Calafate. Eso sí, con dinero público de la Argentina.
Para el viaje del Presidente caribeño, se usaron el Tango 01, el 02 y otros tres aviones fletados para 40 personas, entre familiares y comitiva.
No es ninguna novedad el uso de dinero público para personas que no ocupan cargos públicos. En febrero, Néstor Kirchner utilizó el Tango para ir a un acto partidario en Jujuy.
Recordemos que en febrero, el abogado Ricardo Monner Sans denunció a Kirchner por "utilización de bienes públicos", sin ocupar, en efecto, ningún cargo en el Gobierno, erogando un gasto del erario público que habría demandado, según estimaron los expertos, unos 20 mil dólares, aportados en este caso por los impuestos de todos los argentinos.
Kirchner, incluso, apareció viajando a los actos de José C. Paz y Avellaneda en los helicópteros de la flota presidencial. En todos los casos fue seguido por los fotógrafos y camarógrafos de la agencia La Corte, contratada por el Gobierno para la cobertura de los actos K. Es decir, con dinero público.
Lo peor de todo esto es que al vicepresidente Julio Cobos, cuando, ocupando interinamente la Presidencia, le fue negado el mismo avión presidencial para viajar a Tartagal luego del alud que provocó una catástrofe en esa ciudad salteña. Y lo pero de lo peor, es que fue por orden del mismísimo Néstor.
Pero las historias de los Kirchner con los aviones no terminan aquí. Podríamos seguir con que han utilizado, de manera descarada, tanto el Tango 01 como otras aeronaves estatales para hacer la mudanza al coqueto hotel que poseen en El Calafate, por ejemplo.
Y ya que estamos hablando de El Calafate y aviones, Aerolíneas Argentinas, luego de ser reestatizada, está usando un Boeing 747-400, o sea, la mayor aeronave comercial de pasajeros del mundo, para cubrir la ruta Ezeiza - Río Gallegos.
Sorprendentemente, el secretario de Transporte, Ricardo Jaime, dispuso que la ruta a la capital de Santa Cruz se haga con el Jumbo, lo que demostraría no sólo la importancia geopolítica (¿?) del destino Río Gallegos, sino también lo crítico de la situación de flota que atraviesa la empresa aérea estatal.
No por casualidad, en la revista de a bordo para los pasajeros de la empresa Aerolíneas Argentinas, hay una propaganda del hotel Los sauces de El Calafate, e incluso promocionan una oferta: para quien se aloje dos días, tiene uno más de regalo, además de sumar puntos para la acumulación de millas.
La pregunta lógica, sería, hilvanando el paseo de Chávez al sur y el despropósito de utilizar un Jumbo para realizar esa ruta, ¿no podría haber viajado en uno de estos vuelos? Ya que dicho avión puede transportar 470 pasajeros en dos cabinas —económica y business— y el promedio de pasajeros por vuelo apenas supera las 100 personas.
En fin, ahora sí se entiende porque era tan importante reestatizar Aerolíneas Argentinas.
Pablo Dócimo