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Candidaturas testimoniales y otros fraudes a la razón

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HUMILDE APORTE PARA LLEGAR A UNA SOLUCIÓN
HUMILDE APORTE PARA LLEGAR A UNA SOLUCIÓN

IDEAS PARA MEJORAR

 

    Puede ser que juntando ideas de uno y otro lado se pueda lograr una modificación sustancial en la presentación de candidaturas en elecciones nacionales y de las provincias que adhieran, al solo efecto de mejorar lo que se tiene actualmente y evitar situaciones reñidas con la ética y la moral.

    La eterna pregunta: ¿de quién es la banca, del partido o de la persona? Se pueden alegar muchas cosas como que si es muy conocida y famosa es a ella que la votaron, pero ya saltan los otros diciendo que si ellos no la colocaban entre sus candidatos no tendría la banca.

    La verdad que no se puede generalizar sobre el tema ya que existen posibilidades para ambas posturas y ninguna es totalmente excluyente. Pero esto nos deja como al principio, sin solución.

    Hoy por hoy, con el sistema que tenemos, no puede darse una solución, cuando se llegue al voto de individuos y no de listas, entonces esa será otra cuestión, pero por el momento no es posible.
    Debemos tener en cuenta que cuando se trabajó para tener nuestra ley fundamental, la palabra era un documento y los compromisos se cumplían, por la simple razón de que el honor era sagrado y no como en estos tiempos donde ser honorable es algo pasado de moda y propiedad de los tontos.
    Es verdad que somos una “democracia joven”, pero con 25 años ya salimos de la adolescencia y entramos a la mayoría de edad y no deberíamos tener miedo de decir "no" sin que pensemos que se nos catalogará de autoritarios, golpistas y todas esas tonterías de los “intelectuales de izquierda”, que de chiquitos les enseñaron mucho sobre libertad y derechos, pero nada sobre obligaciones.
    No se puede aceptar que los candidatos no cumplan con su palabra y engañen al pueblo prometiendo algo que no están dispuestos a cumplir, o que luego de ser electos se cambien de bando traicionando a quienes lo eligieron. Una cosa es la libertad y otra es la estafa a los que creyeron en ellos, por más que algunos jueces se hayan olvidado de lo que es la honestidad, la decencia y el respeto por las leyes.
    En este punto debemos coincidir que, si hoy necesitamos de algunas reformas en nuestras leyes para evitar estas situaciones, es porque existen personas con intereses desmedidos, que no tienen problemas en mentir, en engañar, en traicionar la esperanza de su gente para lograr sus fines y que éstos no deben ser muy limpios si tienen que recurrir a tales iniquidades.
    Si todo fuera para elegir al capitán del equipo en un picado de fútbol del sábado a la tarde, no sería otra cosa que una picardía, pero no estamos ante tan pequeño engaño: es para elegir a nuestros legisladores, a aquellos hombres y mujeres que dictarán nuestras leyes, que si no se dieron cuenta es lo que forma el sustento de nuestra vida en libertad y democracia. ¿Cómo voy a aplaudir a aquellos que utilizan el engaño, la estafa y un total desconocimiento del honor?
    Algo huele muy feo entre quienes no dudan en usar la traición con sus conciudadanos, muy feo.
    ¿Cómo lo solucionamos? Por el momento, sólo tenemos algunas herramientas legales que no alcanzan para evitarlo; no olvidemos que se diseñaron cuando el honor era algo sagrado, por lo que se debe confiar en que algunos magistrados hagan la interpretación acorde a lo que nuestros mayores pretendieron dejarnos como camino a la decencia republicana.
    Pero no hay ninguna seguridad, han aparecido variables propias de las sociedades mafiosas, donde se pone en juego desde la seguridad personal hasta las de la propia familia en algunos casos y en otros el simple y viejo método de las “treinta monedas” (que hoy son muchas más).
    Hay dos situaciones básicas que debemos corregir, una es aceptar la banca obtenida y cambiarse a otro partido político (caso Borocotó) y la otra es el postularse y no asumir (hoy llamada "Candidatura testimonial").
    1. Aceptar la banca obtenida y cambiarse a otro partido político. Con sólo prohibir el cambio se soluciona, como ser “…nadie puede abandonar al partido político con el que obtuvo la banca, ni formar bancada aparte, en caso de hacerlo pierde la misma y sus fueros, debiendo ser excluido como legislador e inhabilitado por 10 años para ejercer cualquier cargo público…” . Seguramente, para mantener una costumbre que se ha instaurado entre nuestros legisladores, la idea correctora será resistida, aduciendo que cuando hay desinteligencias ellos pueden formar bancada aparte; es interesante de analizar pero si no hay acuerdo con los lineamientos partidarios se tiene que abandonar la banca, es la única forma de solucionar el problema sin complicarlo.
    2. Postularse y no asumir. Hoy hasta se llega a aceptar alegremente una estafa cívica como ésta y no se impugna “…porque nadie ha renunciado…eso se verá en el momento de asumir…” lo problemático es que se vota antes de asumir y la idea es eliminar la posibilidad de la sola postulación por el mero hecho de hacerla y no cumplir con lo que se promete.
    Por supuesto que los pillos de siempre van a gritar que es antidemocrático cualquier cosa que no les permita engañar y estafar al pueblo, abusando de aquellos que no pueden defenderse de tamaña barbaridad porque tienen que comer.
    La solución sería: “…todo aquel que se postule como candidato para el poder Legislativo o Ejecutivo, no puede renunciar a la banca o al cargo que le toque, de hacerlo queda inhabilitado por 10 años para cualquier función pública. En caso de que al momento de postularse se encuentre desempeñando alguna función como Legislador o como funcionario del Ejecutivo, deberá renunciar al mismo para poder ser candidato…” De esta manera se solucionaría el problema y si un gobernador quiere dejar de serlo y aparecer como candidato a diputado, renuncia y se postula. Si un ministro quiere ser concejal, renuncia y se postula. Simple.
    Por supuesto que lo redactado debe ser perfeccionado por quienes conocen del tema mejor que yo, pero el espíritu de impedir fraudes de simpatía debe ser respetado. Si algo tan simple puede ser entendido por quién no desea ser engañado y estafado por personas que pretenden ser parte del cuerpo Legislativo, ¿cómo no lo van a entender los magistrado que hoy “no saben que hacer”?
    Cuando la "Inquisición Judicial" —léase Consejo de la Magistratura— sea eliminada, las cosas podrán ir mejorando lentamente y terminarán de normalizarse después de los juicios políticos que seguramente vendrán por los conocidos “malos desempeños” de algunos personajes que han hecho tanto daño a la credibilidad de la Justicia argentina.
    Una última cuestión ¿se animarán a ser honestos? Quizás estas últimas decisiones hagan la diferencia entre ser sacados a empujones o salir por la puerta grande, pero también es posible poder continuar con la frente alta.

 

José Alberto Gil

 

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