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HEREDEROS DEL NOBEL

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    Pablo Neruda debe estar muerto de la risa, esté donde esté. Viendo esta carrera de grandes galgos veloces, viejos jamelgos por la árida Castilla, poetas del Sur, en fin, de Chile, tierra tan dotada para la poesía, hermosa patria, quien lo dijera.
   Se aprestan los dos jinetes, porque al antipoeta le salió gente al baile, y ya el flamante Premio Cervantes, comenzó a hacerse el sueco en Madrid, probándose el frac para ese gran escenario visitado por Gabriela Mistral y Pablo Neruda.
  
Gonzalo Rojas y Nicanor Parra, cabalgan a Estocolmo, como en un trineo de nieve, pero no será fácil deslizarse, porque el terreno parece más una montaña rusa que una pista de esquí. Feliz coincidencia para la poesía, buen pie para el siglo XXI, porque el XX ya lo fue para este género mayor de Chile.
   
Era notorio, comprensible, que este impulso a Rojas le duraría hasta Suecia, cuyo premio es en octubre y no olvidemos que Nicanor cumplirá 90 años.
    El Nobel chileno necesita un relevo, un joven de 86 como Gonzalo Rojas, que  se apresta a su gira por Argelia  y varios países de Europa.
    Los dos poetas sureños tienen algo en común: trabajaron conscientemente su obra durante décadas, pacientemente, diría, pero con tenacidad. Cada día un escalón, incluido el silencio. Rojas más silencioso, pero más viajero. Nadie pone en duda sus méritos, la vinculación con sus pares mayores, la incorporación de su mundo poético a la gran poesía chilena, latinoamericana y del habla castellana. Poesía en la cantera del verbo, la palabra, poetas de la búsqueda, Rojas y Parra.
    Chile es un país global y la poesía no tiene una patria única. La idea ya prosperó en Madrid, dicen, que Rojas lanzó una sonora carcajada que despertó hasta a Miguel de Cervantes en Alcalá de Henares. Nos vemos en Estocolmo, dijeron sus promotores.
    Hamlet, entretanto, en Las Cruces, prepara sus Obras Completas. Pasa revista a su antipoemas y seguramente nuevos Artefactos. Pero hay más poetas en Chile y este año el Premio Nacional de Literatura recaerá en uno de ellos.
   
No sabemos si de aquí a octubre no estalle antes la dinamita de Nobel, en el mundo árabe incluido Israel, y la poesía sea abismo como  debió ser en un comienzo de los tiempos, polvo de la oscuridad, agujero del silencio, mas polvo enamorado, Quevedo.
  
Parra, reincidente en su candidatura al Nobel, con méritos más que suficientes para ingresar a la docta academia, sólo tiene el Reina Sofía y el Juan Rulfo como galardones internacionales, y no ha llegado al Cervantes.
    Ambos poetas ya tienen la corona de la poesía, pero buscan la(s) coronas del Nobel, el lauro mayor de la tierra en las letras. Es la consagración definitiva de una obra, una vida de por vida. Pero la poesía de Rojas y Parra es una poesía viva, que seguirá viviendo en el corazón del lector. Poesía hecha de vida no puede morir.
    El Nobel es un camino difícil, complejo, visitado por las sorpresas, gustos, circunstancias, la geografía, la política, los intereses, y la suerte como la trascendencia de la obra, y tantas cosas correctas en el minuto preciso y correcto. Es imposible, eso sí, complacer al mundo de las letras cada año.

  
La candidatura de Gonzalo Rojas al galardón de la Academia Sueca  contará con el peso que le otorga una la edición de una  de antología bilingüe de su obra en Suecia. Textos traducidos por el poeta Lasse Söderberg, serán lanzados en septiembre en Estocolmo y contará con la presencia de Rojas. Lasse Söderberg es uno de los nombres de referencia para la Academia Sueca. Tradujo a Octavio Paz y lo trajo al Festival de Malmö un año antes de ganar el Nobel", al cual fue invitado Rojas.
    Las dos candidaturas chilenas tendrán que disputar el Nobel con Perú, Argentina Y Brasil, países que no han contado con el lauro escandinavo en toda su historia. Lo endemoniado de Rojas y Parra es la vigencia de su poesía, la actualidad y trascendencia.

  
Los dos tienen un reto mayor a estas alturas. Es con los poetas jóvenes. Neruda Señaló. el camino. Regaló sus bibliotecas y casas en vida. Fue generoso el vate. Debemos reconocerle eso al menos. Rojas ha sido laureado hasta la saciedad en los últimas 10 años de su vida.
    Lo que nos parece bien y justo, es un gran poeta. Pero es tiempo que siembre poesía en efectivo. En el sur debiera abrirse un TALLER PARA LA POESIA. Es el lugar emblemático, allí Alonso de Ercilla y Zúñiga escribió una parte de La Araucana, y vivió la epopeya más grande de la historia de Chile. Una tarea para el gobierno del presidente Ricardo Lagos, para los dos poetas mayores de Chile y de las instituciones de Cultura de Chile. La mistral también dejó huellas en el Sur, Jorge Teillier, oriundo de Lautaro, Efraín Barquero, José Miguel Arteche, Juvencio Valle. Una manera de devolverle algo a la poesía, cuya magia tiene raíces Sur.

  
La poesía es la carta de presentación de Chile.

 

Rolando Gabrielli

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