Festejar un "uno a cero" como si se
tratara de la final del mundo, es un poquito patético. Pero agarrársela con el
periodismo en pleno luego del mismo, haciéndolo responsable de males propios y
ajenos, no resiste ningún análisis. Como bien dijo el blog del diario español
El País: "La Argentina es una especie de manicomio gobernada por un loco
futbolìstico que insulta al mensajero como males de todas sus locuras", en
obvia referencia al presidente de facto Néstor Kirchner. A una semana de
la espuria ley K de medios, nuevamente esta Argentina está en la tapa de los
principales medios del planeta como ejemplo de desidia y decadencia
institucional y social.
Pero la procacidad de los términos utilizados por el ex pibe
10 no sólo se encuadra dentro de la ilógica del balompié, travestido en
inmenso negocio nepotista de unos cuantos truchos bien encumbrados. Sino
también inserto en la perversa antinomia kirchnerista, que transforma
irremediable en enemigos a todas esas mentes que osan pensar distinto, o
simplemente, tener ideas propias.
Domesticación aparte, esta semana trascendió uno de los
aspectos más nefastos de esta tendencia. En el programa Seis, siete, ocho,
que se transmite cotidianamente a las 20 hrs, se dio al aire unos videos
anóminos en los cuales se trataba de ensuciar al colega de La Nación,
Carlos Pagni, involucrándolo en una supuesta maniobra de coimas. Con evidente y
probable tufillo a servicio, este material evidenció el grado de lamebotismo de
la conductora María Julia Oliván, ex de La Liga, como del resto del
elenco, quienes pugnan por aparecer primeros en el podio de los "sí bwana".
La ley de la trampa y demás
Mirando el ejemplo de dicho programa, emerge la pregunta
maldita. ¿Este es lo que nos espera, en el futuro mediático nacional?. ¿Una
caterva de obedientes mensajeros, convertidos en propaladores de los dimes y
diretes oficiales? Una legión de obsecuentes que hacen fila en el bunker de
Olivos, para conformarse con las migajas que caen de la mesa del banquete de los
fatuos y los superfluos. ¿Así será el panorama de los medios, hasta que se
vayan para siempre en el 2011 quienes nos maltratan actualmente desde arriba?
El fútbol manejado desde hace treinta años por Julio
Grondona, cultor acérrimo del "todo pasa" (menos él, claro), la selección por
quien en sus horas de gloria fue el mejor jugador del mundo, Diego Maradona,
pero ahora derrapa cuando habla; las estadísticas del INDEC absolutamente
dibujadas por allegados a Guillermo Moreno, y los medios con la espada de
Damocles de esta nueva reglamentación que tiene mucho de fascista. Y como
frutilla de la torta, la sangría de la sensación de inseguridad que cobra una
nueva vida cada día que despunta.
Discépolo, que la sabia lunga, coincidía ampliamente
con la visión del diario hispano, cuando aseguraba que los argentinos tenían un
pie en un jabón y otro en un manicomio. Pero lo peor, es que en éste, los orates
tomaron el poder.
Fernando Paolella