Raro. No hay otra manera de calificar la denuncia que el Gobierno hizo en el día de la fecha acerca de que la presidenta, Cristina Fernández de Kirchner, habría sido amenazada de muerte mediante interferencias al equipo de comunicaciones del helicóptero en el que era trasladada.

   Más sospechoso aún fue la velocidad con la que el kircnerismo vinculó lo ocurrido a “sectores golpistas vinculados a represores de la última dictadura militar”, en boca del sorprendente jefe de Gabinete, Aníbal Fernández. 

   Según la denuncia, las amenazas se produjeron el pasado viernes durante el trayecto entre la residencia de Olivos y el helipuerto de la Casa Rosada, cuando se detectaron voces en el sistema de comunicaciones de la aeronave que advertían "maten a la yegua", "boludo, maten al pescado" y "mátenla", a lo que se sumó un fragmento de la marcha militar "La Avenida de las Camelias".

   ¿No es demasiado berreta para ser real? ¿Cuál sería el sentido de amenazar tan burdamente a la primera mandataria? ¿No es más sencillo hacer algo concreto contra la Presidenta en lugar de amenazar de manera tan poco seria?

   En verdad, es más que sugestivo que estos hechos se hayan dado a conocer pocas horas después de que Hugo Biolcatti se mandara un exabrupto cuasi golpista contra el gobernador Daniel Scioli.

   De hecho, el jefe de Gabinete no dejó pasar la ocasión para asociar un hecho con el otro: "En el país hay bastantes personajes en estos días a la vista de todos con una visión absolutamente golpista y que nada hay que descartar en estos casos. Tampoco nos podemos desconectar de la realidad que se está llevando a cabo el juicio por el tema de ESMA y son cosas que podrían estar ligadas a acciones de estas características de tratar de que sean intimidatorias a la persona de la Presidenta".  

   Aún es arriesgado aventurar hipótesis, pero es más que probable que se esté pergeñando la instrucción de alguna causa judicial inexistente a efectos de embestir contra algún o algunos enemigos del kirchnerismo.

   Ya ha pasado otras veces, no es ilógico pensar que pueda ocurrir nuevamente.

   Es parte de la naturaleza K.

Carlos Forte