La actual escasez de hacienda vacuna es una crónica largamente anunciada durante los últimos años, debido a la fenomenal matanza de animales jóvenes y hembras en etapas plenas de reproducción, a lo que se suma el fuerte intervencionismo estatal en las políticas de precios, que impidieron, sistemáticamente, el libre juego de la oferta y la demanda para formar importes.
Entre rumores y versiones encontradas, la semana para el campo finalizó casi en una reedición de aquel incipiente otoño de 2006, cuando entre negativas categóricas y órdenes impartidas desde el más alto poder político, funcionarios clave del Gobierno salieron a negar el cierre de las exportaciones para uno de los alimentos emblemáticos que produce la Argentina, la carne vacuna.
A desmentir... por cuestión de horas, hace casi cuatro años, ya que en el anochecer del mismo día, el 7 de marzo, la entonces ministra de Economía, Felisa Miceli, anunció la suspensión de ventas de carne al exterior por 180 días, por causas similares a las que hoy se embandera: falta del producto en el mercado interno por menor oferta ganadera y consecuente suba de precios al consumidor.
Después, el desacierto oficial se profundizó; los plazos se extendieron y, en rigor, a las exportaciones cárnicas se les colocó una mordaza que trabó por más de 1.400 días el normal desenvolvimiento del comercio sectorial, arrasando a su paso con una de las producciones más genuinas y reconocidas del país en el mundo.
Ahora, con rodeos reducidos a expresiones mínimas, la historia amenaza con repetirse, porque el valor de la carne vacuna argentina es el más elevado que se paga en el ámbito internacional, superando holgadamente el de Estados Unidos, Australia y la mismísima Unión Europea.
La hacienda argentina ya es la más cara de la región, por la sostenida liquidación de stocks y de vientres, que en 2009 resultó el más alto histórico, provocada por la falta de políticas de estímulo al desarrollo ganadero.
En sintonía con aquellos anuncios de 2006, el ministro de Agricultura aseguró por estas horas que “de ninguna manera se cerrarán las exportaciones” de carne vacuna... y, por cierto, desde el circuito comercial del producto se deseaba con ansias que el funcionario no se vea obligado a salir a desmentir esa frase, como le sucedió a Miceli.
La actual escasez de hacienda vacuna es una crónica largamente anunciada durante los últimos anos, debido a la fenomenal matanza de animales jóvenes y hembras en etapas plenas de reproducción, a lo que se suma el fuerte intervencionismo estatal en las políticas de precios, que impidieron, sistemáticamente, el libre juego de la oferta y la demanda para formar precios.
Frente a ese escenario, el Gobierno analiza cómo destrabar los aumentos de la carne y, en medio del conflicto, los funcionarios arremeten con declaraciones que lejos de aclarar el panorama lo enrarecen. Vayan como ejemplo posturas que se conocieron hacia fines de esta semana: “No se cerrarán las exportaciones” (Domínguez dixit) o “no habrá medidas que atenten contra las exportaciones de carne, ni se cerrarán los embarques...” (Alejandro Lotti).
Mientras la pelea sube de tono y las piezas se desacomodan en el tablero, los mayores frigoríficos exportadores del país, tienen una parte importante de su estructura inmovilizada, y, en promedio, están utilizando alrededor de un 60 por ciento de su capacidad instalada. En ese punto del análisis, dicen, las empresas que en algún momento de la historia aprovecharon los quebrantos del sector productivo, hoy por hoy la están pasando igual o peor.
En medio de ese terreno resbaladizo, las declaraciones oficiales se sucedieron sin cesar y hasta se anunció que, lejos de trabar las exportaciones, el Gobierno, a través de la cartera agropecuaria, tiene en estudio un nuevo plan ganadero para modernizar la producción del sector.
Todo lo que se logró, al cierre de una semana dominada por una maraña de trascendidos, fue crear un clima de mayor confusión en uno de los sectores más castigados por la falta de políticas de apoyo para despegar, crecer y multiplicarse... mucho... antes de llegar nuevamente al matadero.
Por ahora, más que del “ganado”, en la actividad se habla de lo “perdido”, especialmente cuando se recuerda que, aunque las desmentidas se acumulen sobre la mesa, la entrega de ROE sigue dosificada y casi limitada, sólo para concretar embarques de la jugosa y codiciada Cuota Hilton que, dicho sea de paso, benefició sólo a pocos exportadores y dejó fuera de carrera a las pymes que esperaban con ansias ser incluidas en la distribución.
Resta saber si antes que reabran los mercados, el lunes, el Gobierno habrá decidido volver sobre sus pasos -o rumores- para reeditar aquel 7 de marzo de 2006... aunque otras versiones dan cuenta de que el exclusivo círculo “K” quiere evitar nuevos enfrentamientos con el sector agropecuario, a poco de que llegue la zafra sojera al mercado... y con ella, las jugosas divisas que el Gobierno espera recibir para amortiguar el inocultable rojo fiscal que condiciona sus movimientos rumbo a las elecciones de 2011.
Gladys de la Nova
DyN
¡¡¡¡¡¡¡¡SENCILLO LA RESPONSABLE DE ESTA SITUACION SON LAS VACAS!!!!!!!!!!