Ubicados en las antípodas de las reservas y oferta de vacunos, los volúmenes de la cosecha nueva se modifican hacia arriba casi a diario, pronosticando jugosos ingresos de divisas para las arcas oficiales, de no ser por un detalle no menor: la gente del campo, financiándose como puede, está comprando silos bolsas para no correr riesgos con el almacenaje de la soja y el maíz forrajero.
En el sector proveedor de esos insumos ya se habla de ventas récords del producto, que este año totalizará unas 400.000 unidades, más del 50 por ciento de las que comercializaron en 2009. Pocos hablan de desprenderse con rapidez de la trilla de este año que, hasta los datos que se conocieron esta semana, totalizaría unos 85 millones de toneladas en la sumatoria de todos los productos agrícolas, incluyendo el trigo cuya comercialización sigue paralizada.
Así, mientras desde el Gobierno no pocos computan por anticipado el fenomenal volumen de divisas que esperan recibir por la comercialización de la zafra 2009/2010 y los industriales del sector se frotan las manos por el formidable tonelaje que esperan procesar, los productores parecen decididos, una vez más, a sentarse sobre el “capital grano” hasta que mejoren las cotizaciones internacionales y el escenario interno, plagado de intervencionismo y regulaciones.
Sin expectativas favorables para con la cosecha triguera y con el sabor amargo que ya percibe por la magra trilla girasolera, la gente del campo sabe que no tiene más alternativa de fondeo que la que le ofrece la posibilidad de saber manejar bien la venta de su producción agrícola.
Con un escenario similar que les impide reposicionarse en la ganadería de cría y mucho menos en la retención de vientres, con miras a un futuro productivo estructural, para el corto plazo la única salida parece ser ir por más en el cuidado de los cultivos, con epicentro en la soja, con miras a obtener un volumen histórico de cosecha, en sintonía con la productividad que espera Brasil, el otro gran jugador sudamericano y mundial en las campañas sojeras, siempre que no haya problemas climáticos previos y durante la trilla.
La formidable cosecha de soja que se espera para Sudamérica, récord en la mayoría de los países productores, se combina con la producción que tuvo Estados Unidos en su reciente campaña, aportando un adicional de oferta nada menos que de unos 40 millones de toneladas, en relación con la pobre campaña anterior.
Así, la decisión de vender se vuelve compleja para los agricultores, arrinconados, por una parte, por las arremetidas oficiales de un gobierno que, ávido de fondos frescos, presiona para que los chacareros se desprendan de sus granos. Por otro lado, la serenidad con que deben encarar la comercialización de todo un año de trabajo se fundamenta en la tendencia bajista que muestran los mercados.
El escenario actual se sostiene en la estrategia de compras que implementaron los principales compradores mundiales de la oleaginosa, como China, India, Europa y Asia Pacífico. Estos importadores, ante la insuficiencia productiva nacional del año pasado, sumada a las restricciones comerciales internas que trabaron ventas granarias de todo tipo, cuentan hoy con importantes existencias, obtenidas por sobrecompras que realizaron hacia fines de 2009, abasteciéndose en Estados Unidos.
Los analistas del circuito aseguran que “no necesitan salir a comprar soja sudamericana”; los agricultores lo saben y por eso prefieren invertir en silos, para vender cuando los bolsillos enflaquezcan.
La decisión de vender se vuelve compleja para los agricultores, arrinconados, por una parte, por las arremetidas oficiales de un gobierno que, ávido de fondos frescos, presiona para que los chacareros se desprendan de sus granos. Por otro lado, la serenidad con que deben encarar la comercialización de todo un año de trabajo se fundamenta en la tendencia bajista que muestran los mercados.
Es cuestión de esperar, dicen, mientras suman los tonelajes millonarios que dejará la soja en Sudamérica que, sumando Uruguay, Paraguay y Bolivia a los volúmenes que esperan cosechar Argentina y Brasil, dejarán unos 130/132 millones de toneladas, frente a los 91 (mill/tn) que aportará la zafra estadou-nidense.
Con los datos productivos sobre la mesa, la oferta de soja sudamericana comienza a tener cada vez mayor gravitación en el mercado, algo que la gente del campo no desatenderá a la hora de saber cómo y en que volúmenes vende y cuánto retiene. Los productores optaron por invertir en silos, mientras esperan que se despeje la incertidumbre económica y política en el país.
Ahora, además, cuentan con el espaldarazo que aguardan desde el ámbito parlamentario, adonde piensan acudir cuantas veces sea necesario para no desviar el tratamiento coherente de los problemas que los aquejan y actúan como máquinas de impedir. Lo necesitan para poner proa hacia un horizonte de crecimiento que, dicho sea de paso, se merecen y anhelan desde hace más de cuatro años. O un novillo terminado y ocho campañas agrícolas, según el parámetro que se tome para medir la crisis.
El tiempo de espera que se prevé tomarán los productores por estos lares también puede ser uno de los factores determinantes que tendrá impacto directo sobre el mercado, no sólo en el país, sino también sobre los precios de la oleaginosa en la estratégica plaza de Chicago.
Gladys de
DyN
Exelente nota, faltaria nada mas decir que el gobierno va a hacer con el maiz lo mismo que con el trigo
Estas desacertadas políticas del gobierno que dice proteger a los pequeños y medianos productores, solo llevan a la concentración de la tierra y a que ganen solo aquellos que pueden especular con su producción. Habrá menos productores, más concentración de la tierra y más sojización en la Argentina.