En Canadá, a pesar del auge de las transacciones electrónicas, el sistema postal sigue siendo una de las formas más usadas para pagos y todo tipo de operaciones financieras. Cheques, facturas, donaciones y contratos son enviados en forma cotidiana a través de la compañía estatal Canadá Post, cuya estampilla simple cuesta al momento de escribir estas líneas, $0.57 centavos de dólar canadiense ($2.09 en pesos argentinos).
Lo interesante es que esa estampilla aumenta exactamente un centavo por año, ni más ni menos. Si uno encuentra un sobre con una estampilla de 0.49 centavos, sabe que fue enviado en el 2002. Esas estampillas son la expresión de un sistema que, ciertamente con altibajos, funciona en líneas generales con un alto grado de eficiencia. Esas estampillas son pequeñas expresiones de gobernabilidad, de salud institucional.
En la Argentina, en los últimos días volvió a cobrar protagonismo Carlos Menem mediante su faltazo al Senado de la Nación, en el cual el oficialismo iba camino a una derrota inevitable y que la ausencia del riojano logró postergar, al menos por unos días. Los argentinos nos especializamos en figuritas, algunas difíciles, otras repetidas, pero siempre terminamos sorprendiéndonos por lo imprevisibles que son esas figuritas, por la facilidad con que se devalúan para volver a ganar valor en un circulo interminable.
Menem fue alto y rubio en los noventa, para luego convertirse en un ser deleznable, cuyas políticas llevaron al país a la destrucción y ahora, al voto que se esperaba pusiera freno al matrimonio K. Desde Alfonsín a la fecha, la Argentina se ha transformado en un país en el cual todo está en un constante sube y baja: la imagen de sus principales políticos, los temas centrales para la sociedad tal cual los reflejan (y promueven) los principales medios de comunicación, las políticas de gobierno sin continuidad, una vez que cambian quienes habitan la Casa Rosada.
La bipolaridad social premio hace unos años a Mauricio Macri, quien iba a revolucionar la Ciudad de Buenos Aires poniendo énfasis en "la gestión", pero el paso del tiempo demostró que terminó siendo tan ineficiente o más que sus predecesores. Los errores en la elección de jefes para la tan mentada Policía Metropolitana, incluyendo el escándalo de espías y escuchas, junto con la fallida designación de Abel Posse al frente del Ministerio de Educación demostraron qué tan lejos puede llegar.
Pino Solanas se jactó respecto a que su fuerza había derrotado al kirchnerismo el 28 de junio, pero apoyó al oficialismo cuando se debatió la Ley de Medios. Podrían darse muchos más ejemplos, pero lo más interesante es que, en medio de esta danza, aparece el devaluado —y ahora revaluado— Menem para recordarnos que Macri padre jamás pagó el canon del correo.
La Argentina será un gran país cuando las estampillas aumenten un centavo por año. Mientras tanto, habrá que seguir viendo a cuánto se cotizan mañana las figuritas que hoy no valían nada.
Guido Settón
Guido, los bol.... somos nosotros los que laburamos todos los días para pagar la patente del auto, el colegio y la prepaga. Estos delincuentes, disfrazados de nuestros representantes, viven como reyes con nuestra propia plata. La pregunta del millón, no encuentro respuesta: como y cuando terminará esto? esta clase política corrupta y oportunista, demagoga y populista? ¡Duhalde es la solución y quien va a dar vuelta esto con su pacto de Moncloa? Y hará pagará a los delincuentes KK lo que hicieron...? yo creo que cubrirá todo y gestará sus propios negocios, y los KK? bien gracias....así seguiremos de una punta a la otra, como el péndulo que bien mencionás.