Las disputas frontales de oficialistas y opositores en el primer mes de sesiones del Senado, que no arrojaron ningún vencedor claro pero consiguieron inmovilizar a la cámara, pueden ser una constante en los dos años finales del mandato de Cristina Fernández salvo que los bloques comiencen a dialogar para destrabar la situación.
El estado de empantanamiento, en el que estancan y se embarran los proyectos que llegan a la cámara alta, es fácilmente comprensible a poco que se acepten dos verdades elementales: Existe una situación de empate permanente y ningún sector garantiza manejar a su arbitrio la mayoría de los senadores.
Este es el resultado que arrojan las cuatro convocatorias a sesiones desde el comienzo de las sesiones ordinarias de la cámara alta.
El 24 de febrero se realizó la sesión preparatoria del cuerpo, para definir las autoridades de la cámara por un año. Se presentaron 71 senadores, de un total de 72, el oficialismo consiguió acuerdo para se votara por unanimidad una lista de dirigentes, en la que le figuraba José Pampuro como presidente provisional, para evitar que un nuevo opositor estuviera en la lista de sucesión presidencial, detrás de Julio Cobos.
Una vez consagrada la nómina, de sorpresa, el Frente para la Victoria y los tres aliados patagónicos se levantaron y se fueron: habían percibido que la oposición sólo tenía 36 legisladores, por la ausencia de Carlos Menem, y no estaban en condiciones de definir por sí solos que se quedaban con la mitad más uno de los miembros de todas las comisiones. De los 71 senadores, el oficialismo había puesto en el recinto 35, y la oposición, 36.
La segunda sesión se realizó el 3 de marzo y la oposición sumamente interesada en definir la nueva estructura de poder de la cámara convenció a Menem que se presentara y consiguió el quórum de 37 desde el comienzo del cónclave.
Los oficialistas, que se amontonaban en el salón Eva Perón, con la secreta esperanza de un nuevo fracaso opositor, de repente se vieron urgidos de ingresar al recinto para, al menos dar testimonio de su desacuerdo. Los opositores mostraron 37, el oficialismo, 35.
La tercera convocatoria fue el 11 de marzo. Los opositores que se habían convencido que tenían los 37 de la victoria, comenzaron a percibir apenas unas horas antes del debate sobre el pliego de la presidente del Banco Central, Mercedes Marcó del Pont, que dos senadoras habían sido convencidas de cambiar sus votos y a las 15, se sentaron en las bancas 35 oficialistas mas la legisladora de Río Negro, María Bongiorno.
El panorama se había invertido, los opositores se quedaron en sus despachos para evitar que el nuevo cambio de situación beneficiara al kirchnerismo. La tercera sesión mostró que el oficialismo pudo juntar 36 y la oposición, en el mejor de los casos, un número igual.
La cuarta sesión fue llamada para el 17 de marzo. Nuevamente la oposición creía que llegaba a 37, pero de nuevo Carlos Menem, por un problema de salud, la bajó a 36. Los oficialistas volvieron a concentrarse en el salón Eva Perón sin bajar al recinto, hasta que se venció el tiempo legal de espera. Esta vez, nuevamente, estuvieron en el nivel 35, tras reunir 32 propios y los 3 aliados.
En resumidas cuentas, el poder de la oposición puede medirse en que consiguió sucesivamente 36, 37, 36 y 36, o sea: una vez pudo ser mayoría, pero en tres quedó a una distancia de un solo senador para alcanzar el número mágico que abre la puerta del poder.
De este modo, el arco opositor demostró en los hechos que retiene y maneja reiteradamente a 36 senadores, y quedan lamentando por los pasillos que si Menem no hubiera faltado en dos ocasiones, hoy serían los dueños del casillero 37, el que marca la diferencia entre el poder de decidir y el "todavía no me alcanza".
Los oficialistas, a su vez, tuvieron 35 en la primera, segunda y cuarta reunión y 36 en la tercera.
Las cifras de las cuatro sesiones del Senado de 2010 no alcanzan para anticipar el comportamiento de la cámara en los futuras sesiones.
El ambiente es muy inestable, con cambios sorpresivos y saltos a pocos minutos de las sesiones. Hay quien dice que en el debate de la reforma de la ley de cheque, la oposición puede superar los 40 y el oficialismo tendrá sus primeras bajas, pero sólo en este tema, mientras que en el tema del pliego de Marcó del Pont, el kirchnerismo cosecharía su primer triunfo al alcanzar una mayoría de 37. Todo en la misma sesión.
Diego Dulce
DyN
Estaremos tocando fondo?Ojala resurjamos como el ave fénix. Como puede ser tanta traición, desidia, falta de empatía entre la oposición, se habla de concertaciones o al menos indicios, que el riojano juegue con el Parlamento, no le bastó todo el mal que hizo?; después se enferma, si es en serio, lo lamento; pués nada de pretender lugares especiales; encima condicionamienmtos y ofensas, abuelito, a la camita... otra no le queda ya; del oficialismo, ni hablar, son malos... personas malas.... de mala entraña, dicho por un embajador oficilista en país vecino. Mano dura con ellos, de una vez, no hay que hacer tratos con esta gentuza, matones de cuarta. Que si 35, que si 36, que si bajamos, que si nos quedamos, obvio que el resto del mundo nos vea como un circo y no crean en la Argentina. Que tal con el aceite de soja y su exportación? KK? Contentos? Cuanta viveza .....