Enrique Santos Discépolo fue el heraldo del siglo XX, un magnífico cronista de un tiempo que sigue presente, quizás ahora mucho más revuelto en la vidriera irrespetuosa de los cambalaches debido a la revolución tecnológica que le suma velocidad revolucionaria a los cambios de paradigmas. Para algunos nostálgicos, el poeta sigue siendo hoy un sabio, aunque para la progresía probablemente Discepolín resulte todo un conservador, pero bien vale la pena recurrir a su pasión de observador dedicado a retratar una realidad bien argentina que se está prolongando en el siglo XXI, a partir de las cosas de todos los días. Durante la semana que pasó, media docena de hechos de la política cotidiana dieron vigencia plena al "todo es igual" de su poesía cumbre. Así, uno a uno, los temas se fueron encimando y entre deserciones, mentiras y subestimaciones de todos lados la realidad metió en el mismo lodo discepoliano de mezclar la Biblia con el calefón a los empresarios, la Iglesia, un ministro, los jueces, la reorganización del PJ, el canje de deuda, las menciones ahora laudatorias al FMI, las multas de Cobos a los senadores ausentes. Entre lo más grave que ocurrió en estos últimos días, hay que darle el podio de la "maldad insolente" a la deserción de los empresarios que se asustaron por las eventuales represalias del Gobierno y que salieron corriendo y dejaron a la Pastoral Social en soledad, cuando se habían comprometido a suscribirlo, con un documento en la mano de propuestas concretas sobre la pobreza, un trabajo que además dice sin pelos en la lengua que la misma es "consecuencia" del actual modelo económico y que éste no ayuda a realizar "una distribución equitativa de la riqueza". El borrador del documento, que fue filtrado a la prensa por una cámara empresaria, probablemente a instancias del Gobierno, para desactivarlo, inmediatamente se quedó sin el consenso que había logrado entre los hombres de negocios que se negaron a propiciarlo, debido a ese manifiesto tan hiriente para los habitantes de la Casa Rosada.
Los empresarios de la discordia, que son los mismos que se llenan la boca con una supuesta Responsabilidad Social que parece que ejercen más para lavar sus culpas que para otra cosa, se echaron a la retranca antes de malquistarse con el Gobierno, en nombre de una fidelidad que, en general, todos saben que no existe. La hipocresía es tal que muchos de ellos juran en privado que no dispondrán ni de un peso extra para inversión y que esperan que llegue diciembre de 2011 para que los Kirchner no estén más, aunque públicamente se cuidan hasta el extremo de no jugarse por una causa, como la pobreza y sus consecuencias, que es "un problema de todos". Desde otro ángulo exactamente a la inversa, los editores de diarios nucleados en Adepa se sumaron el viernes a esta prédica por el bien común, ya que para ellos la "amplia franja de argentinos que tienen hambre, están desocupados y son víctimas del narcotráfico" no tienen a mano los medios que requieren los ciudadanos para que puedan ejercer a pleno la libertad de expresión.
Adepa también se revolcó en el merengue, a partir de su denuncia sobre la "inédita" y "abusiva" acción seudo periodística de los medios del Estado, hoy convertidos en "herramientas de militancia obsecuente y persecutoria". Su presidente, el director del diario santafesino "El Litoral", Gustavo Víttori, puntualizó que "cuando habla el Gobierno desde los medios del Estado lo hace en términos absolutos y con una absoluta descalificación de los otros medios", y puso como ejemplo al programa "6, 7, 8" que emite Canal 7: "El relato más peligroso es el relato hegemónico del Estado, bancado con todos sus recursos y apartado de las reglas clásicas del periodismo", señaló. Pues bien, para apuntar a lo contrario y en una expresión casi surrealista del "Cambalache" discepoliano, Aptra, la Asociación que se supone que nuclea a los cronistas del espectáculo, distinguió en la semana a ese programa tan heterodoxo con una nominación al Martín Fierro como "mejor programa periodístico", cuando muchos de sus integrantes, otrora brillantes profesionales, hoy lo que menos hacen es periodismo, sino militancia partidaria.
En este punto de la prédica gubernamental, apareció en pantalla durante la semana otra perla de la "maldad insolente" de la televisión pública, que tiene que ver con la propaganda que se emite en el Fútbol para Todos. En los últimos partidos, en medio de los avisos de obras públicas con logotipo de la Presidencia de la Nación que financian con la publicidad del Estado la ficcional gratuidad del fútbol de la AFA, se han visto spots de la ONG Coalición para una Radiodifusión Democrática que convoca a otra marcha, también a favor de la Ley de Medios. Esas menciones o bien son cuasigratuitas, es decir que están pagadas por todos los argentinos con sus impuestos, lo que corroboraría los dichos de Adepa, o bien son pagas y su difusión se aparta de los principios que el Jefe de Gabinete acaba de establecer, sobre no vender más publicidad a terceros, habida cuenta el fracaso estatal en la comercialización.
Otros personajes que sumaron en la semana a Don Chicho, Napoleón, Carnera y San Martín fueron los diputados opositores que dejaron sin quórum a la Cámara Baja el miércoles último, algunos de ellos con cierta intencionalidad política, pero otros porque no se molestaron siquiera en levantarse de la mesa del bar donde estaban tomando un café, ya que creyeron que el kirchnerismo iba a seguir la vieja práctica de llamar a sesión in eternum, como cuando le convenía. En esta oportunidad, el jefe de la bancada oficialista, Agustín Rossi, se sentó en la soledad en su banca para pedir que se cumpla el Reglamento y que se levante la sesión y el titular de la Cámara, Eduardo Fellener, quien fue ratificado por todos los bloques en diciembre después de muchas discusiones, se olvidó de la caballerosidad, trabajó para su partido y la levantó nomás.
Como frutilla del postre apareció el discurso presidencial que desde los Estados Unidos le tiró flores al Fondo Monetario como promotor intelectual del uso de reservas, argumento para aceitar el canje de deuda, algo que se dice que será bueno para bajar la tasa de interés, pero también para desendeudar a la Argentina, lo que en principio es una falacia contable, ya que la deuda hasta ahora no anotada se volverá a sumar. Otro tanto ha pasado con las divisas del BCRA, que pasaron de ser una garantía para deudores, a la llave para evitar este año el tan temido déficit fiscal. Este zig zag permanente de los instrumentos económicos no ha sido precisamente el caramelo que se tragaron los empresarios que escucharon a la Presidenta en Washington, ya que serán extranjeros pero saben que en la permanente recurrencia argentina siempre habrá "maquiavelos y estafaos" y no se mostraron muy proclives a creer hacia el largo plazo, más allá que muchos de ellos le palmean la espalda a los funcionarios argentinos, ya que están haciendo unos negocios fabulosos con los títulos públicos, que valían menos de 30 y que ahora pagarán 50 o más.
En medio de tanta vorágine y aún consternado por el accidente cerebro vascular del vicegobernador bonaerense, Alberto Balestrini, un peronista de aquellos acostumbrados a tejer y destejer, le ha dicho a DyN en la semana que hoy nada se descarta en el PJ oficial, de raigambre kirchnerista, ni siquiera armar dos fórmulas dentro del espacio, para que se diriman antes de la interna partidaria contra algunos de los disidentes, Eduardo Duhalde incluido.
Igualmente, este pejotista de mil batallas, alabó el sistema de internas abiertas porque, dijo, permitirá que nadie "saque los pies del plato", ya que por "protección partidaria" los que pierdan no podrán ir por afuera y se quedarán con 25 por ciento de los cargos. Sólo hizo una mueca cuando se le recordó que los votantes independientes podrían meter la cuchara contra Néstor Kirchner y apenas atinó a decir que la interna radical, simultánea, también necesitará votantes. Y apuntó que hoy le parece que esa interna la ganará Ricardo Alfonsín.
Por último, y sin ponerse colorado, afirmó que por estos días Kirchner está más manso y decidido a cambiar, para ver si antes de fin de año se transforma en candidato. El informante sugirió que hoy todos están con "el flaco", pero en la mejor tradición peronista afirmó que "vamos a ir con él hasta la puerta del nicho" y si no le dan los números "ya se verá qué hacer". Tantos pequeños mosaicos del día a día, plagados de contradicciones a raudales, remiten una vez más al mundo de curas, colchoneros, reyes de bastos, caraduras y polizones que retrató Discépolo hace más de 70 años y que siguen poniendo a la Argentina en la mezcolanza del "es lo mismo", que tanto ha hecho atrasar su reloj.
Adepa alertó sobre el mal uso de los medios de comunicación públicos, que se volvieron totalmente partidistas.
Hugo E Grimaldi
DyN
Y en el mismo lodo todos revolcaos. El Don Chicho de esa época era un nene de pecho comparado con estos delincuentes de ahora. La crapulocracia en su más clara expresión.