Hace más de un siglo y hasta la década de los ´80 las reservas de los Bancos Centrales de los países latinoamericanos eran objeto de una abusiva utilización en aras de financiar los déficits de los Estados.
Esta práctica inductora de períodos inflacionarios, encontró su límite hace algo más de 20 años a partir de que se reformulara dicha concepción otorgándole a los Bancos Centrales la independencia correspondiente del Poder Ejecutivo de turno a efectos de evitar que la indiscriminada emisión monetaria financie el gasto público.
Los demás países de la región conservan la autonomía de sus respectivos Bancos Centrales mientras la Argentina ha quebrantado esa regla en esta gestión de gobierno.
La “Demanda Agregada” se constituye por la sumatoria de bienes y servicios que quienes habitan un país, el sector público, las empresas y el resto del mundo quieren y pueden consumir de un país a un precio determinado.
Si analizamos los datos registrados por el Ministerio de Economía en los últimos meses encontramos que, independientemente de que las causas de la inflación sean muchas, es decir que ésta pueda obedecer a distintos factores como otras veces expusiera, actualmente la sumatoria de lo que demandan quienes lo demandan, esto es consumo público con el Estado, las exportaciones con los demandantes del exterior, el consumo de las familias y las inversiones de las empresas locales, muestra un importante incremento de la “Demanda Agregada”, como así también de la“Oferta Agregada” dado que la cantidad de bienes y servicios que se ofrecen ha crecido en consecuencia, esto es que ha crecido el PBI y las adquisiciones que se realizan al exterior, las importaciones.
Así por ejemplo encontramos que, en el año 2000, la Demanda Agregada en términos nominales era más de un 300 % inferior a la del año pasado, habiéndose incrementado la Oferta Agregada en aproximadamente un 35 %.
Esta abrumadora diferencia debió ser compensada de alguna manera ya que la macroeconomía constituye un sensible sistema donde el ínfimo movimiento de una variable afecta a todas las demás, por eso en el período analizado 2000 a 2009, la inflación fue casi cuatro veces mayor.
Discriminando los diferentes componentes puede apreciarse que dicha Demanda no creció de manera pareja, siendo la menos desarrollada la que corresponde al consumo de las familias y las más desarrollada la de las exportaciones obedeciendo al impulso de la devaluación producida en el 2000, lo que deja a las claras que la inflación como variable de ajuste es altamente peligrosa en cuanto a efectos sociales, golpeando de lleno el bolsillo de los asalariados, los jubilados, etc.
A todo este esquema debemos sumarle el incremento indiscriminado del gasto público y la presión impositiva sobre contribuyentes “equivocados”, como lo que está ocurriendo en torno a subir al base imponible del Impuesto a las Ganancias y su contraparte, la caza de brujas de Monotributistas de categorías más altas, la apropiación de diversas “cajas” que no vale la pena volver a enumerar y el Canje de Deuda que si bien parecería una reinserción de la Argentina en el mundo, no es más que una estrategia para mantenerse un tiempo más y arriesgar la posibilidad de una nueva gestión.
Como decía al comienzo, los bancos centrales de los países de la región y del mundo, incrementan sus reservas para protegerse de posibles futuras crisis financieras, esto es cuando hay volatilidad externa y los capitales extranjeros no llegan o se alejan, a la vez que aplican políticas fiscales expansivas, mientras Argentina hace exactamente lo opuesto.
En nuestro país en lugar de fijar una banda de variación de precios a la que se ciñan las autoridades monetarias para mantener una inflación estable, los tres Poderes del Estado se están peleando entre sí, se desvirtúa el rol del BCRA y se discuten trivialidades directamente proporcionales a mentalidades alteradas mientras no se soluciona nada de nada y sólo se practica el ilusionismo populista mientras los funcionarios de turno salen a hablar por todos lados puras incoherencias.
A ver, una cosa es tener una concepción ideológica diferente en cuanto a la forma de hacer las cosas y otra muy distinta es ser loco o tarado. Ahí el diálogo, la negociación o la búsqueda de consenso ya no tienen muchas posibilidades.
Por último, es importante destacar que si bien nuestro BCRA cuenta con una importante cantidad de reservas, las mismas no obedecen a la genialidad de las gestiones sino al impuesto inflacionario al cual ya me referí en otras oportunidades, aunque, si se necesitan tocarlas para pagar deuda, la evidencia del gasto descontrolado es abrumadora y el criterio de expansión monetaria no parece entonces haber sido una solución para activar la economía.
¿Qué hacemos con la inflación que está matando a los asalariados y jubilados?
Ah!!, pero que tonta!!, cierto que estamos preparando los festejos para el Bicentenario con el feriado adicional que supimos conseguir, y el Mundial, con el fútbol gratis (mentira) para todos.
Nidia G. Osimani