En 1970, el economista Milton Friedman, sostuvo en un artículo publicado por el New York Times que “la única responsabilidad social de las empresas era obtener los mayores beneficios posibles dentro del marco legal, no debiendo éstas dedicarse a la acción social ni a la filantropía”.
Las empresas, o al menos los Contadores, conocemos muy bien que sus “obras de beneficencia” redundan en exenciones impositivas, por lo que muchas veces, una vez hechos los cálculos pertinentes, éstas se vuelven muy solidarias.
Algunos de los postulados de Friedman eran que:
1) La única responsabilidad social de las empresas es aumentar sus beneficios;
2) Los directivos de una empresa deben conducir el negocio sólo de acuerdo con los intereses de sus accionistas:
3) Un directivo que esté en contra de los intereses de sus accionistas reduce sus dividendos;
4) Los directivos deben actuar conforme a las normas legales de la sociedad y el conjunto de convenciones para su convivencia;
5) Nunca debe incurrir en gastos para reducir la contaminación;
6) No debe tomar desempleados de largo plazo para contribuir al objetivo de reducción de la pobreza, sino que debe tomar personal calificado.
Milton Friedman entonces, no estaba al tanto que:
1) La Economía forma parte del conjunto de las Ciencias Sociales (y una sociedad se compone de personas);
2) Toda Organización/Empresa/Institución se compone de seres humanos por lo que como ente es la viva imagen de sus miembros;
3) Las empresas no son islas, sino que están inmersas en un “medioambiente” y existe el concepto de “atravesamiento” en la Ciencia de la Administración, esto es, cómo la empresa es afectada por el medio. De hecho hoy ya existe la “Contabilidad Social” que intenta cuantificar la incidencia empresarial en el medio en el que desarrolla sus actividades;
4) Que esa Ciencia de la Administración (que ya existía en su época) estudia a los entes a través de sus miembros en los conceptos de Cultura organizacional, Misiones, Funciones, Valores, Organigramas o Estructura, Cursogramas, Metáforas (como la orgánica, burocrática, etc), y otros muchos conceptos mas, todos en torno a los seres humanos que las conforman.
5) Por último, Friedman no estaba al tanto de que lo menos importante dentro de una organización, pública o privada, es el dinero, en tanto si, dicho de modo muy sencillo y sin entrar en conceptos técnicos el capital humano no sirve, el capital financiero sólo no camina y el capital de trabajo resulta inútil.
La “Responsabilidad Social Empresarial” se define generalmente como la capacidad de un ente para afrontar los efectos de la incidencia de sus acciones sobre los diferentes actores con los que se vincula, los stakeholders, más allá de los shareholders.
Implica esto que se considera a las empresas socialmente responsables en relación al cuidado del medio ambiente, satisfacer las demandas sociales en su especialidad, las expectativas de sus integrantes, etc.
Los diferentes ámbitos en los que se mueve una empresa son: el normativo, económico, operacional, ambiental y social, por lo que toda empresa es responsable de proteger el medio ambiente, respetar los derechos humanos y promover el desarrollo de las personas que la integran, brindar bienes y servicios útiles para la sociedad.
Ahora bien, esta RSE, ¿se implementa en las empresas porque las mismas han tomado conciencia de su dimensión o porque incrementa la rentabilidad, aumenta la productividad, da confianza, muestra transparencia, consigue el compromiso de los trabajadores, fideliza a los clientes, genera nuevas oportunidades de negocios, favorece la participación en el mercado, logra el respaldo estatal a la hora de los negocios, otorga imagen positiva a la empresa, disminuye el riesgo de sanciones y controles por parte de organismos oficiales, ayuda a reducir costos?
De la misma manera que en empresas cuyo desenlace ha sido escandaloso y ha “tocado” algún interés político dependiente, se han tomado sin dilaciones todas las medidas pertinentes hasta exterminarlas, otras, aunque violen todas las características de lo que se entiende por Responsabilidad Empresaria, siguen vivitas y coleando, sin que nadie haga nada frente a la contaminación que producen, la vulneración de los derechos humanos y de los derechos de los trabajadores, su falta de ética, su “contabilidad creativa” a la hora de responder por sus obligaciones tributarias, entre muchas otras.
Lamentablemente, la conveniente simplificación de la realidad que tienen las corporaciones en cuanto a defender sus intereses a costa lo que sea se trata, hace que la RSE se circunscriba a sus obras filantrópicas que en el fondo no ocultan más que su voracidad obteniendo reducciones o exenciones impositivas por las ayudas comunitarias, donaciones a hospitales o escuelas, apoyos culturales a los que quizás en el fondo ni les presten atención y sólo muestren los dientes para la foto.
Otras veces, esa generosidad obedece a la necesidad de deshacerse de dinero proveniente de lugares no demasiado “definidos” o mediante “estrategias comerciales no ortodoxas”, y tras la pantalla de la “bondad” de sus directivos, hay que deshacerse rápido del paquete en lo que resulta un acto evidentemente antagónico con la RSE.
Entonces, ¿no sería interesante que a alguien de esos organismos oficiales que gustan demostrar que tienen “casi” todo bajo control, se le ocurriera organizar alguna suerte de estudio de campo al sólo efecto de tener algún dato más o menos de si la RSE es realmente un progreso en términos sociales u otro cuentito con los que gustan entretenernos?
Nidia G. Osimani