En las últimas horas, desde distintos medios de comunicación, se habla de una supuesta “chavización” del régimen kirchnerista, ya que, según estiman prestigiosos analistas, la fase final del matrimonio sería parecida a la que se vive hoy en el país bolivariano.
El análisis no es el más apropiado, a pesar de que los columnistas se basan en datos concretos de la realidad tales como:
-El reciente escrache “anónimo” a periodistas del grupo Clarín.
-El “juicio ético” a miembros del cuarto poder que habrían sido colaboracionistas en los años de plomo.
-Una serie de vetos presidenciales inminentes a las modificaciones que la oposición lograría en el Congreso Nacional para el régimen de DNU, el impuesto al cheque, el Consejo de
-La irrupción de patotas en
-El ataque oficial indisumulado a los jueces independientes y a miembros de
-La idea de evaluar cada cuatro años a los magistrados.
De esta forma, el legislativo quedaría bloqueado por los vetos, la justicia acorrada y el cuarto poder amordazado.
Sin embargo, las condiciones de las sociedades conducidas políticamente desde Caracas y Buenos Aires son, afortunadamente, muy distintas.
¿Es Venezuela una suerte de “espejo que adelanta lo que vendrá en Argentina”?
¿Se pueden parangonar ambas realidades?
Categóricamente, NO.
A fines del 2007 tuve ocasión de visitar el país del comandante Hugo Chávez Frías para cubrir periodísticamente su única derrota electoral: el plebiscito del 2 de diciembre, cuando fue derrotado por el NO a la reelección indefinida.
Repasemos diez grandes diferencias entre los primos-hermanos
1) Si aquí nos indignamos al ver como el ultra kirchnerista Luis D’elía durante la batalla por la 125 trompeaba a un manifestante pro campo en cercanías del Obelisco, ustedes tendrían que haber visto lo que me tocó presenciar luego de que el Comando Electoral venezolano aceptara que el oficialismo había perdido la compulsa apuntada.
Había pasado la medianoche y me trasladé en taxi desde el comando opositor hasta una plaza céntrica, donde los sectores más acomodados festejarían la inédita derrota chavista.
En el camino, nos cruzamos con casi medio centenar de motoqueros que manejaban poderosas unidades. Los conductores iban acompañados por un segundo ocupante del rodado que portaba bate de baseball, para “persuadir” a los dueños de autos o a los peatones de que se volvieran a sus casas. Aquí una banda similar a la que me heló la sangre sería inconcebible.
2) El día anterior al comicio, debido a que no hay veda pre electoral, el presidente Hugo Chávez asistió a un show al estilo “6,7,8” donde un conductor mimetizado con las boinas rojas y los ropajes camouflados del comandante invitaba al primer mandatario a disputar un “video game”.
El entretenimiento consistía en dispararle con fusiles a Alberto Ravell, presidente de Globovisión, cadena enfrentada con el gobierno nacional en forma ostensible. Cabe aclarar que este empresario tiene prohibido abandonar el país.
Ni el impresentable Diego Gvirtz sería capaz de hacer algo similar en nuestro país con Ernestina de Noble o Héctor Magneto.
3) Cada vez que preguntaba por el estado de causas de corrupción del chavismo, como el de la valija de Guido Antonini Wilson que implicaba a la cúpula de PDVSA, una carcajada era la contestación que recibían semejante ingenuidad, ya que ningún juez o fiscal caribeño es capaz siquiera de mantener abierta una averiguación judicial contra el régimen. Aquí no tenemos a ningún émulo del español Baltazar Garzón o el italiano Giovanni Falcone pero tampoco el Poder Judicial es tan grotesco como el de los bolivarianos.
4) Desde que uno pisa el aeropuerto caraqueño se siente acosado por los “arbolitos” locales que someten al turista a un acoso difícil de parangonar, ante la mirada cómplice de la policía chavista. Hasta que uno no acepta cambiarles cien o doscientos dólares a estos operadores partidarios del gobierno la situación de asfixia no desaparece, Cabe aclarar que cada dolar allí vale, en el mercado oficial, dos pesos. Sin embargo, en el paralelo, alcanza los seis pesos. Los “compradores informales” ejercen brutal presión hasta que uno le entrega sus verdes a tres o cuatro pesos, perdiendo buena parte de su dinero en esta operatoria. En Argentina, los negocios con el cambio son más sofisticados y permiten una tasa de ganancia un poco menor. Bastan recordar los dos palos verdes que adquirió Néstor Kirchner antes de un salto de la cotización de la divisa norteamericana.
5) Caracas, con casi la mitad de su población debajo de la línea de la pobreza y viviendo miserablemente en sus morros, es la ciudad más peligrosa del mundo, con decenas de asesinatos cada mes. Buenos Aires aún está lejos de ese far west difícil de trasladar ya que las sensaciones de pánico a las que el visitante es sometido son intransferibles.
6) Si bien Globovisión es un dolor de cabeza para Hugo Chávez, este canal, que se ve por cable fuera de Caracas, no tiene una audiencia tan elevada como poseía RCTV, radio Caracas Televisión, el histórico líder de
7) Socialmente, la clase media y su defensa de los valores republicanos está mucho más extendida en Argentina que en Venezuela, donde rige una típica sociedad petrolera, con enormes desigualdades entre el riquísimo extremo de propietarios de combustibles y la anchísima base de desposeídos.
8) El gobierno en Venezuela está omnipresente desde el giro marxista que tuvo Chávez Frías, al punto de haber irrumpido en casi todos los andariveles de las actividades económicas. Aquí, aún no hemos llegado a ese grado de concentración de la actividad productiva en manos del Estado Nacional.
9) Chávez logró la reelección indefenida a través de un nuevo referéndum y se da el lujo de proscribir y hasta encarcelar a sus potenciales contendientes del año 2013, En Argentina, el kirchnerismo viene de una dura derrota en las legislativas del año pasado y marchar rumbo a una nueva e inminente colisión con la opinión pública el año próximo.
10) En Venezuela, los chavistas tienen mayoría absolutas en las cámaras, donde gobiernan con discrecionalidad total. En nuestro país, los K ya son minoría en el Senado y Diputados, lo que les trae más de un dolor de cabeza y los obligará, como apuntamos, al veto permanente.
Si no podemos usar a Venezuela como parámetro del futuro derrotero kirchnerista, ¿nos queda otro modelo para posibles predicciones?
En efecto, hay que mirar hacia el congelado Sur y no hacia el caldeado Norte.
Desde la provincia de Santa Cruz llegarán las respuestas más acertadas.
Allí, tanto Néstor como Cristina no pueden siquiera pisar las calles de la capital provincial, donde Kirchner se crió, estudió, fue intendente y luego ocupó el llamado “sillón de Gregores” durante tres periodos consecutivos.
Cuando el pingüino va a Río Gallegos lo hace en forma casi clandestina y termina alojándose en el hotel de la empresaria Guati, ya que su casa de calle 25 de mayo está deshabitada desde hace tres años, cuando estallara un conflicto docente que lo alejó para siempre de su terruño natal. A pesar de los rumores de venta, nadie se atreve a ocupar la “residencia maldita”.
En Santa Cruz, durante casi dos décadas, los K establecieron todos los experimentos e ingenierías que quieren repetir con dispar éxito en Buenos Aires:
-El Congreso convertido en una escribanía.
-Una Justicia incapaz siquiera de citar a declarar a los funcionarios del Frente para
-Un periodismo obediente, ya que llegaron a clausurar con autoridades de
-Métodos disuasivos para los opositores, ya que los caceroleros que los hostigaban recibieron palos y gomazos hasta que se convencieran sobre quién manda en la provincia.
-A los docentes les mandaron centenares de gendarmes que dejaron de custodiar las fronteras para mudarse a la misma manzana de la mansión de los Kirchner durante varios meses. Luego, Daniel Varizat, ex negociador del gobierno provincial con los docentes, no tuvo mejor idea que atropellar a una veintena de maestros y empleados estatales con su camioneta 4 x 4 y los K tuiveron que dar un giro copernicano en su planteo inicial.
¿Qué enseñanza dejó el calvario de los santacruceños en los últimos veinte años?
Simple: a los K se les gana y se los derrota en las calles y luego en las urnas.
Cuando pierden el control de las arterias públicas, se desvanecen, tal cuál les pasó en la mayor cueva pingüina.
Si la oposición argentina se decidiera y algún día demostrara cierta valentía, debería replicar cada veto con cacerolazos, cada atropello con manifestaciones populares los distintos barrios de toda
El ruido de la gente en la calle trajo la victoria del campo hace casi dos años y es la llave para frenar el horror que se viene.
Es mucho menos cruento que convivir con los ejércitos de “tonton macoutes” que los K desperdigarán desde aquí hasta finales del 2011.
Marcelo López Masia